28. "¿Cómo no querer a este hombre?"

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Claudia.

Ligeros golpes sobre madera me despiertan.

Abro mis ojos, esperando ver el techo de mi habitación y arrugo mis cejas cuando me doy cuenta que no lo es. Mi cabeza palpita dolorosamente y me siento de golpe, evaluando mis alrededores.

La habitación de Artemis...

Espera... ¿Cómo...?

—¿Artemis, estas ahí? Voy a pasar.

La voz de Apolo al otro lado de la puerta me hace maldecir por lo bajo y apenas me da tiempo de tirarme por un lado de la cama y esconderme detrás de la misma. Por debajo de la cama, puedo ver los pies de Apolo en la puerta abierta.

—Qué raro, pensé que estaba aquí.

Apolo se va, cierra la puerta y yo dejo salir una bocanada de aire inmensa, poniéndome de pie. Sin embargo, el menor de los Hidalgo parece recordar algo y vuelve a abrir la puerta encontrándome ahí congelada.

Los pequeños ojos café de Apolo se abren ligeramente, su boca formando una 'O'

Me aclaro la garganta, estoy segura de que mi cabello es un desastre y que luzco recién levantada. Es obvio que dormí aquí.

—Buenos días,— le saludo con la mano, incomoda.

Apolo sale de su sorpresa, pasándose la mano por su cabello mojado, acaba de ducharse, lleva puesta una franela blanca y jeans, la toalla alrededor de su cuello.

—Buenos... días... yo...— él tose un poco, —necesitaba preguntarle algo a Artemis.

—Ah, él debe estar abajo o ya se debe haber ido al trabajo.

No tengo ni idea de que hora es pero si Apolo aún esta aquí y no en la preparatoria, eso quiere decir que es temprano.

—Entonces... iré... abajo.

—Ok.

—Ok.

Nos quedamos en silencio un momento y Apolo me da una sonrisa de boca cerrada antes de irse. Me agarro el cabello dramáticamente y caigo hacia atrás en la cama, ¿Cómo terminé aquí? Piensa, Claudia, piensa.

Salí con Gin, Jon y Miguel a celebrar mi buen día.

Luego, muchos tragos de vodka.

Luego, tequila.

Y ahí es donde mis recuerdos comienzan a ser borrosos.

Me esfuerzo por recordar todo pero cada vez que un recuerdo llega a mi, es más vergonzoso que el anterior: Artemis buscándome en su bar, trayéndome a casa. Dios, las cosas que le dije.

—¿Me merezco unas nalgadas?

—¿Quieres unas nalgadas?

—De ti, quiero todo.

La sangre se apresura a mis mejillas de inmediato.

Solo tenerte así a mi lado es suficiente para excitarme.

Me cubro la cara, gruñendo en frustración, ¿Es que me he vuelto loca?

—¿Te puedo contar un secreto?

—Seguro.

—Me encanta tu pene.

¡Por Dios santo, Claudia! ¿Cómo voy a mirar a Artemis a la cara después de haberle dicho todo eso? Aunque estuviera siendo honesta, esas eran cosas que me guardaba en lo más profundo de mi ser. Al parecer, mi profundidad solo esta a unos cuantos tragos de vodka y tequila.

A Través De Ti [Hidalgos#2] ✔️ [En librerías]Where stories live. Discover now