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—¡Pensé que llegarías mañana!— comentó, abriendo sus brazos en una autónoma señal de desaprobación. —¿Qué haces aquí?— bromeó, Liam.

—¿Así recibirás a tu alfa? Decepcionante Liam.— exclamó, Stiles sonriéndoles a ambos chicos. —Decepcionante.— repitió, en tonada pegadiza.

—¡Stiles, Scott!— mencionó, emocionado. —¿Por qué volvieron?— preguntó, indispuesto a razonar alguna respuesta lógica.

—Argent nos llamó, Liam.— comentó, Scott.
—Sabemos que alguien ha estado amenazando a los sobrenaturales, no podíamos dejarte solo.— reveló.

—Mucho menos considerando que la última vez que no estuve presente a tu lado, ingresaste por cuenta propia a, déjame recordar, ¡una cacería salvaje!— exclamó, deformando su nítida sonrisa.

—Aunque Stiles tiene razón, también regresamos por las calaveras.— decretó, dirigiéndole una penosa mirada a su beta. —Liam si ellos son quienes están amenazando, debemos encontrarlos.—

—Debo aclararles algo, quien sea que haya estado detrás de todo, ha amenazado a alguien en particular.— murmuró, Liam.

El reflejo del parabrisas del jeep caía vilmente sobre los ojos de Liam, causando un doble efecto enceguecedor, limitando la increíble vista de Liam ante las expresiones de sus dos amigos notoriamente confundidos.

—¿A quién?— escupieron, ingeniados al unísono.

—A mí.— sentenció, Theo, revelando su presencia con una triunfal y descarada entrada dramática. Las acalladas palabras de Liam se refugiaron en la quimera, quien silenciosamente se disculpó por la interrupción, permaneciendo mordaz frente a Scott y Stiles.

—¿Se puede saber que hiciste para que un grupo de cazadores vaya tras de ti?— preguntó, irónicamente Stiles, derramando una mirada levemente desconfiada.

—Para tu información, Stiles, es la primera vez que no he hecho absolutamente nada para generar un deseo de venganza hacia mi persona.— comentó, cual diccionario abriendo y cambiando sus páginas.

—¿Está mintiendo?— susurró, Stiles al moreno oído de Scott, quien negó rotundamente la posibilidad existencial de una mentira.

—Dice la verdad o controla sus latidos.— devolvió el susurro.

Entre letra y letra, Liam le entregó una mirada energizante a Theo, quien permanecía atento a la conversación secreta de los dos adolescentes. Sus ojos cruzaron, generando un escalofrío en ambas espaldas rígidas por el tenso ambiente que generaba la convivencia de los cuatro. Aclararon sus gargantas como si estuviesen llevando la conversación al mismo ritmo. —No estoy controlando mis latidos, Scott.— comentó, convenciéndolo indirectamente.

—De acuerdo, Theo, pero aún debemos saber el motivo por los cuales están tras de ti.—

—Podemos comenzar llamando a Argent, preguntándole qué logró averiguar con las calaveras originales.— sugirió, Liam. Ascendiendo lentamente al nivel de tranquilidad donde antes se había posicionado.

El vehículo exageradamente limpio y protegido por ambos adolescentes recién llegados, los esperaba ansioso de comenzar el viaje por la ancha carretera hasta la casa de Argent. El adulto había predicho las respuestas que iba a obtener de las calaveras, estaba seguro de ello, aunque su confianza fuese desgastada por los años entre los cazadores y él, una pizca de presentimiento le gritaba que confiara en su palabra una vez más.

Eran estrictamente necesarios, los códigos habían sido escritos y acordados para evitar asesinatos indecentes de sobrenaturales inocentes como gotas de lluvia despistadas a mojar a alguien al caer. Chris estaba consiente y sumamente convencido del extremo seguimiento del código al pie de la letra que las calaveras llevaban a cabo, los había visto en acción y sus movimientos en masa eran lo suficientemente fuertes como para hacer temblar a algún sobrenatural.

Broken || Thiam Where stories live. Discover now