Esquina del 92

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Narra Alba

Agradecí que Natalia no preguntara el por qué de mi llanto.

Simplemente andábamos tranquilamente, en silencio, rozando de vez en cuando nuestras manos al andar.

-¿Quieres ir a tomar algo? -Cuestionó finalmente Nat, cuando nos encontrábamos paradas esperando a que el semáforo se tornara en verde.

-Claro. -Sonreí ligeramente.

-Pueden cruzar. -La voz robótica del semáforo hizo que la gente comenzara a correr entre calle y calle.

-Que majo.

Nat soltó una leve risan

-Vamos a la cafetería de la esquina, antes solía ir ahí todos los sábados.

-Perfecto.

...

El ruido de las cucharillas sobre las tazas, el olor a café, la música ambiental por el fondo y a Natalia sonriéndome mientras se quitaba su gorro me hizo sentir un hogar aquella cafetería.

-Qué, ¿Te gusta? -Habló observando "Esquina del 92", como se llamaba el lugar.

Me encantaba.

Una café no muy amplio y muy acogedor. Con unas 10 mesas como máximo, todas de madera, con sofás en vez de las típicas sillas incómodas de terraza y algunas luces adornando cada esquina del lugar.

-Me encanta. -Observé que sus ojos se achinaban.

-Genial. Ven. -Me agarró de la mano y me dirigió hacia una de las mesas, estaba al lado de una ventana que conectaba con la calle.

Se sentó en el "sofá" y me senté en frente suya.

-Este es "El sitio de Nat" -Rió- Venía tantas veces que hasta el camarero le puso nombre.

-¡Natalia! Mujer cuánto tiempo. -Interrumpió un hombre con una libreta entre sus manos, y acercándose a ella se dieron dos besos -Hace múchisimo que no vienes por aquí.

Era el camarero.

-Ya, bueno... No he tenido mucho tiempo. -Se mordió nerviosa el labio y desvió su mirada hacia la mía- Oh, ella es Alba, una... amiga.

¿Dudó en llamarme amiga? Claro, tal vez para ella solo soy una persona más en este mundo,una simple conocida... Si, sería eso. Me decepcioné un poco pero fingí una sonrisa hacia el camarero de no más de 30 años.

-Encantado, yo soy Sergio. -Otros dos besos- Bueno, ¿Y que queréis  tomar?

-Yo lo de siempre. -Sonrió Nat.

¿Y yo? ¿Que tenían aquí? Mierda, estaba tardando mucho en responder.

-Un agu...

-A ella lo mismo. -Respondió la pelinegra finalmente por mí, interrumpiendo mi estúpido pedido de "Un agua".

-Perfecto. -Se fue.

-¿Y qué es lo de siempre. -Cuestioné con media sonrisa sobre mi rostro.

-Ya lo verás. -Me guiñó un ojo.

En este banco || AlbaliaWhere stories live. Discover now