27.

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Siento los ojos pesados cuando los abro por la mañana tras escuchar el pitido de mi despertador, el sol se cuela por las cortinas, dejándome disfrutar el suave calor de los rayos filtrados por la ventana. Me siento al borde de la cama y suspiro, buscando la fuerza interior para levantarme e ir a desayunar.

Pronto me encuentro en la cocina, preparando un plato de cereal mientras navego por las redes sociales, mirando las fotos que mis amigos y conocidos publican en sus paradisíacos paisajes vacacionales, me deslizo por la aplicación hasta que me obligan a detenerme unos ojos verdes: Harry Styles es una sugerencia de amistad que brota de entre tantos amigos que podría o no agregar. Intento ignorarlo, pero termino entrando a su perfil para echar ojo de las fotos que pueda encontrar.

No hay muchas.

Harry vestido de blanco con un campo de golf a sus espaldas. Sonríe amablemente mientras sujeta una pequeña pelota blanca entre sus dedos.

Harry vestido de traje, con una mujer muy parecida a él a su lado, atrás se dibuja un salón de eventos muy elegante. Ambos se miran con adoración mientras intentan verse serios para la foto.

Harry con una camisa y un pantalón casual, en tonos grises, no sonríe, a sus espaldas distingo un edificio muy alto y se me dificulta un poco leer el nombre de la empresa, cuyas letras se ven diminutas dada la lejanía de la cámara al letrero. "Styles & Company Inversions", resuelvo segundos después.

No hay más.

Tampoco tiene muchas publicaciones disponibles, la mayoría de ellas son relacionadas a la bolsa de New York y sobre eventos de golf.

En algún punto me siento sonreír por no encontrar ninguna foto con alguna despampanante mujer que lo mire con adoración. Sin embargo, segundos después de pensar en eso, me regaño por andarme con estupideces. Entonces cierro la aplicación y me concentro en mi comida.

Mis abuelos están cargando la camioneta con las rosas del pequeño invernadero, hay más de una docena de florecillas rojas y amarillas que adornan la acera mientras Margaret se toma su tiempo acomodando todo en la parte trasera. Ron se da cuenta de mi presencia y me saluda con un beso en la mejilla, entonces ambos nos quedamos a mirar a mi abuela, quien sigue metidísima en su actividad florística.

Me es imposible no mirar a la casa de enfrente, buscar entre las sombras de las ventanas algún movimiento que me indique que Harry está ahí y que puedo aprovechar la ausencia de mis abuelos para cruzar la calle y hacerle una visita. Pero no veo nada. Y vuelvo a regañarme por hacerme ideas estúpidas.

Ron y Maggy suben a la camioneta y se despiden sonrientes, avisándome que hay comida para calentar en el horno. Les sonrío de vuelta y me dispongo a encerrarme miserablemente cuando los veo desaparecer al girar la esquina. La puerta de casa está a escasos centímetros cuando escucho una voz masculina pronunciar mi nombre completo, provocando que se me erice la piel. Volteo lentamente y distingo a Harry en su auto, parqueado en la acera de mis abuelos, mirándome con el gesto muy serio.

–¿Sí, Harry? —digo sin moverme ni un poquito de donde estoy parada.

—¿Están tus abuelos? —pregunta.

—No —contesto, intentando sonar cortante —. Se han ido hace poco. A la feria a vender sus rosas.

—Ya veo —dice él, y entonces baja del auto y se acerca con pasos firmes. Mi corazón late a una velocidad extraordinaria y siento el impulso de lanzarme a sus brazos, sin embargo me mantengo firme, intentando enterrar mis pies en la acera para no moverme ni un centímetro en búsqueda de cercanía con Harry.

—No podré tomar tu oferta de aprender a conducir hoy, Harry —digo cuando lo tengo en frente. Él me mira muy molesto, sin embargo asiente.

—Está bien, Evangeline, no era por eso que venía. Tenía un asunto con Margaret, pero me alegra haberte encontrado. El rojo te sienta bien —comenta, y yo sonrío suavemente.

Thinking Underage [Mature Styles! au]✅Where stories live. Discover now