12º

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Si Liam lo estuviese viendo, probablemente una pregunta similar a «¿qué demonios estás haciendo aquí?» saldría de sus labios, teniendo en cuenta la fría forma es que escapó de sus preguntas. Por alguna razón, el campo de lacrosse, esa gran masa de césped cuidada a la perfección, le transmita tranquilidad, cuando no se encontraban con los jugadores haciendo su rutina diaria de flexiones y abdominales.

Le sonrió con amargura al cielo, pensando que tendría que hacer, cuales serían las medidas que debería tomar para vivir una vida sin peligros al menos un año completo. Que debía hacer para proteger a todos, aunque en su mente sólo un nombre ocupaba el lugar dominante.

En parte, detestaba a Scott por haberle dado una nueva oportunidad y enviarlo poco a poco por el camino de «preocuparse por todos y cada uno de los ciudadanos de Beacon Hills.» por otro lado, se lo agradecía indirectamente. Aunque, sus pensamientos, en su momento de lobo solitario y despreocupado por lo que sucediera a su alrededor, eran más fáciles de controlar, no quitaba ese regocijo al sentir haber hecho algo amable.

Podría hablar con él, ocuparse de retener los malos pensamientos en otro momento y pensar una solución tomando por las riendas la situación, preguntarle cómo pudo enfrentarse a tantos altibajos en sus mejores momentos vividos en Beacon Hills.

Pero ahí estaba el problema, él no quería hacer eso, no quería consultarle, mucho menos salvar a todos por el hecho de tener que hacerlo por obligación, no. Si lo hacía, iba a ser por cuenta propia, sin necesidad de arriesgar a otras personas en la lucha donde su cabeza era cual contaba con un precio desconocido.

Se negó ante todas las ideas que su mente trajo, estaba decidido, debía ocultar al menos un tiempo sus pensamientos. Sus verdaderos pensamientos, aunque aquella idea sacara de quicio todas sus emociones, no podía seguir deteniendo ese sentimiento.

—Será mejor que dejes de hacer eso.— habló Liam, tras las gradas.

—¿Hacer qué?— preguntó, interesado en la rápida conclusión del beta.

—Huir.— respondió, con frescura. —De los problemas, de Beacon Hills, de mi, Theo.— exhaló.

—No huyo, Liam, ¿de acuerdo? Busco resguardo y no precisamente de ti.— comentó, evitando una explicación más extensa.

—¿Puedes decirme de que necesitas resguardarte?

—No soy como Scott, Liam.— declaró, infeliz. —No puedo tomar decisiones apresuradas para salvar al pueblo o planear un ataque contra los enemigos en horas, sin importarme las consecuencias y no quiero que crean que quiero serlo.—

—Theo, dejemos algo en claro, tú y Scott son completamente diferentes.— fungió sonreír. —pero, eso lo haces fuertes a su manera y no tienes que buscar refugio por no poder tomar una decisión. Tienes miedo, yo también admito tenerlo, pero detesto la idea de vivir con miedo constantemente.— explicó, acercándose con cuidado.

—¿Cómo lo haces? ¿Cómo mantienes las cordura luego de haber pasado por tantas situaciones?—

—Porque me concentro en lo que tengo justo ahora, en el presente y una de esas cosas eres tú, Theo.—

No perdieron tiempo, el destino jugaba con ellos con cierta regularidad, pero esta vez tenía claro que los dejaría disfrutar del momento. Ambos estaban ahí, uno frente al otro sin decir absolutamente nada, mientras sus rostro se iban acercando poco a poco, sin dejarse llevar por el pequeño viento frío que paralizaba sus facciones.

El precio que debían pagar por estar juntos, era ese, sentirse mutuamente acompañados y hacerse saber que podían terminar de depositar sus sentimientos con tranquilidad. Se querían, se deseaban más que a cualquier otra cosa en el mundo y por fin, estaban acertando con sus acciones.

Sus labios se juntaron, con lentitud, abriendo paso a que una de las traviesas manos de Theo pasara a contemplar la suavidad de la mejilla de Liam. Mientras que el ardor se posaba en las anteriormente mencionadas. No se apresuraban, no querían hacerlo, sentían la necesidad de demorarlo, aplazar todo lo más que pudiera para disfrutarlo más.

«Huir.»

—Atacaremos pronto, tenemos que esperar su guardia baja.

—¿Por qué debemos seguir ocultos?— preguntó, aparentando tranquilidad.

—Porque es la única manera de desarmar la unión que todos tienen en este pueblo, debemos debilitarlos.—

—Esperando, es la única manera de hacer que ellos nos pierdan de vista.— añadió, sonriente.

—Está vez, iremos por la abominación que ellos llaman "quimera".— dió por sentado su idea.

Su plan constaba de dos simples y finas partes, la primera y la más complicada comparando las dos, constaba de hacerse notar, darle ese susto inesperado a los sobrenaturales de Beacon Hills, alertarlos una y otra vez, jugar con su paranoia. La segunda parte, constaba de fingir su desaparición, hacerlos entender que todo había sido una simple jugarreta de mal gusto y ahí, es donde todo comenzaba.

Tenían algo que conseguir, querían hacerlo e iban a agotar todas sus opciones para terminar de demostrarle al mundo que no todos los sobrenaturales de Beacon Hills contenían una inocencia puta dentro de sí mismos. ¿Cómo lo harían? Lo que necesitaban, era cuestión de tiempo para averiguarlo.










¡HOLA!
Lamento la demora al publicar este capítulo,
sé muy bien que no es la gran cosa, pero
prometo que pronto vendrán las partes más interesantes.
¡GRACIAS POR LEER, VOTAR Y COMENTAR!
🖤Sinceramente, no esperé que esta historia
pudiera gustarles tanto, así que gracias por
todo el apoyo y darme el impulso de seguir
escribiendo.🖤

Broken || Thiam Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin