5 segundos

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Narra Alba.

-¿Qué? ¿Por qué? -Cuestionó la pelinegra con cara de asombro ante mi conclusión.

-El q-que me llamó ahora... Era el, estaba g-gritando que volviera a casa y que me odias... Dijo que como no fuera hoy allí a las nueve te haría algo, Natalia. Y la pintura esa negra es mía, la utilizaba para los cuadros.

La nombrada, como un acto reflejo al notar que en cualquier momento me rompería, se acercó a mi y me estrechó entre sus brazos.

-¿Es verdad eso Natalia? ¿Me odias? -Hablé en un sollozo con la cabeza apoyada en el pecho de la pamplonesa.

Eso era lo único que me importaba en ese momento.

-Claro que no Albi. -Acarició mi pelo- Ya sabes como es tu padre... Simplemente estaría borracho y te hizo creer cosas que no son. Y a mi no me va a pasar nada, te lo aseguro.

Alguna gente que cruzaba por ahí nos miraban extrañados, pues no era muy normal estar abrazadas en medio de la calle y yo llorando.

Nos daba completamente igual, pensábamos que éramos invisibles ante el resto.

-¿Y cómo sabe que era ese tu coche? ¿Cómo te conoce? Joder esto no tiene sentido. -Miles de dudas asaltaban mi cabeza, pero Nat las calló con un beso en la frente.

-Ya tendremos tiempo para pensar en casa. Nuestra casa.

-¿Nuestra casa?

Asintió.

-No dejaré que vuelvas a ese infierno, aun que eso suponga mil cosas malas, tu te quedas conmigo, y no es provisional.

Quería besarla, me quedé observando sus facciones, sus cejas, sus ojos, su nariz, hasta llegar a los labios, ahí me quedé más tiempo.

-Me vas a desgastar de tanto mirarme. -Rió Natalia, pero con las mejillas un tanto sonrojadas.

Ignoré su comentario y seguí observándola ahora con una sonrisa.

-¿Vamos a comer? -Cuestionó.

Salí de mi trance en su rostro y asentí.

Creo que con solo mirarla ya me sentía mejor.

(...)

-Vale, ahora vamos a pensar. -Habló Natalia, dejando dos platos de macarrones sobre la mesa.

-Hum. -Asentí llevándome uno a la boca.

-Te has manchado la nariz otra vez. -Observó con ternura con intentaba encontrar la mancha.

Acercó su mano con un papel hacia ella y la limpió.

-Listo. -Soltó una risilla.

Me quedé pensando un momento.

-A ver, primero de todo ¿De qué te conoce mi padre?

Se encogió de hombros.

-¿Nunca le hablaste de mi?

Negué con la cabeza.

-Me acordaría, su único lenguaje era a gritos o a golpes.

Natalia suspiró con pesadez.

-No tiene sentido... -Torció su boca.

-Natalia -Abrí otra conversación.

-¿Uhm?

-Eh... a ver, Miki fue el que me llevó en coche por la mañana al bar y por el camino me contó una historia tuya con...

-Mikel. -No me dejó terminar la cantante.

Que por cierto, que bien cantaba, me había dejado hipnotizada.

-S-si...

-Ya, le dije yo que te la contara, creo que era necesario. Igual que tu ese día me habías contado que estabas allí por tu hermana yo te quería contar eso.

Asentí con la cabeza comprendiendo cada palabra que salía de su boca.

-Vi a Mikel por la mañana, en el ascensor. -Solté- Intentó besarme, menos mal que estaba con Miki.

La cara de Natalia cambió por completo al oír aquellas palabras. Ahora se la veía furiosa.

-Como se te vuelva a acercar el cerdo ese le mato. -Gruñó ella.

-Tranquila fiera. -Reí- No me hizo nada más, pero fue repulsivo.

Natalia se levantó de la mesa y se dirigió al lavaplatos.

-Alba, Mikel es capaz de hacer de todo por conseguir lo que quiere. No quiero que te pase nada. -Abrió el grifo y comenzó a lavar la vajilla.

Me acerqué a ella por detrás, apoyé mi cabeza en su espalda y rodeé su cintura con mis manos.

-Tranquila, no va a pasar nada.

-Pero me da miedo, no quiero perderte, ni que te toque un solo pelo ni que te haga algo que tu no quieras.

Se giró y quedamos frente a frente.

Ella con las manos apoyadas sobre la encimera y yo en sus caderas.

Joder...

Estábamos cerca, muy cerca, nuestras respiraciones nerviosas se fusionaban y nuestras narices chocaban.

Natalia dejó ver sus dientes en una sonrisa nerviosa pero perfectamente arqueada.

Yo estaba seria, observándola de nuevo, ya era algo natural deleitarme con cada una de sus perfectas imperfecciones.

Y otra vez esas malditas ganas de besarla aparecieron en mi en forma de mariposas en el estómago.

Natalia se acercó un poco más a mi, ahora igual de seria que yo.

Sus ojos bajaron a mis labios e imité su actuar.

Nuestras miradas subieros y conectaron a la vez, ahí fue cuando las
dos, con el brillo, con la profundidad y con la sinceridad de nuestros ojos dijimos si.

Acorté la mínima distancia que quedaba entre nosotras y choqué mis labios contra los suyos.

Nos quedamos quietas, durante solo unos 5 segundos inmóviles, notando como esas mariposas se convertían en un zoológico.

Y era eso, no sentía solo mariposas, sentía toda la puta fauna y flora del amazonas con ella y en sua labios.

Nos tuvimos que separar por la falta de oxígeno, pero eso no significaba que no siguieramos al milisegundo.

oyoyoy que intensitas (pero majas)

muchisimas gracias por leer y por votar 💛 ,espero que os esté gustando

si tenéis alguna idea que queréis que pase o cualquier otra cosa dejádmelo en los comentarios 😇

hasta el siguiente capítulo!

En este banco || AlbaliaWhere stories live. Discover now