Capítulo 13: Rebasando límites

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¿Leila? – exclamé mirándola desconcertada – ¿qué hacías en mi cuarto?

– Ay Ana, me asustaste, es que esa habitación es la que ocupo normalmente y como soy muy sensible para la luz, necesito dormir con antifaz y entré por el que siempre guardo en el cajón de la mesita de noche – aclaró y me lo enseñó – toqué la puerta y como nadie me contestó entré, pensé que Jack y tú habían salido a dar un paseo nocturno – agregó con una sonrisa pícara.

– ¿Jack no está en la recámara? – pregunté sorprendida.

No, no hay nadie, ¿dónde estabas tú?

– Bajé a la cocina a tomarme una pastilla para el dolor de cabeza.

– Ah vale, buenas noches, que descanses, no, mejor diviértete – dijo de lo más divertida y vi como entraba a la habitación de enfrente.

Entré a la mía y en efecto Jack no estaba en la cama, el pánico volvió a inundarme y mi corazón se aceleró al pensar en la posibilidad de que se hubiera dado cuenta de lo que yo estaba haciendo. Iba a tomar mi móvil para llamarlo cuando vi que salió del baño y al verme parada en mitad de la recámara se asustó y soltó su móvil que cayó sobre la alfombra, de inmediato se agachó para levantarlo.

Ana, te tardaste una eternidad – dijo nervioso y dejó el aparato sobre la mesa de noche y se sentó en la cama.

– Salí a tomar el aire para ver si me sentía mejor.

– ¿Y funcionó? – preguntó mientras se acostaba dándome la espalda.

Sí, ya estoy bien.

– Hasta mañana, cariño, que descanses.

– Hasta mañana, Jack.

Me acosté a su lado en la orilla de la cama y apagué la luz, no pude evitar sentirme mal por lo que había hecho con Christian mientras mi novio estaba bajo el mismo techo, pero tampoco pude evitar sentir incertidumbre por la actitud de éste, ¿qué hacía hablando por teléfono en el baño?, si el reloj de la mesa de noche marcaba poco más de la una de la mañana.

Aún no despertaba por completo cuando sentí como acariciaban mi brazo y subían la manga del pijama para deslizar sus dedos en mi hombro y moverlos en círculos, después bajaron por mi espalda y metieron la mano por debajo de la tela para acariciar mi cintura mientras sentía como pegaba su cuerpo al mío. Abrí los ojos al sentir que su mano bajaba más allá de la cintura y volteé para encararlo.

Christian, ¿qué rayos haces aquí? – exclamé atemorizada levantándome de la cama.

Comprobando si eras capaz de cumplir con tu promesa – respondió en tono serio acostándose de lado y poniendo su cabeza sobre su mano cerrada.

Estás loco, ¿cómo entras así nada más?, Jack puede estar en el baño.

– No te preocupes por él, salió a correr hace quince minutos.

De todas maneras, vete, Leila sí está en la casa.

– Esa niña no se despierta antes de las once y apenas son las nueve de la mañana – dijo hincándose en la cama.

– Por favor, Christian, no me hagas las cosas más difíciles.

– ¿A ti?, ¿difíciles?, ¿y yo cómo califico que no tienes voluntad para impedir que él te acaricie? – exclamó acercándose a mí que seguía de pie cerca de la cama.

Ardiente TentaciónTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang