🌻 Capítulo 36🌻 (Editado)

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Esmeralda cubrió la grieta con papel para no recibir más notas.

Ha pasado un mes desde aquella lastimosa conversación entre Justin y Esmeralda, ella no ha vuelto a escribirle, pero sin embargo; el extraña hablar con ella. No hay un día que no se siente  en el piso a tocar su guitarra y esperar que ella abra ese agujero que los unió.

Ella a veces escucha la guitarra, a veces se coloca los auriculares para ignorar el sonido y otras veces se va a trotar, para no estar cerca de él.

Esmeralda se prepara para la fiesta a la cual fue invitada junto a su novio Rodrigo. Se lavó el pelo, lo onduló de la mitad hasta la punta,  se colocó unos jeens azules, con unos converse rojos y un suéter rojo con rosas blancas. Una ropa no muy adecuada para Ese tipo de ropa.  Se echa un poco del perfume y sale corriendo al encuentro con su novio.

Él está junto a su coche mientras fuma, esperando por ella

—¿Irás así? —pregunta Rodrigo repasando su atuendo.

-Si, así mismo —dice y rodea el auto.

El camino es silencioso hasta llegar al lugar de la fiesta donde la música retumba los alrededores. Ellos entran al igual que otros que recién llegan. Hay alcohol, cigarros, muchos chicos, chicas algo sexys y nada de adultos de 30 años en adelante.  Los típicos vasos rojos desperdigados por todo el suelo.

Después de media hora de baile, Rodrigo invita a Esmeralda a unos de los baños de la casa, en donde la convence de tener sexo, hasta quitarle su virginidad. Ella después de dudar, acepta, él besa su cuello, acaricia todo su cuerpo, la hace arrodillarse frente a él y no a rezar y después de hundirse dentro de ella y sentirse sastifecho, la despacha del baño

Esmeralda

Después de tener relaciones con Rodrigo me siento mal, y no de salud, no se que hice, estoy muy arrepentida. A partes me trató como una cualquiera  Estoy aqui en medio de la fiesta y lo que mas anhelo es irme, veo que todos me miran como si supieran que pasó hace minutos. Me siento avergonzada Quiero salir corriendo, pero sería más sospechoso. Odio que me miren mucho, como si de burlaran o me tuvieran pena.

El sonido de un micrófono siendo golpeado llama mi atención y la de los demás.

—Hoy es el gran día de premiar a los que estaban en la gran apuesta de éste año escolar —dice una chica con el pelo verde.

—Vamos a ver quien ganó la apuesta -dice una chica con el micrófono en mano,  creo que se llama Beatriz.

Todos gritan de emoción, menos yo. Veo a dos chicos y Rodrigo pasar adelante, y aun sigo sin entender.

La chica después de leer unas notas en su mente descalifica a los dos chicos, todos aplauden y me miran a mi. Aun sigo sin entender. ¿Por qué soy tan estúpida? Nunca entiendo nada. Rodrigo sonríe con malicia y mete sus manos en sus bolsillos mientras se balance sobre sus talones.

—Al parecer el único en enamorar a una fea, ilusionarla, quitarle su virginidad y hasta hacerle creer que todo era cierto fue Rodrigo, hizo todo al pie de la letra,  así que él es el ganador —chilla la chica y todos aplauden y abuchean.

Siento como todo dentro de mi se rompe, todos me miran y se burlan de mi, no puedo ver muy bien por las lágrimas que se posan en mis ojos amenazando salir. Empujo a todos y salgo corriendo, todo está lleno de vehículos, lo único que quiero es llegar a mi casa y llorar.

Tomo fuerzas y entro de nuevo a la fiesta, me acerco a Rodrigo, le doy una bofetada y luego en su entrepiernas y salgo disparada. Santiago el chico que conocí en la clase de artes, me detiene por mi codo mirándome apenado, le doy un pizon y me Sigo mi camino sin mirar atrás,  mi casa queda a media hora caminando, pero no me importa, lo único que quiero es desaparecer. Estar lejos de todo y todos.

Camino casi 10 minutos y lo pienso infinitas veces para seguir una carretera oscura,  camino con temor. A lo lejos puedo ver dos tipos esperando por mi, no se si retroceder, gritar o pedirle a mis padrinos mágicos una navaja para apuñalarme. Él ruido de una moto detrás de mi me asusta, quedo en chock parada, sin saber que hacer.

Mis piernas están como gelatinas, este es mi fin, no puedo ni siquiera caminar y gritar mucho menos. Tomo la medalla que mi papá me regaló cuando nací y la aprieto en mis manos.  Cierro los ojos y suspiro.

—Padre, no me desampares —empiezo a caminar ignorando al de la moto

HolisS babys.
Espero que les esté gustando la historia y que la compartan Muchas gracias.
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