GANADOR DEL SEGUNDO LUGAR: BYAKUGAN AWARDS 2019. Historia Corta.
Cada noche a las 11; Hinata Hyuga se encierra en su solitario apartamento, toma un pequeño vibrador y ve el show sexual de BJ Kyubi (Broadcast Jockey). La tímida y dulce Hinata pasó t...
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Naruto
Supe que algo andaba mal en el momento en que la vi.
Lucía desaliñada, despeinada y sus ojos normalmente enormes y vivaces se veían cansados. Hinata, a pesar de no ser una chica que se preocupase mucho por su aspecto, parecía que ese día se había puesto lo primero que encontró; medias de diferente color, unos jeans viejos y un suéter enorme que le llegaba hasta los muslos.
Mantuve un ojo sobre ella los ratos en que me la topaba, o la buscaba; y siempre la encontraba sentada con la cabeza entre sus brazos. La gente pasaba a su alrededor y ella ni chistaba. Ese no era su comportamiento normal y a lo largo de ese día no pude quitarme de la cabeza que podría estar enferma o algo así.
Entonces recordé el vestido ligero que había usado para la sesión de fotos con aquel... imbécil paliducho, como lo llamé en mi mente.
Fue tanta la preocupación que sentía que decidí ir a su trabajo y constatar que se encontraba ahí, si así era, entonces no estaba tan mal como imaginaba. Sin embargo, solo me encontré a la chica castaña ahí sola atendiendo la larga lista de clientes para ser casi las diez.
Sí, debía transmitir en vivo esa noche, pero Hinata y su bienestar eran mucho más importantes sin importar que probablemente ella me odiase.
―El siguiente ―indicó su amiga con voz monocorde, pero al percatarse de quien era arrugó la frente y apretó los labios.
Era obvio que me odiaba.
―Hola.
― ¿Qué quieres? ―preguntó cortante.
― ¿Hinata no vino a trabajar?
―No, hoy es su día libre ¿por qué? ―Se cruzó de brazos.
Tragué saliva y levanté el brazo, donde llevaba una bolsa con medicamentos y comida para llevar.
―Me pareció ver que estaba enferma, así que pasé a ver si se sentía mejor o...
―O ir a su casa ―Completó por mí. Miré tras de mí comprobando que no había nadie más que ella y yo―. ¿Y por qué diablos irías a hacer algo así? Hinata te importa una mierda, lo dejaste muy claro antes.
―No es así.
Enarcó una ceja y sus ojos relampaguearon de furia.
― ¿No? Pues díselo a la chica que sostuve entre mis brazos mientras lloraba desconsolada una noche entera porque el tipo al que le dio su virginidad la desechó como a una puta. Semejante mierda.
Si creí que no podía sentirme más patán; me equivoqué. Recordar lo que le había hecho me dolía tanto como si me lo hubiesen hecho a mí. Fui un completo imbécil, una patada en las pelotas se quedaría corta como castigo a semejante estupidez y daño que le causé.
