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Angeline

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Angeline

Tal y como lo indicó Umbridge después de la cena, tendría mi castigo. Y volver entrar a su oficina, verme rodeada de tanto rosa me hace creer que estoy viviendo dentro de un algodón de azúcar, me considero fan del dulce, pero esto es demasiado.

La ahora directora está sentada pulcramente detrás de ese escritorio, bebiendo algo de té en una taza de porcelana blanca, al verme me invita a tomar asiento frente a ella, señalando una pequeña silla de tapiz roja. A veces creo que sus mejillas explotaran de tanta fuerza una sonrisa.

— ¿Té?

Negue con la cabeza sin tomar asiento, no estaba muy contenta de pasar mi primer San Valentín en su oficina y mucho menos en un castigo.

Umbridge hizo una mueca con los labios, mostrando su indignación al rechazar sus "odiosas" tazas de té y con una delicadeza exagerada hecho la silla hacía atrás, levantándose de esta alisando de nuevo su falsa rosada, acomodo su saco que colgaba en sus hombros y me miro detenidamente durante largos segundos de silencio.

— Debo decir que no me sorprende verla aquí, señorita Edevane. — hablo por fin. — no solo he notado su falta de buenos modales, o su arrogancia, sino que también su falta de conocimiento—La mire con los ojos entrecerrados, sin comprender nada de a que se refería— Sus notas...no son las más altas ¿verdad?

— Tampoco son de las peores — me excuse.

— ¡Vaya forma de conformarse! — sus hombros se movieron un poco hacía arriba en señal de una risa fingida. — He visto su mal desempeño, sobre todo en pociones, creí que, por ser su hermano, usted y el joven Alarick dominarían la materia.

— Solo he tenido pequeños inconvenientes. Nada grave... además, Alarick siempre ha sido el cerebro y yo...

— Y usted una mal criada, arrogante, testaruda e impertinente —su sonrisa crecía conforme gozaba de decirme todos esos insultos.

— Oiga ¿Qué carajos...?

Una fuerza descomunal me golpeó por el frente, termine sentada en la silla que antes Umbridge me había ofrecido ¿Esta loca que le pasa? Odiaba ver su sonrisa de satisfacción, pudiera usar los hechizos que he aprendido con Potter pero en esta ocasión yo perdería, no porque fuera buena o mala realizándolo, sino porque yo solo soy una estudiante más en la oficina de la directora.

Tras verme sentada y sin intención de agregar algo más, Umbridge caminaba recta y con la frente en alto.

—Sabe que los T.I.M.O.S se acercan, ¿verdad? Podría ganar puntos si se une a la brigada.

— ¿Qué? ¿Esa secta diabólica que marcha a su paso? — fue imposible retener una carcajada, Umbridge por supuesto no le pareció.

— Su hermano fue muy listo, por algo se inscribió.

𝐓Ú 𝐌𝐄 𝐇𝐀𝐂𝐄𝐒 𝐕𝐀𝐋𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora