Capítulo 7

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"Una retirada a tiempo es una victoria". Napoleón Bonaparte (Emperador. Militar y estadista francés).


     Claudia corrió enfurecida consigo misma, sin comprender por qué había tenido que sucumbir al encanto de Quinto. Con sus falsas palabras solo pretendía distraerla para que volviera a caer en sus malditos brazos. Lo odiaba y se odiaba a sí misma por acabar con la poca dignidad que le quedaba. Una relación con él era imposible ¡Estaba casado! Al final ella terminaría arrastrándose por el fango como una cualquiera porque siempre sería la otra.

     Los entrenadores que esperaban fuera a que el tribuno hablara con la joven, vieron como Claudia pasaba corriendo por delante de ellos sin percatarse siquiera de que estaban allí. Ambos hombres se miraron seriamente y Prisco dijo:

—Vamos, terminemos de una vez con esto.

Cuando llegaron a la sala donde estaba el tribuno, el soldado les estaba esperando.

—Siéntense, debo hablar con ustedes.

—¿Ha sido satisfactorio el encuentro señor? —preguntó uno de los lanistas.

     Quinto que les miraba de frente, contestó mortalmente serio:

—Claudia parece no comprender nada, cree que hice algo que en realidad no sucedió, pero eso no va a cambiar el propósito que traigo. Aquí tienen la orden del César otorgándome la autorización para hacerme cargo de ella —manifestó Quinto presentándoles encima de la mesa el documento que acreditaba la facultad para poder comprarla— por supuesto, les será retribuida toda la inversión que hicieron durante estos últimos años así como los posibles beneficios que creen que pudieran conseguir con sus combates ¿Creen que cincuenta mil denarios podrían bastar? —preguntó Quinto sacando una bolsa de tela, colocando el dinero encima de la mesa.

—¡Parece que no nos queda otra opción! —aseveró Prisco enfadado.

Vero abrió la bolsa y derramó su contenido encima de la madera.

—¡Esto es una verdadera fortuna! ¿De verdad está seguro de que esto es lo que desea?... —preguntó asombrado el lanista.

—Claudia vale para mí eso y más. No permitiré que siga siendo una esclava y que se juegue la vida cada día... —dijo Quinto mirándoles seriamente.

—Con la orden del César era más que suficiente para que pudiera llevarse a Claudia sin dar explicación alguna ¿Por qué nos retribuye de esta manera? No terminamos de comprender por qué es tan importante esto para usted —dijo Prisco pensativo.

—Ustedes la han mantenido viva a lo largo de todos estos años y para mí es más que suficiente motivo. No tengo otro modo de expresarles mi gratitud... —respondió el tribuno mientras se quedaba repentinamente callado y se volvía mientras simulaba mirar por la ventana. Un pequeño movimiento llamó su atención, Claudia salía corriendo hacia el patio exterior. Volviéndose hacia los dos hombres continuó hablando—. Si ella no hubiese sido raptada por el mercenario, hoy en día habría sido mi esposa.

     Los dos lanistas se quedaron mirándole bastante sorprendidos y comprendieron en ese instante, que ese hombre era el padre de la criatura que Claudia abortó el día que la encontraron.

—Está bien, sería de tontos rechazar semejante oferta —confirmó Prisco—. ¿Cuándo se la llevará?

—Estoy preparando mi marcha a Hispania, volveré a por ella en cuanto todo esté dispuesto —dijo Quinto mirándoles.

     Cuando ambos hombres asintieron, Quinto hizo un saludo de despedida y salió por la misma puerta que unos instantes antes, había salido Claudia.

TARRACO (Completa) @ 2 Saga Ciudades RomanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora