Capítulo 3

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22:37.

Mi estómago empezó a rugir.

- Eh... Tess, mi vida, tienes un pequeño león rugiendo en tu barriga. - Rió Diana.
- Pues tú tienes a la camada entera. - Dije justo después, ya que a ella le empezaron también a rugir las tripas.
- ¿Te apetece que vayamos a algún sitio? - Se sentó en el sofá como un indio y empezó a hacer zapping en los canales.
- No, por Dios, ¡estoy muerta!

Desde que llegamos habíamos tenido que ordenar todas las cajas que habían en mi cuarto, y justo cuando terminamos, el portero llegó con mis maletas, lo que significaba más cosas que guardar.

- Pues a mí no me apetece cocinar. - Se encogió de hombros. - ¿Pedimos comida china?
- Naah, mejor una pizza. - Dije cogiendo el teléfono.

Hicimos nuestros pedidos y nos tumbamos nuevamente en el sofá.

23:49.

- Oye, yo ya me voy. - Bostezó. - Mañana tengo el aniversario de mis padres. - Dijo dándome un beso en la mejilla y cerrando la puerta del piso.

Apagué la televisión y me fui a mi dormitorio, había sido un día muy largo y estaba agotada.

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11:43.

Todas las persinas estaban bajadas y la casa a oscuras.

Aún con el pijama puesto me dirigí al salón, cuando ví un hombre tumbado en el sofá.

Agarré un paraguas y me avalancé sobre él.

- ¡Maldito hijo de puta! - Grité golpeándole. - ¡Sal de mi puta casa maldito cabrón!
- ¡Soy yo Tess! ¡Joder deja de darme!

Christopher me apartó de encima suya y se levantó del sofá.

- ¿¡Pero qué coño haces!?
- ¡La pregunta es qué haces tú durmiendo en el puto sofá a las... - Miré el reloj de mi muñeca. - ... a las doce menos cuarto de la mañana!

Suspiró profundamente y se llevó las manos a la cabeza.

- OK. Muy bien, ahora, ¿te importa dejarme dormir? Tengo una maldita resaca. - Dijo volviéndose a tumbar en el sofá.

Rodé los ojos y subí las persianas.

- ¿¡Pero a ti qué mierda te pasa!?
- ¿Qué? ¿No puedo estar en el salón desayunando y viendo la tele?
- Esta era MI casa antes. - Gruñó.
- Tú lo has dicho. ANTES. ¡Así que si quieres dormir lárgate a tu habitación!
- ¡Esto no quedará así Tess Daisy O'Donnell!
- Sí, claro. ¡Yo también me alegro de verte, y mi segundo nombre es Debby,D-E-B-B-Y!

Cogí un cuenco de cereales y me puse a ver la tele.

Sonó Payphone, de Maroon 5.

Cogí mi móvil.

- ¿Sí?
- Hola, Tess. ¿Cómo va todo con Chris?
- Hola tío, todo genial. - Mentí.
- Bien, me alegra oir eso. Helen y yo habíamos pensado que podríamos comer juntos, los cuatro.
- Ah, sí, claro. Suena bien. - Sonreí.
- ¿Qué preferís, hoy o mañana?
- Hoy. - Dije sin pensarlo.
- Bueno, pues en vuestra casa a las dos y media.
- Genial, hasta luego tío.

Colgué el móvil.

Pobre Christopher, con resaca y comida familiar. Reí y me encogí de hombros.

Eso por no ayudarme con el equipaje. - Pensé.

13:40.

Me metí en la ducha y dejé que el agua tibia recorriera mi cuerpo. Cuando me enjaboné y aclaré salí del baño envuelta en una toalla.

Mi tío era un hombre muy formal, y su mujer más, por lo que tenía que ponerme algo decente. Opté por unos pantalones cortos de talle alto blancos con una blusa sin mangas con un estampado floral.

Volví al baño para maquillarme y recogerme el pelo en una trenza francesa.

14:03.

Cogí una olla y un cazo de la cocina y entré en la habitación de Christopher.

BOOOM BOOOOM BOOOM

- ¡Hija de la gran puta!

No pude evitar una carcajada.

- Oh, ¡encima de que vine a avisarte! - Me hice la ofendida.
- ¿A avisarme de que iba a convivir con una loca de las ollas?
- Já. Muy gracioso.
- ¡Lárgate de mi cuarto!
- Naah, prefiero quedarme para ver la cara que se te queda cuando te diga que...
- ¿¡Qué!? - Preguntó con impaciencia.
- Que tu padre y Helen vienen en media hora para comer. - Hice una mueca.

A mi "primo" se le descompuso la cara.

- ¡No mames! - Gritó metiéndose en su baño.
- ¡Yo voy encargando la comida al restaurante de abajo! - Grité mientras marcaba el número en mi móvil.


¿Con derecho a NO enamorarse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora