Glue | Yugyeom

641 51 107
                                    

Que no quepa duda que me enamoré de Kim Yugyeom.

Puede que apenas lo haya conocido hace unas horas, puede que para este punto sólo sepa su nombre, lo bien que se mueve su lengua y lo lindo que retumba su risa en mi oído pero...

Mierda, es que me fue imposible, fue encantador en cada instante de la noche.

Desde que se acercó a mi mesa con desbordante confianza, como me acercó un trago, como me invitó a bailar...

¡Ay como bailó!

Sus labios sobre los míos, en un va y ven de sabores. Creo por el aliento que se mezcla entre nuestros acercamientos que habrá tomado alguna bebida que conlleva limon, su lengua juega para darse paso en mi boca, y aunque quise evitarlo me encontré desesperadamente mordiendo con sutileza su labio inferior.

Nótese la tremenda contradicción, pero es que no quiero que se note lo mucho que quiero tenerlo entre mis brazos.

Hemos estado aquí por unos cuarenta minutos, nuestros labios pegados por inercia, un imán o alguna goma mágica.

Y sé que quiero más.

Por como sus largos dedos se escabullen debajo de mi blusa, y lanzan punzadas de deseo por cada toque que le entrega a mi cintura.

Por como asoma su pícara sonrisa entre cada beso.

Por como acaricia mi mejilla y me da ternuras señales de que busca que ambos hagamos de este momento, un día que no podamos olvidar.

Puede que sean los tragos, la música o el calor de los cuerpos que se mueven sin el mayor interés de recordar aquello que les inquieta o agobia.

Yo creo que en cualquier momento podría olvidar mi nombre.

Puede que sí Yugyeom sigue recorriendo mi cuello con su boca, yo vaya a olvidar todo lo que he soñado o anhelado, y dibuje a Yugyeom en todos mis pensamientos por el resto de mi vida.

Sí, lo quiero, lo quiero a él.

-Pide un taxi.-Y aunque pareció desconcertarse, no dio grandes rodeos en tomar mi mano y sacarme de aquel abarrotado local.

Las luces neón y el retumbante sonido de la música se disipan, entre los húmedos besos que no pudimos evitar una vez indicada la dirección al taxista.

Todo el pudor, se desvanece y aunque, no sé donde estoy, tan pronto como cierra la puerta me deshago de mi blusa.

Y él me toma por la cintura para acercarme hacia su tórrido cuerpo.

Me deshago de su camiseta.

Como si mi mano tuviera propia vida, se encuentra acariciando el bulto que asoma sugerentes intereses bajo aquellos tallados pantalones negros.

Quiero contenerme.

Estoy enamorada de él, quizá debería invitarlo a un café, comprarle una corbata o presentárselo a mis padres.

Pero antes de que pueda maquinar el detenerme, yo misma he liberado su pene.

Sí, su pene, y ahora no solo lo quiero entre mis brazos, lo quiero entre mis piernas.

No he tenido un segundo para divisar en donde nos encontramos pero ya estoy saboreando su miembro, sí, estoy dándome la oportunidad de acariciarlo, lamerlo, admirarlo.

Me siento como si tuviera un nuevo juguete.

Como si nunca hubiera dado una mamada en mi vida.

El acaricia mi cabello ¡Por los dioses me acaricia como si quisiera contenerse!

Y cuando menos me lo espero, me levanta a su altura y me besa, mientras sus manos hacen un recorrido de mi cintura a mis muslos.

Playlist ; One Shots ; GOT7Where stories live. Discover now