Liberado.

591 95 9
                                    

¿Alguna vez habéis experimentado el fastidio? Por lo general, aparece cuando nos topamos con circunstancias que no podemos controlar. Aun peor, dependen de otros. Cosas que no salen como esperamos a causa de negligencia y/o desidia ajena, y todo ello, porque no se preocupan ni ocupan de la manera que nosotros desearíamos. Una común sensación causada por diversos factores, y a cada cual, peor. Desgana, cansancio, aburrimiento. ¿Lo habéis sentido? Bueno...¿Quién no?

-Dime que es una broma-repuse impaciente.

-¿Te parece a ti que esté de broma?-replicó sarcástico.

-Joder...

-¿Tienes el móvil?-preguntó.

-Creo que si, espera.-rebusqué por entre mis bolsillos hasta dar con él y se lo mostré emocionado. Quizá alguien pudiera sacarnos de allí. Si, quizás...si no fuera por que estábamos en PLENO PERIODO ESCOLAR. Definitivamente, no era mi día.

-Hansol, cariño.-el me miró extrañado, seguramente por el repentino apodo, y esperó expectante mis palabras.-Todos están en clases ahora mismo.

-Lo había olvidado, joder...-susurró-¿Qué hora es?

-Pues...las 10:30-contesté.-Hasta las 12:00 no empieza el segundo descanso.

-Entonces, lo único que podemos hacer es esperar-repuso mientras tomaba asiento junto a mi; en el suelo. En fin, tampoco podíamos pedir lujos. Estábamos encerrados en los baños masculinos. Evidentemente no iba a haber comodidades. Que fastidio. ¿Es que nada me podía salir bien?

-Seungkwan...-llamó.

-¿Si?

-Pues, aprovechando que estamos aquí metidos, me gustaría preguntarte algo.

-¿El qué?

-Veras, después de todo lo que pasó en la excursión y tal...entiendo que... te gusto.

-Si mal no recuerdo, te lo dejé bien claro.-repuse indiferente. Ya no era ningún secreto.

-Eso creí entender. El caso es, que, teniendo en cuenta que nos sentimos igual...

-Hansol, déjate de rodeos.

-Sé mi novio-intervino seriamente. La proposición me pilló por sorpresa. Sin embargo, la respuesta la tenía muy clara, demasiado diría yo.

-No quiero.

-Entonces, sé mi princesa.

-Eso menos.

-Bien, entonces, sé mi razón para sonreír.-insistió.

-Eso ya lo soy, cariño.-sonrió. En realidad, él, más que estar molesto, se divertía, como si en realidad supiera que me moría por decirle si. Como si en realidad supiera que era totalmente suyo. Como si en realidad supiera las ganas por besarle que tenía. Como si en realidad ya conociese la respuesta, como si ya me conociera a mi. Como si en realidad no tuviera dudas.

-¿Qué me dices?¿Nos casamos?-preguntó divertido mientras rodeaba discretamente mi cintura.

-Para el carro. Por el momento te acepto lo de ser pareja. Para la boda tendrás que regalarme por lo menos un anillo de diecisiete quilates si quieres mi aprobación.-exigí sarcástico. Él se limitó a sonreír. Que hermosa expresión. Sin duda, mi favorita. Lo que daría por verla cada día... Me permití pensar que yo era el causante de ella. Quizá era un tanto egoísta, pero me gustaba creer que brillaba gracias a mi. Me gustaba creer que era el propietario de aquel gesto. Me gustaba creer que era dedicada a mi. Me gustaba creer que era el único con el privilegio de verla resplandecer. Me gustaría serlo. Las palabras salieron solas. De repente, no había nada más que nosotros, lo cual, en realidad, era cierto. Únicamente una mirada. Esa que me provocaba escalofríos, esa que amaba tanto. Una mirada sincera, clara, pura. No una cualquiera, la suya.

Entrelazados [Verkwan]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora