Capítulo 27

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Miré perpleja al mayordomo con los ojos llorosos, mi labio inferior temblaba. Había anhelado esas palabras por tanto tiempo.

Y ahora lo tenía ahí, delante mía declarándome sus sentimientos como un niño pequeño. Y era una sensación inigualable. Como cuando comes algo que te gusta, las dulces palabras de Sebastian llenaban mi corazón.

— ¿Estoy soñando? — pregunté con los ojos llorosos clavando mi mirada en sus pupilas

— No, todo esto es tan real como que te quiero — secó las lágrimas de mis mejillas

Le abracé fuerte, si esto fuera un sueño y él una ilusión, incluso de ese modo, no podría irse.

— Yui, cuando mi trato con Ciel termine, me veré obligado a irme de aquí, solo podemos quedarnos aquí si poseemos un contrato con un humano — me mira e intento mantener la compostura, él trata de verse bien pero puedo notar como aprieta sus manos

— ¿Y no se puede hacer nada? — digo con la voz cortada

— Si dejaras de ser humana, si te convirtiéramos en un demonio o en el peor de los casos en un shinigami, podrías venir conmigo — sus pupilas vibran un poco, como si fuera a llorar — pero es peligroso, solo el hombre que intentó que olvidara mis sentimientos puede convertirte, y no creo que esté dispuesto

— Pero, su problema conmigo es que soy humana, no creo que se niegue si lo que pretendemos es que deje de serlo ¿Verdad?

— No es tan fácil... Está prohibido trnasformar humanos en seres inmortales, si lo descubren mi castigo será insignificante con lo que pueden hacerte

— No me importa — aprieto mis dientes — no me importa... No tengo nada, no tengo a nadie — le miro con los ojos llorosos — Sebastian, estoy complétamente sola, no tengo a dónde ir, vivir en un mundo en el que no estés tú sería como no vivir ¿Entiendes?

Muchas veces había repetido esas palabras en mi mente para decírselas, no sé si me explico, a veces cuando tienes a esa persona delante y quieres decirle algo, repites esa frase en tu mente una y otra vez, te la sabes de memoria, es perfecta; pero a la hora de decirla las palabras no te salen, y luego es demasiado tarde.

No puedo dejarlo así, si no le decía lo que opinaba, luego, sé que me odiaría.

— Yui, puedes morir. No estoy dispuesto a eso, si mueres, no sé que será de mí, eres la única persona que me ha hecho sentir emociones desde que llegué a este mundo, necesito que sigas con vida — acaricia mi mejilla

— El que no arriesga no gana, si no voy contigo va a ser peor para ambos — suspiro — por favor, con tal de estar contigo, estoy dispuesta a dejar de ser humana ¿No es suficiente? No me importa arriesgarlo todo, aunque haya un 1% de posibilidades de que salga bien, creo que vale la pena intentarlo

— My lady... — murmura con ese delicioso acento británico — mañana iremos, espero que estés preparada para lo peor

— Lo estoy — comienzo a caminar hacia mi habitación — a decir verdad tengo miedo, pero de alguna manera, estoy preparada

— Intentaré protegerte, no puedo dejar que mueras — su voz es irregular, quiero mantenerme firme, pero sabiendo que puede que en unas horas muera, es imposible

— Buenas noches — abre la puerta de su habitación y el pánico me invade

— ... — me giro rápidamente y corro hacia él abrazándole

— Ey, ey ¿Qué sucede?

— Si mañana seguramente esté muerta, déjame pasar mis últimas horas contigo

No me cabe la menor duda de que estamos hechos el uno para el otro, como si pudiera leer mi mente cierra la puerta y funde sus labios en los míos y coloca mis piernas en su cintura.

Creo que por ser probáblemente mi última noche, merezco volver a sentir uno de los más inmensos y locos placeres del mundo.

— Te voy a hacer el amor las 10 horas que quedan antes de que nos vayamos, Yui

— Si es que no muero antes de placer — ambos reimos en voz baja y volvemos a besarnos

Estar entre los brazos de Sebastian, sentir su olor, su calor, sus labios. Todo eso podría hacer sentir a cualquier persona segura.

Lo tengo claro, mañana me convertiré en un ser inmortal o moriré en el intento.

Sentimientos prohibidos [Sebastian Michaelis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora