DÍA DE LAS BROMAS

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ADVERTENCIA:

Este capítulo fue subido el 1/04/2017, en el Día de las Bromas.
Nada de lo que lean aquí debe ser tomado en serio.
Fue todo una broma.

La casa Loud nunca volvió a ser la misma luego de esa mañana de lunes.

Todo había cambiado la semana anterior, cuando los doctores habían diagnosticado a Lincoln. Sus padres fueron los primeros en enterarse, seguidos de cerca por las hermanas mayores. Algo había definitivamente cambiado ese día. El estatus quo se había visto alterado para siempre, de forma permanente. Era como si la llama, aquella mística y poderosa energía que alimentaba a todos los miembros de la familia se hubiera quedado sin oxígeno. La atmósfera nunca volvió a ser la misma dentro de esas paredes. El ruido ya no era el mismo, el caos no era tan grande, la felicidad se había evaporado.

Sin embargo, no todo se había perdido. Siguiendo con los deseos de Lincoln, nadie les dijo nada a las hermanas menores, por lo que ellas no se enteraron de lo sucedido. Había preferido mantenerlas ignorantes durante un tiempo para protegerlas de la terrible verdad. Ellas no estaban listas para recibir la noticia, y él tampoco lo estaba para dárselas.

Si había sido o no la decisión correcta estaba abierto a debate. La verdad, sin embargo, fue que con cuatro de sus hermanas alejadas de la verdad —tres luego de que Lisa lo descubriera por sus propios medios—, el resto de la familia se había visto obligada a fingir que estaban bien. Una fachada, una máscara. Necesitaban verse felices, actuar como normalmente lo harían cada vez que estaban cerca de alguna de las menores. Y esa actuación mantuvo la tenue llama viva por una semana más. Por dentro, todos se sentían como una rosa marchita, pero por fuera se veían tan felices como siempre. Su pequeña mentira había mantenido la energía de la casa alta durante un poco más de tiempo.

Luego de que Lucy y las gemelas se enteraron, sin embargo, ya no hubo necesidad de actuar. Aquel lunes, cuando Lincoln finalmente le dijo a las gemelas la verdad, la atmósfera de la casa cambió drásticamente. La llama que había perdido su calidez finalmente se consumió, apagándose para siempre. La casa Loud se volvió un pobre espejismo de lo que otrora había sido. Todos los miembros de la familia estaban ahora sumergidos en su dolor y tristeza, y ya no necesitaban pretender que todo esta bien, por lo que no lo hacían.

Lincoln lo notó en cuanto puso un pie luego de regresar del parque.

Tan pronto como él y las gemelas abrieron la puerta y entraron a la casa, Lincoln supo que el hogar que había conocido ya no existía. Al menos no en aquel momento. Basta con decir que cuando llegó a casa creyó que toda la familia había salido. El silencio era ajeno a una casa con ocho personas dentro. Pronto, sin embargo, se encontró con que todas sus hermanas —excepto por Lisa— estaban acostadas en el sillón de la sala de estar.

Pasaron casi todo el día allí. Lincoln, todavía afectado por lo difícil que había sido decirle la verdad a sus hermanas menores, no tuvo ni la fuerza ni las energías que necesitaba para hablar con ellos o para pedirles hacer algo juntos. Disimuladamente, dejó a las gemelas en la sala de estar y luego se dirigió a su propia habitación para pensar.

Nadie lo llamó. Nadie fue a ver cómo estaba. Ni siquiera recibió mensajes de Clyde. No estaba muy preocupado por su amigo, para ser honesto. Clyde le había mandado decenas de mensajes de texto cuando él había estad en el parque con sus hermantias, y no le había respondido, por lo que era entendible que quizás Clyde hubiera desistido en sus esfuerzos por contactarlo. Lo que realmente lo tenía preocupado era que la actitud de sus hermanas mayores había cambiado completamente en tan sólo un par de horas. Habían estado deprimidas los días anteriores, sí, pero era como si algo dentro de ellas se hubiera quebrado de repente.

Réquiem por un LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora