Capítulo 7

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Sebastian: Porque podría matarla

Yui: ¿Tan débil crees que soy? — me enojo y me dispongo a golpearle más fuerte

Sebastian: No creo que sea débil, soy yo, es imposible para mí pelear y no matar a mi víctima. Además sin la orden del amo...

Aprovecho que titubea un poco y le asesto un golpe en el estómago consiguiendo que retroceda.

Me quedo quieta en guardia esperando su contrataque, aunque estoy agotada.

Sebastian: Has sido... Capaz de asestarme un golpe... — se sorprende

¿Tan mal peleo? ¿De veras?

Sebastian: Estoy impresionado — me aplaude con una sonrisa, y por algún motivo no creo que sea falsa

Yui: Gracias...

Narra Sebastian

Por un momento dejé de concentrarme en sus ataques, solo veía sus labios mientras se abrian y cerraban dejando palabras en el aire.

Unas ganas terribles de saltar sobre ella se apoderaron de mí. Pero intenté retenerme. Si me dejo llevar por algún sentimiento humano podría causarle mucho daño. Ya sea enojo, amor o incluso lujuria.

Sebastian: La práctica de hoy ha terminado — necesito darme una ducha y relajarme

Yui: Hai — sin decir nada más se va corriendo y entra en la mansión

De algún modo lo agradezco ya que de ese modo no ha notado el gran bulto que comenzaba a formarse en mis pantalones.

Voy a mi habitación. Ya son las 12 de la noche y el amo debe de estar durmiendo.

Me meto en la ducha y tras unos minutos salgo, y me miro al espejo.

Sebastian: No entiendo qué le ven las mujeres a este cuerpo — toco mis marcados abdominales — muchas han intentado acostarse conmigo, pero mi cuerpo no reacciona ante ninguna

Me miro de nuevo al espejo.

Sebastian: Solo reacciona ante la única chica que parece no querer nada conmigo

Me pongo otro uniforme aunque igual que el primero.

Sebastian: Debería hacerle otro uniforme de respuesto a ella... — me doy cuenta de lo que acabo de decir — ¡Joder! ¿Por qué no puedo sacarla de mi mente?

A pesar de eso comienzo a hacerle un uniforme de repuesto, miro el maniquí que hice con sus medidas.

Esbelta, delgada, su piel tersa y lisa, un pequeño cuello, más abajo su perfecta y marcada clavícula y un poco más abajo... Sus dos perfectos pechos, son grandes aunque por suerte para mí el tamaño se disimula bajo el traje.

Sigo bajando, trazo las curvas del maniquí con mis dedos, recorro sus caderas y llego a sus delgadas y bien trabajadas piernas.

Quiero llenar de besos todas esas partes.

Cuando me doy cuenta estoy más sonrojado que nunca. Meneo la cabeza intentando serenarme y me pongo a trabajar en su traje de recambio.

Narra Yui

Me puse nerviosa, me sentí demasiado inferior y quería desaparecer de la vista de Sebastian.

Llegué a mi habitación, me duché y al salir me senté en la cama.

Yui: ¿Qué hago ahora? No quiero volver a ponerme el mismo traje después del ejercicio — meto la ropa a lavar — esperaré

Dejo mi cuerpo caer sobre la gran cama y pronto caigo en brazos de Morfeo.

Narra Sebastian

Termino de hacerlo, me dirijo a la habitación de la señorita y al ver que nadie contesta cuando llamo decido entrar y dejar las cosas sin despertarla.

Pero cuando entro la veo, está dormida en su cama con tan solo una pequeña toalla, para mi mala suerte no está bocarriba.

Pero puedo tener una gran vista de su perféctamente lisa y suave espalda. Bajo mi mirada y lo que me encuentro hace que quiera abalanzarme sobre ella.

Puedo ver el final de sus nalgas, tiene las piernas ligéramente abiertas, no demasiado, pero lo suficiente como para que mi imaginación trabaje sobre como sería saborear todo lo que esconde.

Trago saliva intentando no ponerme más nervioso de lo que estoy. Me acerco a ella y dejo el uniforme en su mesita de noche.

Luego sin pensarlo me siento al lado de su dormido cuerpo y la observo.

No sé por cuanto tiempo, tan solo quería permanecer mirándola por siempre.

Ella comienza a moverse y mi corazón salta. Por suerte tan solo se gira sin parar hacia el borde de la cama. ¡Espera! ¡Si sigue así caerá y me verá aquí!

Me apresuro, gateo por la cama y la agarro antes de que caiga, luego la atraigo hacia mí. La tumbo sobre la cama, esta vez bocarriba. La examino de nuevo y el bulto de mis pantalones se hace cada vez más grande.

Según lo recuerdo haber leido en una revista que me prestó Grell llamada “Amores ardientes” cuando alguien se encuentra enfadado con otra persona la mejor forma de volver a estar como antes es teniendo relaciones sexuales. Para liberarse del estrés.

También ponía que la mejor forma de comprobar si sientes amor por alguien es haciendolo con esa persona. 

Sentimientos prohibidos [Sebastian Michaelis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora