diez ♔

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El pie de Calum Hood golpeaba nerviosamente contra el blanco piso del hospital, mientras esperaban por alguna noticia de Luke.

5 horas.

Muchos doctores entrando y saliendo, pero ninguno parecía querer darles señales del rubio al que tanto querían.

Tik, tak.

Calum comenzaba a desesperarse, no parecían estar haciendo nada útil aquí.

— Iré por un café, ¿quieren algo? -preguntó Ashton, su voz rasposa por el llanto.

— Voy contigo. ¿Calum...? -cuando el chico negó con la cabeza, suspiró y fue con Ash, tomados de la mano.

El moreno no sentía ni ganas de llorar, estaba algo débil y lo único que quería era ver a Luke.

— Me pregunto cómo está... -se murmuró a sí mismo.

Beep.

Beep.

Beep.

Beep.

Los párpados de Luke se movían, pidiendo a gritos silenciosos ser abiertos y ver a su Calum acurrucado con él en su cama.

Gran error cuando abrió sus ojos y lo cegó una luz blanca y le obligó a volver a cerrar sus ojos-- escondiendo el hermoso azul de sus ojos del mundo entero.

Hizo un nuevo intento y abrió sus ojos de nuevo, pero no de golpe, sino con más delicadeza. Ya logrado eso, miró hacia abajo, notando su muñeca conectada con un TI.

Estiró su mano libre de agujas hacia un botón que llamaba a una enfermera, pero antes de que pudiera presionar el botón, entró un doctor junto con un triste y débil Calum.

— Hola, Caly -rió Luke, debido a las medicinas con drogas que entraban a su cuerpo.

— Hola, Lukey -rápidamente corrió a una silla que estaba a su lado y le dedicó una pequeña sonrisa ladeada.

— Te ves bien -dijo el herido, ya que el doctor había salido de la habitación. Trazó con su dedo el rostro de Calum y bajó de su mandíbula a su cuello, sonriendo perezosamente y mordiendo su labio ligeramente.

— Gracias, Lukey... -dijo, casi desanimado.

Estuvieron segundos, minutos en silencio, hasta que Luke habló y preguntó la misma pregunta que todos tenían en sus cabezas:

— ¿Qué mierda pasó? -dijo, dejando escapar un sonido parecido a hip.

— No lo sé, bebé, pero por ahora debemos de tener cuida...

Pum. Crash. Thud.

De nuevo los mismos sonidos, y de repente la máquina que estaba transmitiendo los latidos del corazón de Luke se aceleró.

Miedo.

— Calum... -susurró el rubio, mirando a su dirección.

Todas las luces se apagaron, provocando algunos gritos de los pacientes y doctores que habían en el hospital.

— ¡Cal! -gritó, al parecer, Luke.

La cerradura de la habitación del rubio estaba cerrada, de manera que nadie podría entrar ni salir de la habitación por allí.

Y cuando las luces volvieron, Luke ya no estaba. En su lugar estaba una pequeña nota y una de las ventanas estaba abierta notablemente.

— ¿Lukey? -susurró el moreno, sus ojos picando con nuevas y frescas lágrimas, que amenazaban con salir de sus hermosos orbes marrones.

In troubles → cake hoodings.Where stories live. Discover now