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- Mina pequeña, quédate aquí, ¿de acuerdo?- el Dr. Myoui estaba hiperventilando, se encontraba sudando, asustado y temía por el bienestar de su primer y única hija.

- No salgas hasta que sea seguro, ¿Entiendes?-. La pequeña Mina estaba en el Hospital Universitario de Osaka junto a Akira, su padre, cuando comenzó. Alguien había entrado al hospital armado y estaba disparando a todo lo que se movía.

- Pero papá, no quiero estar sola- la niña, de tan sólo 5 años, lo tomó del brazo cuando el mayor intentó alejarse. Él sólo se sentó frente a ella, limpió una lágrima de su mejilla izquierda y aprovechó para limpiar una de su propia mejilla.

- Sabes que te amo, ¿cierto? Sabes que Papi te ama, ¿cierto Mina?- la pequeña asintió lentamente.  - Entonces sabes que pase lo que pase hoy, Papi siempre estará contigo- le besó la frente en cuanto acabó de hablar y la observó una última vez.

Después se levantó del suelo y cerró la puerta de su librero. Una vez que la pequeña estaba segura, se dirigió hacia el pasillo, cerró la puerta de su oficina y comenzó a caminar lentamente, esperando no hacer ruido.

Silencio. Era todo lo que invadía la mente de Mina. Estaba sola, asustada y sólo quería volver a casa. Pensaba en su madre, en que debió quedarse junto a ella esa mañana, o cómo no le importó que su padre tuviera mucho trabajo, probablemente múltiples cirugías que realizar, y no quizo separarse de él para dejarle ir al hospital.

Permaneció ahí, a oscuras y con temor de lo que pudiera suceder hasta que un fuerte sonido la sacó de sus pensamientos. Un disparo. No supo cuánto tiempo se mantuvo quieta sin realizar ningún tipo de movimiento hasta que comenzó a respirar de nuevo, ni siquiera se había percatado de que mantenía la respiración. Después escuchó otro disparo, y uno más.

Lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas, rápidamente colocó sus manos sobre su boca, no quería que alguien la escuchara. Estaba aterrada y más que eso, temía por su padre. Algunos momentos después escuchó un último disparo y todo lo demás fue silencio. Nunca nadie le había dicho que el sonido más ensordecedor que existe era el que presenciaba en esos instantes, el del silencio.

Pasaron un par de segundos, minutos, tal vez horas hasta que salió de su escondite, despacio y con temor, caminaba lentamente hasta llegar a la puerta de la habitación, y abrió.

El edificio, estaba oscuro y hacía un frío que le erizaba la piel, había anochecido; la pequeña se preguntaba cuánto tiempo había pasado. Continúo caminando con dificultad gracias a la miserable cantidad de luz que entraba por algunas ventanas.

Se dirigía a la escalera que daba al segundo piso cuando escuchó un ruido. Después vio una luz proviniente del piso inferior, corrió sin importarle el ruido que podría producir, corrió sin mirar atrás hasta que tropezó con algo que estaba en el suelo.

Tomó su cabeza, se sentía mareada, no podía escuchar nada y un líquido comenzaba a correr por el lateral de su frente. Intentó levantarse pero fue inútil, se acurrucó en un rincón, cerca de lo que había provocado su accidente e intentó observar lo que era.

Sintió que el tiempo se detuvo. Era un cuerpo; no lo había procesado pero apenas su mente reaccionó se movió con rapidez, alejándose. Lloró, tapando su boca cuando escuchó voces, se acercaban lentamente. Ella se alejó aún más y gateó hacia la recepción del piso.

Se escondió detrás del mueble y espero que quienes fuera que estaban en el edificio se alejaran. Fue cuando volteó a su derecha, justo frente a la sala de espera estaba su padre, en el suelo, rodeado de un enorme charco de sangre. Se sorprendió, no sabía que una persona podía sangrar tanto.

Se acercó temiendo que sus pensamientos fueran verdad. En cuanto tocó el rostro de Akira supo que estaba muerto. Cerró los ojos de su padre y entrelazó su mano con la suya.

Lloró, sollozó y después de unos momentos comenzó a gritar; no le importaba que vinieran por ella, sólo quería que su padre volviera.

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- Por aquí- sus movimientos eran rápidos, buscaban sobrevivientes. La policía entró en acción en cuanto los federales tenían en custodia a los asesinos.

El siniestro había durado alrededor de 3 horas y ahora sólo podían ayudar a las pocas personas que habían sobrevivido.

Llevaban aproximadamente 40 minutos registrando el edificio cuando escucharon algunos sonidos provinientes del tercer piso.

- Policía, pueden estar tranquilos- habló fuertemente uno de ellos subiendo las escaleras. Justo en ese momento escucharon fuertes sollozos cerca de la sala de espera, uno de los policías apuntó su linterna hacia el lugar donde se originaban los sonidos.

Fue cuando la observaron, la pequeña hija del Cirujano en Jefe estaba junto a su padre, el Dr. Akira Myoui, tomada de su mano.

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- ¡Mina!- gritó Sachiko corriendo hacia el oficial que tenía a su hija en brazos. - ¿Te ha pasado algo?, ¿Estás bien? - la tomó en sus brazos, limpió su herida y comenzó a acariciar su cabello, sabía que esos movimientos calmaban a su pequeña.

- P-papá- comenzó Mina sollozando. - Papá está muerto- y se aferró a su madre lo más fuerte que pudo, no soportaba perder a su mejor amigo, al hombre que le alegraba su vida y jugaba con ella a cualquier hora, al mejor padre que pudo imaginar.

Sachiko sólo la sostuvo junto a ella, sabía que Akira había muerto, él mismo la había llamado horas antes despidiéndose y diciéndole que la amaba que estar junto a ella y Mina había sido lo mejor que le pudo haber pasado y pidiéndole que cuidara de la pequeña, que la guiara y la amara incondicionalmente, ella sólo respondió que lo amaba como a nadie más y que sería el pilar que sostuviera a Mina en los momentos difíciles. Y sin duda, este momento era uno de los más difíciles.

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Todo era tan irreal. La cabeza del hospital, el cirujano en jefe, había recibido múltiples disparos que derivaron en su muerte. Su pequeña hija estuvo presente en el atentado y era una de las sobrevivientes.

Los hechos estaban en las noticias al día siguiente, el reconocido Dr. Akira Myoui había sido asesinado en el Hospital Universitario de Osaka la noche anterior. En cuanto se supo la noticia comenzaron los rumores. ¿Tenía el líder nexos con delincuentes?, ¿Usaba el hospital cono fachada?, ¿Era en realidad un taller de lavado de dinero?

Su esposa no soportó que hablaran de una manera tan despectiva de su esposo, abandonó la ciudad junto a su hija y nadie supo de ellas nunca más.

Eso fue hasta que, unos años después, la noticia se esparció por todo el país.

Mina Myoui había decidido estudiar medicina, al igual que su padre y tenía un sólo pensamiento en mente. Ella pondría el apellido Myoui en la cima una vez más.

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Esta es mi primer historia, espero que la disfruten :3 y ¡Go Michaeng! <3

Break it Once, Fix it Twice | [Michaeng]Where stories live. Discover now