Confusión

2.9K 258 158
                                    

Iturbide se encontraba en su casa de campaña personal sentado en su catre, era media noche y no podía dejar de pensar en el encuentro con Vicente, trataba de recordar su rostro y todas sus facciones, estaba obsecionado con él, sus recuerdos se hacían borrosos y recordar todo lo que pasó se le dificultaba, necesitaba desesperadamente volverlo a ver... Además había cambiado su forma de combate después de su encuentro, había retirado las tropas insurgentes aún cuando ellos tenían la ventaja, ¡¿Pero, porqué?!, ¿Fue por ordenes de alguien más?, ¿Pensaba emboscarlo de otra manera?...¿Fue por él?

-Necesito verte de nuevo...-susurró para sí mismo Iturbide cubriendo su el rostro con frustración.

-Señorito Agustin...-una señora de edad y mestiza, interrumpiendo sus pensamientos- su chocolate.

-Gracias Doña Xochitl- Iturbide conocía a Doña Xochitl desde que era un niño, era su nana, y a pesar de que cuando niño siempre la trataba mal, ella lo mimaba y perdonaba, le era tan fiel a la familia Iturbide, que seguía trabajando para ellos y se había aventurado para ir a cuidar a su pequeño"Agustin"- y ya le dije que no me diga Señorito en el cuartel-.

-Usted siempre será mi "señorito" y no me levante cargos que soy como tu madre, ¡Carajo!- Dijo Doña Xochitl jalando le una patilla y dándole un beso en la frente.

-Y dime... ¿A quién necesitas ver de nuevo? ¿eh?- dijo suavemente Doña Xochitl mirandolo a los ojos y agarrándole de las mejillas, Iturbide no pudo evitar sonrojarse, se levantó bruscamente del catre y le dio la espalda a Doña Xochitl.

-A nadie- Dijo con una voz forzada para aparentar seriedad, pero era evidente que tenía pena.

-A mi no me engañas- dijo Doña Xochitl triunfal - Estás enamorado. Iturbide no respondió.

- Sé que estas casado y todo, y que afectaría tu reputación como general el tener alguien que si amas de verdad- Doña Xochitl suspiró -Pero deberías seguir a tu corazón e ir por esa persona que tanto amas, deja esa horrible mujer y cásate de nuevo, han pasado años y hasta ahora no han tenido hijos, nadie te lo reprochará.

-Retírese por favor- Dijo Iturbide con voz fría.

-Bueno, bueno- respondió de mala gana Doña Xochitl -Me voy, pero no olvides lo que te dije- Doña Xochitl dejó la casa de campaña en silencio.

Mientras tanto en el Ejército Insurgente...

Todos los soldados se encontraban dentro de sus respectivas cabañas pero no podían conciliar el sueño debido a que su general se encontraba  en desesperación con un árbol.

- ¡¿Porque soy tan estúpido?!- Se escuchó gritar al general Guerrero mientras golpeaba con su sable al árbol.

Los soldados por experiencias anteriores decidieron no molestarlo y trataron de conciliar el sueño.

Guerrero sólo lanzaba golpes al árbol  sin pensar, pero,  en una de esas el sable se atoró en el tronco del árbol haciendo que Guerrero se cayera al suelo, en su frustración golpeó con un puño el piso, "¿Porqué no me mató? ¿Porqué no lo maté? ¿Porque ordené retirar las tropas?". Con ese último pensamiento se levantó del suelo y miró hacia el bosque, empezaba a amanecer. Sin pensarlo dos veces se dirigió hacia donde tuvo el encuentro, allí encontró los destrozos que la pelea con Iturbide había dejado, la tierra removida, las ramas rotas, los tirones de camisa que llevaba en el duelo y en una esquina divisó algo brillante, se dirigió allí, removió las hojas y encontró la chaqueta del general realista.

Intrigado, Guerrero levantó la chaqueta y la apreció más de cerca. Como era de esperarse, la chaqueta era la clásica de un general realista, pero el hecho de pertenecer a Iturbide, Guerrero la encontraba fascinante. 

De repente, un par de hojas cayeron de la chaqueta. Guerrero, tomó ambas y las levantó, pensaba volverlas a guardar, además, cómo iba a leer algo que no estaba dirigido a él, pero la curiosidad venció su moral, no tuvo de otra y abrió las cartas.

Una de ellas hablaba del estado de la esposa del General Realista, que ella está bien y esperaba su regreso... Mientras tanto, la otra carta era más interesante, un antiguo borrador que sugería la unión de dos ejércitos, el insurgente y el realista. Guerrero al leer esto quedó bastante sorprendido.
"¿Unirme con él? ¿Cómo cree? Después de haberme querido matar ...que idiota..." .

Guerrero junto con la chaqueta y las cartas, regresó algo pensativo a su campamento.

Ya en su tienda de campaña trataba de adivinar  los argumentos de Iturbide para unir a dos ejércitos enemigos, pero, la sola idea de volverlo a ver, le causaba emoción. Guerrero  había quedado bastante impresionado  después de la pequeña lucha que se dió en el bosque, ahora su concepto acerca de su oponente había cambiado, admitió tener un buen contrincante y a la vez, lo imponente y curiosamente atractivo  que le llegó a parecer.  Mientras Guerrero pensaba esto último, llevó a su  rostro la chaqueta del realista, notando un agradable olor a colonia. Necesitaba verlo.

Abrazo Entre CaudillosWhere stories live. Discover now