Capítulo 4

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Naruto


«No es un sueño»

Lentamente, saboreando cada segundo de esto, fui probando ese cuerpo que durante años perpetuó mis más sórdidas fantasías y... fue mucho mejor de lo que imaginé.

Su sabor, su olor, su textura, toda ella era perfecta. Tan perfecta como su pelo negro azulado, los ojos grises, los labios rojos; tan rojos como sus pezones luego de que se los devorara a lamidas y mordidas, y joder, podía perderme en ella, con ella y eso debía evitarlo. No podía permitir que las cosas se hicieran profundas, que lo sentimientos se involucraran.

Debía detenerlo y lo haría, juro que lo haría, pero no ahora.

Justo ahora la necesitaba.

Mi lujuria por ella había sido contenida por años y a pesar de que traté de eliminarla; solo Dios sabe de cuántas formas, fue imposible. Ella continuaba regresando a mí de alguna u otra forma y olvidarla fue algo a lo que me resigné. Estaba tatuada en mi piel y la tinta era indeleble. No hubo vuelta atrás una vez mis ojos se posaron en la tierna hermanita de mi mejor amigo.

Puse mi polla entre sus pliegues húmedos, hinchados por el reciente orgasmo y la restregué, provocando ese sonido lascivo de nuestros fluidos mezclándose y sí, probablemente debía colocarme un maldito condón antes de entrar en ella... pero no podía. Quería sentirla por completo, hacerla mía de todas las maneras posibles. Tan mía que termináramos sudorosos sobre mis sabanas azules sin saber que extremidad le pertenecía a quién.

Sus piernas me rodearon con más fuerza cuando me apreté en su coño sedoso y húmedo, sus uñas se arrastraron por mi espalda y sus labios rozaron mi cuello. Tomé su cabeza y enterré mi lengua en ella al mismo tiempo que me hundía en su cuerpo, y solo la presión inicial de sus paredes vaginales en el glande me hizo gruñir como un maldito animal en celo.

Era delicioso... incomparable.

Ah, Dios ―gimió en mi boca cuando logré entrar otro poco más, arqueándose deseosa de que fuera hasta el fondo. Deseaba poseerla, cogérmela como una bestia, sin embargo, lo que menos quería era dañarla. Ella, a pesar de todo, significaba mucho para mí―. Naruto más.

―No quiero lastimarte ―gruñí entre dientes, hundiéndome más. Mis ojos estaban cerrados concentrado únicamente en sentir. Sus uñas rastrillaron mi piel hasta clavarse en mi culo, haciendo presión para que me enterrara en ella...y lo hice.

Gemimos, ambos, al mismo tiempo.

Totalmente dentro de ella y sintiendo las palpitaciones de su carne virgen rodearme, abrí los ojos encontrándome con una imagen que jamás olvidaría. El pelo húmedo, los ojos vidriosos y oscurecidos, los dientes en el carnoso labio inferior. Mierda, mi pene palpitó. Empecé a moverme, lentamente, despacio, disfrutando cada segundo de esto. Sus gemidos y ronroneos me pedían a gritos que lo hiciera más rápido, más fuerte. Un velo de sudor cubrió mi cuerpo por la fuerza con la que contenía mis ansias, mi puto autocontrol a punto de irse a la mierda.

―Más, Naruto más ―suplicó su vocecita nublada de placer.

Aceleré mis movimientos, fascinado en ese sonido sordo de mis caderas chocando con su piel húmeda, los fluidos corporales mezclándose y salpicando mi vientre y mis muslos. Gemí, tomando sus piernas y abriéndola más, sintiendo las orejas calientes y mis testículos tensarse y palpitar con la visión de sus grandes pechos bamboleándose cuando mi polla mojada; más morena que su coño pálido, entraba y salía de la carne rosa de su interior.

Jodidamente increíble.

Hinata se arqueó, arañándome, gimiendo, casi gritando cuando retorcí su clítoris con mis dedos, bañándome más en esa esencia femenina de olor maravilloso que me tenía embriagado, drogado. Era mi puta perdición. Puse sus piernas en mis hombros y me incliné más para besarla, gimiendo como un adolescente cada vez que la cabeza de mi polla se rozaba con esa pequeña zona rugosa de su interior. Todavía sentía su sabor en mi lengua y compartirlo con ella era delicioso, lascivo y malditamente amaba eso.

BJ Kyubi - Naruhina (+18)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن