18.

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Son las diez de la mañana cuando despierto sobresaltada a causa de una pesadilla que no puedo describir muy bien, la sensación de pánico me pone la piel de gallina y decido levantarme a desayunar, tratando de ignorar mi corazón acelerado. Mi abuelo está en el jardín trasero y me saluda cuando le sonrío desde la ventana de la cocina, luego me avisa que mi abuela tiene un poco de fiebre y que ha decido quedarse en la cama.

Opto por hacer unas tostadas y prepararme un té, pero pongo dos tazas en una bandeja y me dispongo a subir y tomar el desayuno con Maggie; cuando entro a su dormitorio la veo sentada en la cama con un gesto de fatiga, entonces me acerco y deposito un suave beso en su mejilla antes de sentarme a su lado y pasarle una de las tazas.

—¿La fiebre es por una gripe o por haber estado mucho tiempo bajo el sol ayer? —pregunto luego de darle una mordida a mi tostada.

—No tengo otro síntoma de gripe, debe ser el sol, cariño —responde ella con calma —. Gracias por subirme el desayuno.

—No hay de qué —contesto y nos quedamos en silencio por un breve momento.

Verla así me recuerda al primer verano que pasé en la cabaña de Mary, donde la fiebre me costó un día entero de vacaciones a causa de haberme asoleado tanto el día anterior a orillas del lago; entonces pienso en Mary, en la extraña pesadilla en la que ella aparece, y en todos los mensajes sin contestar que tengo de ella en el teléfono.

—Tendremos que comprar comida hoy —digo cuando me levanto al terminar mi comida, tomando la taza de mi abuela —. No soy muy buena en la cocina —admito con una sonrisa tímida mientras ella agradece en un susurro.

—Dile a tu abuelo que te lleve a uno de los locales, porque nadie hace entregas —comenta y yo asiento antes de marcharme, con mucha información sobre tejidos y costuras que no creo que vaya a servirme en un buen tiempo.

Ron acepta mi oferta de comprar algún platillo de aquel restaurante italiano al que habíamos ido anteriormente. "Pero avísame pasadas las doce, porque hemos desayunado tarde" me dice antes de perderse en sus flores.

Ya en mi dormitorio tomo mi celular y leo los mensajes de Mary, que solo me causan más pesar, ella me cuenta cómo va su verano con detalles, incluso adjunta algunas fotos de las actividades con los invitados, y más que sentirme mal por no estar ahí, mi consciencia me regaña por no ser honesta con ella sobre lo que yo estoy haciendo.

Mary no es una santa, a pesar de tener mi edad, ha tenido muchas más experiencias de las que puedo contar, y no siento ningún rencor de ningún modo, siempre he sido la tímida amiga metida en los libros que fantasea con una historia similar. Hasta que llegué al pueblo de mis abuelos y conocí a Harry. Harry Styles, el vecino de veintisiete años que se ha colado en mi verano y ha hecho experimentar cosas que creí que experimentaría con Noah más adelante. Suspiro con pesadez mientras lo reconozco en una de las fotos: Noah abrazando a una simpática muchacha pelirroja. ¡Joder! Me siento tan confundida y tan mentirosa. Mary y yo somos mejores amigas, se supone que no nos ocultamos cosas.

Mis manos tiemblan un poco cuando decido marcar su número y escucho el primer pitido de la llamada. Estoy dispuesta a ser honesta con ella y esperar que me comprenda, incluso si una parte de mí desea que ella no conteste y yo enfríe mis pensamientos luego de ver a Harry por la tarde.

—¿Eva? —contesta con la voz ronca, como si apenas hubiera despertado. Respiro con fuerza y siento mi garganta seca antes de hablar:

—¡Santa mierda, Mary! Lamento tanto despertarte —me tropiezo con mis palabras mientras siento mi respiración un poco fuera de control —, tuve una pesadilla en la que te vi y no he parado de pensar en ti, luego la fiebre de mi abuela me recordó al primer verano que pasé contigo y ahora mismo me siento terrible, muy terrible, por estarte ocultando las cosas que me pasan. Yo... yo estoy teniendo algo con Harry, el vecino de mis abuelos del que te hablé, no he dejado de verlo como dije que lo haría ­—admito por fin. No escucho nada del otro lado de la línea y empiezo a sentir un malestar en el estómago a causa de los nervios y el miedo. Al momento en que mis palabras salen abarrotadas de mi boca no pienso en Harry, incluso si hablo de él me olvido de lo que me hizo prometer y del problema que le puedo estar creado —. Sé que es estúpido e imprudente, pero es un hombre increíble, es muy atento, es amable y no me ha forzado a hacer nada, Mary...

—¿Qué mierda, Eva? —me interrumpe —¿Siquiera te estás escuchando? ¡Es un hombre hecho y derecho! Tiene veintisiete, una casa propia, una empresa, autos, dinero y, seguramente, tiene a cualquier cantidad obscena de mujeres en la cama. ¡Por Dios! Se está aprovechando de ti, Eva —suena jodidamente enojada, y apuesto a que se ve de igual modo.

—Lo sé, lo sé, Mary, es una locura, pero... no, él no está usándome, es solo que nunca había experimentado las cosas que me hace sentir, es tan... —suspiro inconscientemente y la escucho resoplar con molestia.

—¡Santo Dios! Te has enamorado, Eva —dice con resignación antes de preguntar, buscando una confirmación —¿Te has enamorado de él?

—¡Claro que no, Mary! —Me defiendo —Tenemos muy claro que lo nuestro no tiene ni pies ni cabeza y así lo hemos mantenido. No soy una imbécil —digo, empezando a sentirme enojada por su reacción.

—No, no lo eres, solo eres una ilusa niña de dieciséis que no ha conocido nada más en la vida y piensa que lo que hace es lo correcto. No lo es, Eva. Va a aburrirse de ti y dejarte, y no te das cuenta. Así son los hombres ricos y simpáticos, abusan de su poder, de su belleza, y luego te mandan a volar.

—¿Y tú cómo sabes todo eso, Mary? ¿Acaso ya te has acostado con alguno de los socios de tu papá, de quien te enamoraste y luego te dejó? No conoces a Harry, y aparentemente, no me conoces a mí tampoco —digo con clara ira en el tono, sin sentirme mal de las cosas que puedan herirle —. Te llamé porque eres mi mejor amiga y, como yo he guardado todos tus secretos, creí que podía contar contigo, pero ya veo que estaba muy equivocada —ataco —, disfruta a tu universitario y deja de sentirte celosa de que por una vez en la vida yo soy la protagonista de una historia en el verano —suelto antes de colgar sin esperar su respuesta. La adrenalina se me esparce con velocidad por todo el cuerpo a la vez que siento lagrimas brotar en mis ojos, entonces lanzo una almohada contra la puerta mientras ahogo mis quejidos en la otra, sintiéndome estúpida y molesta.

Intento aparentar calma unas horas después cuando Ron me lleva a buscar algo de comer, pero en mi mente solo escucho las palabras de Mary y me siento cada vez más enojada, entonces me siento un poco aliviada cuando me avisa que va a comer arriba con Maggie, permitiéndome encerrarme en mi dormitorio, sin hambre, lista para desquitarme con mis almohadas de nuevo.

Son las tres menos diez cuando termino de lavar los platos y me apuro en ir a la casa de Harry, mis abuelos estaban medio adormilados escuchando algún vinilo antiguo en su reproductor, el barrio está callado y a pesar del sol, siento una nube sobre mi cabeza, ahora mi humor es depresivo, me siento apaleada por las palabras de mi mejor amiga y admito que si me quedo más tiempo en mi dormitorio voy a terminar rompiendo algo, incluso si realmente no deseo ver a nadie, una parte de mí extraña y necesita ver a Harry. Mi mente no es clara al momento en que él me abre la puerta, e inevitablemente termino envolviendo mis brazos a su cuerpo mientras sollozo con mi cara enterrada en su pecho. Lo siento un poco tenso antes de escuchar cómo cierra la puerta y envuelve sus brazos a mi anatomía.

—Hey, cariño, está bien, respira un poco —me dice acariciando mi cabello a medida que me separo, limpiando mis ojos con mis manos.

—Lo siento, lo siento tanto —digo, respirando hondo —. Yo... he peleado con mi mejor amiga y estaba tan molesta por las cosas que me dijo, pero ahora mismo me siento muy mal.

—Está bien, Evangeline —dice mirándome con tranquilidad en los ojos, tomando mi mano en una caricia suave antes de caminar conmigo hacia la sala y sentarse a mi lado en el enorme sillón. En silencio toma el control de la televisión y la enciende, programando una película romántica antes de abrazarme y susurrar en mi oído: —. Vamos a ver algunas películas estúpidas y hacer que olvides el asunto ¿sí?

Yo solo afirmo con la cabeza antes de apoyarme en su torso y perderme en la pantalla, sintiendo la comodidad de su pecho en el que apoyo mi cabeza. Y así pasamos la tarde hasta las seis, cuando me doy cuenta que debo marcharme, agradecida porque no me hace hablar del asunto para revivirlo, con los sentimientos mucho más calmados y un poco de pesar por no admitirle que la causa de la pelea ha sido la extraña relación que tenemos.

Thinking Underage [Mature Styles! au]✅Where stories live. Discover now