1992

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Narra Alba

No era un sueño, Natalia estaba aquí, y tenía su mano agarrada a la mía.

Debería de haberlo pensado dos veces antes de irme; Cuando la veía sentada en el banco de la plaza, desde lejos, la veía mal, triste, con miedo. Sin embargo ahora íbamos por la calle de la mano con una continua sonrisa.

Supongo que nos hacíamos falta.

-Oye Alba... -Natalia frenó en seco nuestro paseo- A ver, llevo pensando, bueno, todo este tiempo...

Sacó un cigarrillo de su bolsillo y el mechero, se dispuso a encender aquella arma de matar pero se lo quité de las manos y lo tiré al suelo para luego pisotearlo.

La miré y ella me miraba con tristeza.

Yo sonreía.

-Joder que es el último que tenía. -Se quejó.

-Y el último que fumarás. -Sonreí burlona- Lo vas a dejar. Va, ahora dime.

Comenzó a jugar con sus dedos, se veía guapísima nerviosa. Era guapísima siempre.

-Pues a ver, mira, va, lo digo de sopetón, ¿si?

Asentí con una sonrisa.

-Venga va... -Cogió aire- Te quiero mucho y creo que, bueno, que si alguien me pregunta quien eres quiero decirle que eres la persona con la que quiero pasar mi vida y no decir "Una amiga" o quedarme callada por no saber que decir. Quiero gritar lo que siento, y sé que odias las etiquetas pero creo que aquí es "necesario"... Alba, -Cogí aire- ¿Quieres ser mi novia?

Me quedé sin aliento.

Sonreí muy ampliamente y me tapé la boca con la mano.

No me sorprendía que esto pasase; O se lo decía yo o me lo terminaría por decir ella, pero era obvio que pasaría, pero no sabía que ese momento llegaría ahora.

Asentí con la cabeza y entre lágrimas de felicidad Natalia me estrujó entre sus brazos.

-Sé que es cutre decirlo así pero no sabía cuando más hacerlo y no me queda un duro. -Me susurró a la oreja y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

No necesitaba más, con tenerla a ella estaba más que feliz.

Sentí paz después de toda la tempestad... Al final iba a creerme eso de "Después de la tormenta viene la calma"

Al separarnos nos fundimos en otro beso.

Éramos empalagosas, si, pero nos encantaba.

-Te quiero mucho Nat. -Apoyé mi cabeza en su pecho.

Comenzó a acariciarme el pelo.

-Y yo, Amor.

Seguimos andando en silencio; nuestras manos entrelazadas ya gritaban muy alto que nos queríamos y no hacían falta palabras.

Había gente que cruzaba por la calle y nos sonreía, otros idiotas miraban nuestras manos y ponían una mueca de asco, en ese caso también les sonreíamos.

Ninguna de las dos sabíamos a donde nos dirigíamos. Simplemente caminábamos.

Hasta que recordé a Marina.

-Ay. -Me solté de su agarre- Natalia, coño, que le dije a mi hermana que iría a comprar adornos de navidad, vamos.

Comencé a andar hacia otra dirección pero Natalia me paró agarrándome del brazo.

-Cariño no... Marina ya no está. ¿Te acuerdas? -Agarró mi cara entre sus manos.

<<Cariño>>

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