7K 648 339
                                    

Controlar sus palabras.

Es lo que necesitaba Liam. Necesitaba entender, necesitaba aceptar que Theo ya no es el mismo que salvó del celda bajo tierra. Ya no.

Él cambió.

Si, así de simple repasaba por su cabeza, Liam simplemente tenía que entender que a Theo se le rompió la coraza que protegía tanto su orgullo como emociones, hace tiempo.

La preparatoria se encontraba silenciosa, alumnos bostezando, apenas abriendo sus ojos. Liam, caminó por el pasillo, decidido por encontrar a Theo. ¿Para qué? No lo sabe. ¿Por qué? No tiene motivos. Quiere averiguar por qué su alma se achica cuando ambos cruzan miradas, que desgarran hasta el último tejido de Theo.

—¿No piensas entrar?— preguntó desconcertado. Theo come su manzana, sentado frente al gran nombre de la preparatoria.

—¿Que haces aquí, Liam?— respondió reseco.

—Estudio aquí— Liam no entendió que la pregunta no iba referida hacia su presencia en el establecimiento, sino a su extraña intención de hacerle compañía.

Theo no dijo nada, en absoluto. Solo atinó a mirarlo con incredulidad.

—Sabes que no me refiero a eso— soltó disgustado. Theo no quería su compasión, puede que esté solo pero no va a dejarse llevar la bondad del beta solo por pena o tristeza que pueda causarle.

Liam quiso formular una nueva frase, darle plática, después de todo, Theo había salvado su vida contables veces y no había agradecido absolutamente ninguna. Para ser sincero, extraña esos momentos donde ambos luchaban juntos y de vez en cuando miradas combinadas con sonrisas se cruzaban.

—¿No tienes que ver a Mason o Corey?— la paciencia de Theo era menor que un grano de arena. Suficiente para que Liam quiera seguir ahí.

—No— respondió con certeza.

Los ojos de la quimera rodearon el lugar y el suspiro que es soltado por su boca hace que Liam tenga un escalofrío por todo su cuerpo.

—Genial— contestó sarcástico. La actitud de Theo comenzaba a molestar a Liam, estaba más que enterado del carácter de perro rabioso de la quimera, pero si mente lo traicionó con el pensamiento de que se había ablandado luego de compartir tantos momentos juntos.

—Estoy intentando ser amable contigo, entablar una conversación y tú sólo te esmeras en comer la manzana, ya veo porque sigues solo.— murmuró la última oración deseando que Theo no La Haya escuchado.

El corazón de la quimera dió un vuelco, volvió a sentir esa sensación dentro suyo que carcomió la dureza que recubre su punto débil.

—¡Liam, no te pedí que fueras amable conmigo y tampoco me importa si quieres serlo! Ya no estamos en la cacería salvaje como para fingir que nos toleramos— soltó de golpe, la quimera demostró una verdad que lastimó a Liam. No recordaba a Theo así.

—¿Todo fue pura supervivencia para ti?— escupió el castaño ojiazul.

—¿Para ti significó algo más?— preguntó con simpleza. La respuesta fue una flecha de plata y Liam tenía en su corazón el blanco.

Él beta sintió frustración, rabia y dolor. Mucho dolor. Para él, esas luchas juntos fueron más que un simple instinto de supervivencia, habían forjado un lazo, al menos Liam sintió eso hasta que aquellas venenosas palabras fueron dichas.

—No— respondió cortamente. ¿Por qué dar más explicaciones? Si la quimera ni siquiera dirigía su campo de visión hasta él. —disfruta tu manzana— fue lo único que apuntó a decir mientras dejaba atrás sus ganas de darle un buen golpe.

—Gracias— susurró prepotente la quimera.

«Mentiría cruelmente si dijera que no le importó salvar a Liam, que solo fue por beneficio propio. Su mente lo había repetido tantas e incontables veces que llegó a pensarlo, pero deberías créele cuando te diga que cuando sus ojos vieron las balas viniendo directos hacia ti, salvarte fue su único objetivo.»

Theo, siendo arrastrado entre las multitudes apresuradas de los adolescentes que llegaban extremadamente tarde a sus clases, mientras su mente divaga. Arrugando su nariz una y otra vez, sintiéndose un completo inútil por haber espantado a Liam de tal manera, pero estaba acostumbrado a la simpleza irremediable de la soledad y le asustaba pensar que podía llegar a ser una persona que le preocupara al menor.

Es decir, ¿cómo preocuparle? luego de todo, de cada gesto desinteresado, respuesta sarcástica y engreída, demostración de narcisismo y preocupación por él mismo. Simplemente no lo entendía, y no hacerlo, lo hacía querer sumergirse hasta no poder en un mar de respuestas lógicas y coherentes. Para ese momento, seguía sentado mordiendo su labio inferior con fuerza sin preocuparse por demostrar el dolor que viajaba por todo su cuerpo y le rogaba dejar de hacerlo. Sin importarle no haber entrado al establecimiento que descansaba frente a él. Sin sentir ánimos de absolutamente nada.

Su mirada permanecía fija sobre esas rojas rosas, marchitas, que despedían sus pétalos con todo y lamentos. Primera señal de que el invierno se acercaba. Todo se secaba, las hojas comenzaban a amontonarse sin piedad ante los trabajadores municipales que las recogían día a día. El césped se volvía opaco, haciendo olvidar que en algún momento pintaba las casas con su color verde intenso. Las nubes comenzaban a presentarse más seguido, amenazando con dejar caer las gotas de lluvia sobre el pueblo. Si, así comenzaba el invierno en Beacon Hills. "Una temporada fría, aunque, calurosa comparada con el helado intento de controlar sus emociones."

Intentó mentalizarse, convencerse de que entrando a su segunda clase olvidaría todo. Comenzó su camino hacia las inigualables puertas de madera teñidas de un azul barato y apagado que quita una gran parte al atractivo al lugar de ladrillos, cemento sellado y pintado de blanco. Entró, a pasos pegados. Sabía perfectamente que debía evitar no asistir, lo tenía presente, pero una clase de literatura no lo ayudaría a resolver su incómodo tornado internado.

El pasillo estaba vacío, lo que mentalmente agradece mientras camina hasta su casillero. Frenó contra el pequeño compartimento y apoyó su cabeza en el, deseoso de oír completo silencio, pero al parecer su deseos en verdad no fue ese.

El silencio fue aplastado, desgarrado poco a poco por pasos y una respiración agitada, dificultada. Gruñó frustrando el rugido.






¡Segundo capítulo de "Broken"!
Espero que les haya gustado mucho esta publicación.
❤️❤️❤️

Broken || Thiam Donde viven las historias. Descúbrelo ahora