Capítulo 10: Una invitación inimaginable

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– Debemos regresar al desfile – dije en voz baja.

– ¿Siempre eres así de responsable? – replicó en tono serio.

Incluso más.

– Escapémonos, te aseguro que nadie se dará cuenta.

– Ni pensarlo, es la gran noche de tu hermana.

– Podrá perdonarme.

– ¿Siempre eres así de terco?

– Incluso más.

– En serio debemos regresar, para mi es trabajo y mi jefe está aquí – insistí poniendo mis manos en su pecho obligándolo a separarse, aunque sentí un hueco enorme cuando finalmente salió de mí.

Está bien, tú ganas esta vez – dijo entregándome mi ropa interior.

Nos arreglamos las ropas en silencio y le dije que yo saldría primero, no estuvo muy de acuerdo, pero aceptó, no entendía porque era tan descarado. Abrí la puerta y me asomé sigilosamente, me dispuse a salir de ahí y Christian me dio una cariñosa nalgada que me hizo sonrojar, no quise voltear a verlo porque seguro aceptaría escaparme con él y tenía que recordar que estaba en horas de trabajo. Me fui directo al baño a retocarme el maquillaje y ponerme perfume, una amplia sonrisa había en mis labios, él había dicho mi nombre y yo el suyo, no había más reglas y eso me entusiasmo sobre manera, aunque en realidad no sabía que pasaría de ahora en adelante.

Llegué al salón y ocupé mi lugar, pocos minutos después llegó Christian muy sonriente y se sentó al lado de Leila, ella se recargó en su hombro, eso no me agradó mucho, esos dos tenían algo, era demasiada la confianza que se tenían y el acercamiento, además llegó con ella a un evento familiar, uno no lleva a cualquier persona a convivir con la familia, ahí entendí que no debía emocionarme más de la cuenta y si seguíamos teniendo algo él y yo, sería oculto, sin que nadie lo supiera.

El desfile terminó y Mia nos agradeció a Kate y a mí, nos pusimos de pie y todos nos brindaron un fuerte aplauso, Christian hasta se puso de pie muy entusiasmado. Scott estaba sumamente orgulloso aplaudiendo también. Empezó la fiesta y todo mundo se dirigió a la mesa de los bocadillos.

– ¿Dónde estabas Ana? – preguntó inquisidoramente Kate.

– Fui a ver a las modelos.

– Que raro, yo fui allá y no te vi.

– Es que también fui al baño.

– Ah, vale – respondió no muy convencida.

Moví la cabeza negativamente cuando la vi ir a saludar a un chico que la miraba, yo me acerqué a la mesa y busqué algún bocadillo que no estuviera mezclado, pero como no encontré ninguno tomé un pedazo de queso y le di una pequeña mordida.

– Uf, no hagas eso en mi presencia... me trae muy gratos recuerdos – dijo Christian detrás de mí y casi me atraganto, tomé una copa y bebí.

Quieres provocarme un infarto, ¿verdad? – exclamé dándome la vuelta para encararlo.

Tú también a mí, no tienes idea de lo sensual que te ves comiendo.

– Estás loco – dije mirando hacia el techo.

Puede ser, pero, ¿no te fascina? – exclamó guiñándome un ojo.

Pero, ¿ustedes se conocen? – dijo de pronto Mia parándose frente a nosotros y no supe que decirle, entré en pánico al pensar que hubiera escuchado el comentario de Christian, pero pensé que no tendría esa sonrisa en el rostro.

Ardiente TentaciónWhere stories live. Discover now