IV

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Había pasado una semana desde aquel concierto que disfrutó al lado de sus amigas, y la dedicada estudiante había vuelto a su rutina. Caminaba rumbo a la universidad, la cual se encontraba a 5 minutos de los dormitorios.

Iba distraída, pensando en sus deberes, se acercaban los exámenes finales y aún más importante, el examen de ingreso al internado. La delicada brisa de la mañana movía su bata blanca y su cabello, tomó un mechón y lo colocó detrás de su oreja. Disfrutaba caminar en las mañanas por el campus, siempre se encontraba solo a esas horas y aprovechaba para reflexionar sobre sus días en la facultad en las áreas verdes.

- ¡Mina!- Sana corría hacia la otra estudiante con entusiasmo. Era viernes y eso significaba que descansaban al siguiente día. Tenía una sonrisa brillante y su bata estaba impecable, en su mano derecha cargaba un termo que seguramente contenía café. Al llegar al lado de su compañera, la saludó y continuaron su camino hacia la clase.

Si bien no compartían todas sus clases, se veían en la mayoría. Las chicas habían pasado esos últimos 4 años de su carrera juntas, ambas compartían el sueño de trabajar en el extranjero y Mina sabía que tenían muchas posibilidades de hacerlo, primeramente por su esfuerzo y dedicación, pero también gracias a que contaba con un contacto importantísimo en el Saint Marx's Hospital, uno de los hospitales más importantes de Estados Unidos.

Las chicas entraron al salón encontrándose con Wonho, el rompecorazones de su generación. Él era buen amigo de Sana, y gracias a la misma, Mina lo había conocido. Lo saludaron y se dirigieron a sus asientos. El chico era realmente atractivo, con su tez clara y sus labios rojizos, su cabello negro al igual que sus profundos ojos;  usaba una camisa gris claro de manga larga que mostraba su bien trabajado torso y unos pantalones negros, su estilo era casual con un toque de formalidad.

Se sentaron en sus respectivos sitios justo en momento en que el profesor entraba al aula por la puerta de profesores. Era un espacio muy amplio, con asientos de madera que descendían desde las entradas hacia el escritorio del profesor y la pizarra. Esa mañana tenían clase con el Dr. Black, un hombre de 60 años que vestía chalecos sobre sus suéteres, y sobre los mismos, una larga bata blanca. Su cabeza larga y afilada era acompañada por su corto cabello y su bien mantenida barba grisácea, su puntiaguda nariz y sus penetrantes ojos azules. Era el profesor de Psiquiatría.

Dentro de esa sesión cerrarían algunos temas sobre la especialidad y Mina se encontraba realmente emocionada, esa era la especialidad que buscaba desempeñar en un futuro. Si bien, muchos de sus compañeros ansiaban tomar un bisturí y salvar vidas mediante cirugías, a ella le encantaba saber que podía hacer lo mismo por las personas desde un espacio en el que se sintiera segura y donde no hubiera una sola gota de sangre. La odiaba; desde aquella fría noche.

- Y aquí viene la hora de dormir- murmuró Wonho acomodándose en su mesa, Mina sólo rodó sus ojos, no sabía cómo el chico había logrado pasar las materias de la universidad cuando claramente no le importaba la mayoría de las mismas. El sólo quería arreglar, y romper, huesos. Si, así era, Wonho quería especializarse en Traumatología. Sana río un poco y acarició el cabello del chico, tenían una muy buena relación; aunque habían salido durante algún tiempo, terminaron siendo los mejores amigos.

Mina escuchaba con atención los últimos minutos de la clase, había pasado esas 2 horas realizando notas en su libreta. Cuando el profesor dió por finalizada la clase, volteó hacia sus amigos por primera vez en el tiempo transcurrido; ambos estaban dormidos. Rodó sus ojos una vez más y golpeó su libro de farmacología en la mesa de su amiga fuertemente. Sana brincó en su asiento, al igual que Wonho, quien se abrazó a la japonesa.

- Vamos chicos- Mina hizo una mueca y comenzó a caminar, Sana y Wonho seguían desespertando y se tomaban su tiempo para seguir a la chica. Al salir del aula Mina pudo observar a una linda chica caminar hacia ella, su nombre era Wheein. - Hola pequeña- saludó de beso y abrazo a la pequeña chica de rubios cabellos cortos y grandes lentes.

Break it Once, Fix it Twice | [Michaeng]Where stories live. Discover now