19.

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Cuando pienso en el día anterior me siento confundida, en mi teléfono tengo unos cuantos mensajes de Noah, quien me pide que le explique por qué Mary estuvo tan molesta toda la tarde y luego me anima a que arreglemos las cosas, pues se ha enterado de nuestra discusión, pero no sabe el motivo. También tengo un mensaje de Harry, quien admite haber disfrutado la primera película, pero hace una crítica al guion predecible de la segunda.

El desayuno es veloz cuando mis abuelos deciden que es un buen día para limpiar, con todas las de la ley, la casa, entonces me cambio por algo cómodo y me encargo de mover los muebles pues ellos, claramente, no pueden con tanta facilidad. Nos toma un poco más de cuatro horas y, cuando terminamos, me siento exhausta y mugrienta, así que opto por una ducha incluso antes de almorzar; sin embargo, luego de descansar por más de cuarenta minutos antes de que el almuerzo esté listo, sigo cansada después de comer y mi cuerpo pide a gritos una siesta.

Gruño con irritación cuando escucho el sonido de mi teléfono luego de lo que se sentían apenas quince minutos de haber cerrado los ojos: el reloj en la pantalla indica que son las cuatro y cuarto y tengo muchos mensajes de Harry, además de una tonelada de llamadas perdidas. Siento mi corazón detenerse y pienso en la mejor manera para desaparecer del universo, no siento miedo, porque sé que Harry no es un psicópata torturador, solo siento un poco de culpa por no haber programado el despertador o haberle enviado un mensaje.

Pretendo contestar la llamada entrante, escucho que tocan a mi puerta, entonces pongo el teléfono en silencio antes de ver a mi abuela entrar mientras me siento acomodando mi cabello.

—¿Cariño, puedes ayudarme con unas cosas en el patio, por favor? —pide con ternura, yo asiento y me levanto, siguiéndola por el pasillo hasta la cocina y, finalmente, el patio, donde señala varios plantines de rosas que quiere mover hasta el pequeño invernadero que tienen. No mide mucho y es bastante bajito, por lo que ni lo había notado desde la ventana de la cocina —Disculpa que te moleste tanto, pero tu abuelo quedó exhausto por la limpieza y si dejo las plantas bajo el sol, mañana estarán muertas —dice, disculpándose —, y yo no puedo sola.

—No es molestia, abuela —le digo justo cuando termino de acomodar las plantas que he podido tomar. No hay muchas, pero no son menos de cincuenta. Al terminar sonrío triunfante y orgullosa, a pesar de su jubilación, mis abuelos no se han sentado a ver cómo se les pasa la vida, y aquello me reconforta.

Tras servirme un vaso de agua, camino hasta la sala donde, olvidando completamente mi celular, enciendo la televisión y me dejo llevar rápidamente con una película cuya trama me hace pensar en Noah, en la muchacha pelirroja con la que está pasando sus vacaciones y sobre un sentimiento de aceptación y alegría por él. Ya no me incomoda, mucho menos me duele o confunde. Él está en lo suyo y yo en lo mío.

Harry.

¡Harry!

Doy un brinco del sillón y corro hasta mi dormitorio cuando recuerdo mi celular silenciado y la cantidad de llamadas y mensajes suyos sin contestar.

Son las cinco y media, no tiene caso intentar salir y tratar de hablar con él personalmente, mi abuelo está ahora en la sala, acomodando obsesivamente los libros que he desempolvado más temprano y Maggie, en la cocina, me avisa que la cena no va a demorar.

Decido escribirle un mensaje muy largo, explicando la situación sin el detalle de mi mala memoria: "hemos limpiado la casa durante la mañana y he ayudado en el jardín luego del almuerzo", le hago saber, incluyendo varias disculpas por haber dejado el celular sin atender durante todo el día.

"Evangeline, estoy molesto, sí, pero no puedo culparte, es muy amable de tu parte dedicarte tanto a tus abuelos, deseo verte mañana, no me hagas esperar de más. H"

Thinking Underage [Mature Styles! au]✅Where stories live. Discover now