Capítulo 1

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¡Hola a todos! Vengo a compartirles este fic que recientemente descubrí que otra persona está (o estaba) subiendo aquí en Wattpad. Comencé a publicar mi fic en tumblr el 19 de agosto del año pasado en mi blog http://sonlosnomeolvides.tumblr.com/ y, hasta ahora, tengo 8 capítulos publicados allá. Sin más, les dejo la historia.

Corazón verde, muros de piedra

Pareja: Argentina (Martín Hernández)/México (Juan Pedro Sánchez), personajes de Rowein para la comunidad de Latin Hetalia

Temas: AU medieval, matrimonio arreglado, fantasía, slow burn

Imagen de portada:  Blancherries (Blanze_art en Twitter)

CAPÍTULO 1

Cuando Pedro llega a la puerta del castillo de Argenteus, tiene que detenerse por unos minutos. Sus acompañantes (algunos sirvientes de su propia casa y Sebastián, el embajador enviado por Argenteus, quien le mira discretamente a unos pasos, en silencio) esperan pacientemente a que dé la indicación de continuar con el camino. Observa la construcción de piedra que se erige a sólo unos metros y lo primero que le llega a la mente es que no percibe a la naturaleza andar libremente dentro de aquel lugar. Ese pensamiento le provoca un escalofrío, pero antes de que su instinto le haga salir corriendo de ahí para no regresar jamás, aunque eso signifique romper el acuerdo, cierra sus ojos y respira profundamente.

Puedes hacer esto, piensa. Debes hacer esto.

El castillo sigue ahí, imponente e inevitablemente real, cuando abre sus ojos.

Pedro mira a Sebastián. Asiente una sola vez, sin decir nada, y el embajador responde de la misma manera antes de girarse hacia la puerta del castillo. Hace una seña con la mano y, de pronto, las puertas comienzan a abrirse entre el jaleo que arman los centinelas. Pedro vuelve a respirar. Baja la mirada y ve sus pies descalzos sobre el pasto verde y mueve los dedos, sintiendo el gusto de estar así sobre la hierba, sin que nadie lo mire extraño por eso ni lo crea incivilizado. Las costumbres de Argenteus son diferentes, eso lo sabe bien, las ha estudiado lo suficiente desde que salió de casa. Una vez que cruce la puerta deberá adaptarse a ellas, aunque eso signifique dejar algo de sí mismo atrás.

Sebastián le hace una seña para que lo siga y Pedro asiente en silencio. Voltea hacia su gente y les sonríe un poco. Sabe que están nerviosos: todos ellos dejaron atrás a sus familias y sus hogares para cuidar de él. Es por ellos que se mantiene tan entero como puede, aunque su corazón palpita con fuerza dentro de su pecho y aunque el instinto de salir corriendo en la dirección contraria está ahí presente.

El suelo de piedra se siente helado bajo sus pies acostumbrados al tacto suave de la hierba y rasposo de la tierra, pero reprime el escalofrío que amenaza con recorrerlo por completo. Aún no, piensa, aún no puede quebrarse. Siente las miradas de la gente curiosa sobre él. Escucha lo que algunos mencionan: el príncipe bárbaro, lo llaman, como si no pudiera entenderlos, como si no compartieran el mismo idioma, sólo con algunas variaciones. No responde a ninguno. Es más, no se digna a ver a nadie, sólo yergue más la espalda y levanta la barbilla un poco, orgulloso, con la mirada al frente, siempre al frente, hasta que llegan al pie de la escalinata que va a la entrada del palacio.

Entonces lo ve. El rey de Argenteus está de pie ahí, con algunas personas más a quienes Pedro no presta atención realmente. Ve los ojos verdes del hombre a unos pasos de él y, por un momento, piensa que en esos ojos verdes está toda la naturaleza que las paredes y el suelo de piedra de aquella ciudad no tienen.

Sebastián llega ante el rey y hace una reverencia. Pedro, por su parte, se queda estático, aún perdido en la mirada de aquel hombre. Hay un intercambio de palabras entre el embajador y su rey y, de pronto, las miradas se posan en Pedro una vez más. No hace reverencias, porque en su tierra no se acostumbra eso y aunque pronto Argenteus será su hogar, aún no lo es y Pedro todavía no tiene obligación de seguir todas sus reglas al cien por ciento. En vez de eso, se acerca hasta estar a unos dos metros del rey y se lleva una mano al corazón, ante la mirada atenta del soberano.

[Latin Hetalia] Corazón verde, muros de piedra (Argenmex)Where stories live. Discover now