Capítulo 8: Y ahora, ¿Que está pasando?

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Jack regresó y se sentó frente a mí, me entregó todos los papeles que debía firmar y volvió a llegarle otro mensaje a su celular, al ver la expresión de alegría de su rostro decidí arruinarle sus planes, ya sea que fueran con Anastasia o con la "princesa".

¿Qué te parece si vamos a cenar esta noche?, para celebrar el cierre del negocio.

– Claro, me parece estupendo – aceptó de inmediato.

– Acaban de inaugurar un restaurante de comida italiana en el centro, ¿qué tal si nos vemos ahí a las ocho?

– Genial.

– Puedes llevar a tu novia si gustas, yo iré con una amiga.

–Me gusta la idea, de acuerdo, entonces nos vemos en la noche – me tendió su mano.

– Un placer hacer negocios contigo, Christian.

– Ya lo creo – respondí estrechándosela con una sonrisa sarcástica.

En cuanto salí de ahí le llamé a Leila, había encontrado la forma de devolverle el golpe a Anastasia, le iba a mostrar lo que yo sentí cuando la vi con su noviecito y mi mejor amiga me ayudaría con eso.

Hola baby, ¿cómo estás? – respondió entusiasta como siempre.

– Bien niña, ¿y tú?

– También, ¿a qué debo el honor de tu llamada?

– Quiero invitarte a una cena de negocios que tendré hoy.

– Genial, ¿alguno de los invitados está soltero y disponible?

– Temo decirte que no, pero, aun así, ¿puedes ponerte muy bonita?, por favor, uno nunca sabe con quién se pueda topar en un restaurante.

– ¿De casualidad hay alguna razón oculta para que quieras que me arregle con esmero?

– No, por supuesto que no, sólo iremos a cenar con un corredor de bolsa y su novia.

– Vale, ¿a qué hora pasas por mí?

– A las 7:30, puntual, ¿eh?, sabes que no me gusta esperar.

– Sí mi general, a esa hora estaré lista y guapísima, claro que eso no me costara ningún trabajo, jajaja.

– Ay niña, te veo más tarde, te mando mensaje cuando esté afuera de tu edificio.

– Vale, besos.

Dentro de mí había cierto entusiasmo por la posibilidad de ver a Anastasia esa noche, sobre todo por ver la expresión de su rostro cuando supiera que conocía a Jack y la que haría al verme con Leila, quería comprobar si yo le importaba, aunque fuera un poco, para así tomar una decisión sobre lo que haría más adelante.

Pasé por Leila y se veía realmente bien, debía reconocer que mi amiga era muy guapa y cuando se arreglaba minuciosamente estaba mucho mejor. En el trayecto al restaurante me estuvo hablando sobre su día, había llegado un nuevo profesor a su escuela y al parecer había surgido un clic entre ellos. Llegamos al lugar y aún no estaba Jack, así que pedí una mesa cercana a la puerta para que me localizara fácilmente, mi corazón empezó a latir más aprisa por la esperanza de verla, pero el entusiasmo me duró poco cuando vi que Jack entraba solo.

– Buenas noches, disculpen el retraso, me entretuve en la oficina.

– No te preocupes, diez minutos no es nada, te presento a Leila, mi mejor amiga, él es Jack, mi corredor de bolsa.

Ardiente TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora