El show debe continuar - Parte I

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He visto el fuego, y he visto la lluvia.
He visto días soleados que creí que nunca acabarían.
He visto épocas solitarias, donde no podía encontrar un amigo.
Pero siempre creí que te vería de nuevo.
—James Taylor, "Fire and rain" (traducción)

.

Lincoln nunca ponía su despertador los fines de semana a menos que tuviera algo sumamente importante que hacer, por lo que no fue la alarma lo que lo despertó. Al principio, no estuvo seguro de qué era lo que lo había hecho. Durante un hermoso minuto, fue consciente de que había dejado atrás el mundo de Hipnos y que estaba en su habitación. Pero bien podría haber estado soñando aún, pues con sus ojos cerrados, sintió que estaba en un lugar tan maravilloso que no parecía ser real. Desconocía el promedio de latidos por minutos, pero él estaba seguro de que estaba por debajo de aquel ratio. Sentía cada respiración, cada latido de su corazón, y, extrañamente, se sintió un niño pequeño.

Algún tiempo más tarde, en lo que se sintió como media hora pero que probablemente no habría sido más que dos minutos, los sentidos de Lincoln comenzaron a agudizarse, y finalmente decidió abrir los ojos. Lo primero que vio fue que claramente estaba en su habitación, en su propia cama. Y en seguida descubrió que aquella maravillosa calidez se debía a que no estaba durmiendo solo. Lynn estaba a su lado, despierta, mirándolo.

Sus ojos estaban enrojecidos, y sus mejillas algo húmedas.

— ¿Estás bien? —Le preguntó a su hermana, sentándose, sin siquiera decirle buenos días.

Ella sonrió y se secó las lágrimas con las sábanas, sentándose también.

—Sí, lo siento —dijo, tratando de tranquilizarlo—. Me desperté hace un rato, y te veías tan... Tranquilo. No quise despertarte.

—No me despertaste —le aseguró Lincoln, mientras la veía acomodando un poco su cabello suelto con una mano, mientras buscaba su coleta—. Dormí muy bien, de hecho.

—Yo también —dijo ella, armando su cola de caballo.

Los dos se sonrieron. Lincoln realmente había gozado de una gran noche de sueño. Al igual que la noche anterior con Luan, haber dormido con una de sus hermanas le había ayudado a no tener pesadillas, a sentirse seguro, y a tener una apacible noche ininterrumpida. Aunque, ahora que lo pensaba, sí se había despertado. Había sido cuando...

Su sonrisa se desvaneció de repente. Inconscientemente, desvió la mirada hacia más allá de la puerta, más allá del pasillo, en la última puerta a la derecha antes de llegar al baño. La habitación de dos de sus hermanas mayores, de Luan y de Luna. Recordó todo lo que había pasado durante la madrugada, cuando Luna volvió tarde de un concierto y tuvo con Lori la que Lincoln consideraba había sido la pelea más grave que había visto jamás entre sus hermanas. Ni siquiera aquella vez en la que Lori y Leni se habían comprado el mismo vestido las cosas se habían puesto tan mal. No había sido una pelea violenta físicamente. Ni siquiera se habían tocado, lo cual era más que sorprendente en una casa donde cualquier cosa parecía resolverse a los golpes. Pero lo que Luna había hecho dolía más que cualquier patada.

No estaba seguro de qué es lo que había sucedido para que actuara así. Pudo darse cuenta de que estaba... algo desorientada, por culpa del alcohol. Y la había escuchado decir que... Había dicho cosas que un chico nunca quiere oír de sus hermanas. Cosas que le rompieron el corazón. Pero nada podía compararse con la imagen de su hermana destrozando su guitarra favorita. La mirada de dolor que él había visto en sus ojos cuando Lori le dijo que sólo le importaba la música. La desesperación que la invadió cuando pasó sus enrrojecidos ojos por los rostros del resto de su familia. La silenciosa súplica que le hizo cuando sus miradas se cruzaron. Él trató de decirle que no era así, que él la entendía, pero o no lo logró, o no bastó. Luna destrozó su guitarra. No era la primera vez que rompía una guitarra, pero siempre eran guitarras viejas o que necesitaban reparaciones de todas formas. Nunca Chloe, a quien limpiaba con una gasa luego de cada sesión. Y nunca en el contexto de una gran pelea con Lori.

Réquiem por un LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora