Capítulo 23

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XXIII: Día setenta y cuatro

Mi mente no podía procesarlo, mi mejor amigo, la persona que se suponía que conocía mejor que a mí misma, a quien había considerado mi alma gemela por años, Tyler Davis ¿un asesino? estaba segura de que no lo era, ¿cómo demonios mi amigo había terminado metido en todo este enredo?

Los secuestradores lo llamaron "hombre muerto", claro estaba que querían venganza por el homicidio del padre de Kelsey, pero buscaban al tipo equivocado, y yo no podía permitir que tocaran ni un solo pelo de la extraña combinación rubia-pelirroja cabellera rizada de mi mejor amigo, pero ¿cómo lo haría? primero, le preguntaría a Shawn sobre todo y pediría explicaciones, segundo, me diría que no, así que intentaría convencerlo para que me diera lo que quería, con el duro caparazón que me había mostrado hasta ese momento, mi esperanza era poca, pero aún no había muerto, podría lidiar con él fácilmente.

— Shawn ¿podrías...

— No.

Bueno... tal vez no tan fácilmente.

— Necesito que me cuentes todo, sin dejar a medias nada, sin mentiras —Pedí mirándolo con tristeza, me sentía excluida y no debía, podría decir que ya formaba parte de todo también, aunque no fuera Lara Jones en realidad y sólo ocupara su lugar por equivocación, me encontraba involucrada y necesitaba saber la historia completa.

Shawn no respondió, siguió haciendo lo suyo, comiendo del poco pan duro que quedaba en la bolsa de plástico. Me quedé viéndolo de brazos cruzados, me indignaba que me trataba como si yo fuera su enemiga la mayoría del tiempo, apenas y me dirigía la palabra, sólo fingía interés en mí cuando los dos hombres venían a "visitarnos", claro, no podían ver que un novio ignorara a su novia, porque entonces eso podría ser sospechoso, y lo siguiente sería una pobre Lara encerrada ahí, junto a nosotros, comiendo migajas de pan que parece de cartón y botellas rellenadas con agua de quién sabe dónde, para luego atender sus necesidades en un baño que medía como un metro cuadrado. Todo era un asco.

Al estar viendo al castaño me percaté de lo delgado que se veía, fruncí el ceño y comencé a recordar cómo lucía en las fotografías, habían recientes y no se miraba así, además, podía notarse que su color de piel se había vuelto más blanco, y no aperlado, no podía juzgarlo del todo bien, nunca antes lo había visto en persona, pero sólo un ciego no notaría la diferencia que mostraba, ¿cuánto tiempo llevaba aquí encerrado comiendo miserables sobras de comida asquerosa? aunque me trataba con indiferencia, yo quería ser amable y atenta con él, quería sacarlo de ese lugar lleno de polvo y protegerlo de cualquier mal, pero eso solo pasaba en mis sueños, porque apenas y podía cuidarme yo sola.

Sin saber cómo haría para que Shawn me contara todo y aclarara mis dudas comencé a dar vueltas por el cuarto, pasando mis dedos por las paredes, ganando que mis yemas se llenaran de polvo gris y pelusas, pero algo llamó mi atención en particular, me había percatado de que algunos ladrillos tenían rayas negras en ellos, pero no había notado que había una secuencia de estas, varios ladrillos tenían rayones negros, y eran muchos como para contarlos tan rápido, ¿significaban algo o alguien simplemente había decidido rayar la pared?

Puse mi dedo sobre la primera línea, y comencé una cuenta.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis...

— Setenta y cuatro —La voz de Shawn saltó todos los números que aún faltaban por mencionar en la cuenta que hacía mentalmente, giré mi cabeza a un lado y lo encontré tallando con una pequeña piedra uno de los ladrillos.— el setenta y tres ya acabó.

Fruncí el ceño observando todos los trazos en la pared, ¿en verdad eran setenta y cuatro marcas?

— ¿Setenta y cuatro qué... —Cuestioné, esperando a que el chico completara mi oración, rogando internamente por que lo hiciera.

I'll find you » Shawn Mendes©Where stories live. Discover now