Capítulo 2

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Cuando nos sentamos, empezamos a comer aunque más bien él lo hace, no me atrevo a probar bocado y cometer algún error ante estos disciplinados muchachos.

— Sebastian, déjanos solos — ordena el crío

— ¿Está seguro? — su dulce voz resuena en toda la habitación

— Sebastian, obedece ¿O acaso vas a ir en contra del contraro?

— Yes, my lord — con una última reverencia desaparece de la habitación

— Come un poco — me ofrece

— H-hai... — pruebo el trozo de pastel — delicioso, nunca probé algo así

— Jajaja — se ha vuelto a reir de mí, aunque a decir verdad del modo en que lo dije pareciera que no hubiera probado bocado en días, solo puedo bajar la mirada y sonrojarme — eres muy graciosa — hace una mueca — aún no sé tu nombre

— Ah, mi nombre es Laevatein Yui

— Entonces tu familia también es importante

— No es mi familia — bufo

— ¿No lo es? — alza una ceja con interés

— No, desde hace un año dejé de verlos y tener cualquier contacto con ellos, pero reconozco que este apellido tiene bastantes buenos usos — me recuesto en el asiento

— ¿Por ejemplo? — cruza sus manos y se inclina un poco en la mesa

— Pude colarme en aquella fiesta, aunque ahora que lo pienso no me sirvió de mucho — una gran gota de sudor cae por mi frente

— Jajaja, oye, realmente eres graciosa

— Arigato — vuelvo a avergonzarme, por mucho que haya pertenecido a aquella familia mi forma de hablar no es para nada aristocrática

— ¿Entonces dónde vives?

— Ahm... — no sé qué contestar sin que resulte patético, obviamente no vivía ni por asomo en un lugar tan perfecto como este — eso no es importante... De cualquier manera ya no puedo volver a ese lugar

— Explícate — me ordena, a pesar de que no me gusta ese tonito de superioridad contesto

— Fui a la fiesta para buscar al maldito que me robó la llave — me encojo de hombros

— Entonces, no tienes lugar donde ir

— ¡Pero puedo apañármelas sola! — me defiendo

— Soka — tararea y la vena de mi frente se hincha

— Etto... Antes dijiste algo de que tu mayordomo no es humano... ¿Qué es entonces?

Sentimientos prohibidos [Sebastian Michaelis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora