Capítulo 22: Epílogo Segunda parte

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Abrí los ojos y Anastasia no estaba a mi lado, miré el reloj de la mesa de noche y marcaba las 8:35 de la mañana, era muy temprano para que se hubiera levantado en sábado, lo más extraño fue que no me despertó como acostumbra. Estaba a punto de levantarme cuando escuché que abría la puerta de la habitación y me hice el dormido. Sentí que se sentó a mi lado y acarició mi frente, después me dio un suave beso en los labios.

– Feliz cumpleaños, mi amor, el desayuno está listo – susurró en mi oído.

– ¿Te levantaste temprano sólo para prepararme el desayunó? – pregunté abriendo los ojos finalmente.

Claro, es tu cumpleaños y me toca consentirte – respondió acariciando mi nariz con la suya.

¿Y qué preparaste?

– Jugo, fruta y pancakes.

– Rico, pero a mí se me antoja otra cosa – dije acariciándole la mejilla.

¿Ah sí?, ¿puedo saber que se te antoja?

– Algo más jugoso, dulce y delicioso – respondí tomándola de la cintura para subirla en mí y después me di una vuelta para quedar encima de ella – tú te me antojas.

– Eres un goloso, ¿lo sabes? – exclamó con una risita.

– Sí y tú eres mi golosina favorita.

Nos besamos apasionadamente mientras mis manos acariciaban sus senos por encima del pequeño camisón que traía puesto y frotaba mi sexo contra el suyo, deslicé mi boca por su mentón y luego me comí su cuello, deleitándome con su sabor y sus gemidos. Sentí como sus manos bajaban mi bóxer y yo hice lo mismo con su bikini. Froté su triángulo con mi miembro en tanto subía el camisón para disfrutar de sus senos, Anastasia se levantó para quitárselo y después me acarició la espalda al tiempo que nos besábamos nuevamente.

Entré en ella y se arqueó al sentirme, enterró sus uñas en mi espalda y yo lancé un quejido al sentirlas, comencé a moverme lentamente en tanto la miraba, ella me sonrió y acarició mis mejillas, enmarañó mi cabello y yo sonreí siguiendo con mis embestidas, sus manos bajaron a mis nalgas para impulsarme a profundizar más.

Te amo Christian– exclamó entre gemidos.

– Yo te amo a ti Ana– respondí con la voz entre cortada.

Sigue amándome Christian... así... como me gusta.

– ¿De verdad te gusta, Ana?

– Me encanta ... hazme tuya... no pares.

Eres mía... sólo mía, Ama– aseguré sobre sus labios.

Sí, sólo tuya... más Christian, más.

Aceleré la velocidad de mis movimientos, nos besamos una vez más, sincronizando los movimientos de nuestras lenguas y nuestros sexos, segundos después rompimos el beso y Anastasia hizo su cabeza hacia atrás, apretaba los músculos de su centro generando un roce más supremo con mi miembro, gemíamos sin parar, puse mi frente sobre la suya y me moví más rápido en tanto ella seguía empujando mis nalgas y gritamos al mismo tiempo a causa de alcanzar el orgasmo juntos.

Me dejé caer sobre su cuerpo, mientras nuestras respiraciones volvían a su ritmo, ella me acarició la cabeza y después me enderecé ligeramente para probar sus labios una vez más, luego de unos minutos nos separamos para tomar aire y finalmente salí de ella y me acosté a su lado. Tomó la charola que había dejado en la mesa de noche y yo me cubrí con la colcha para que la pusiera encima.

Ardiente TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora