El cuartel de Guerrero

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Era medio día, ambos generales se encontraban entrenando a su ejército, tanto realistas como insurgentes estaban preparándose para la siguiente batalla. Algunos iban por agua, otros cocinaban, y otros preparaban las armas.

Vicente Guerrero estaba preparando la siguiente estrategia para corregir su error táctico al retirar a su ejército en la batalla pasada, mientras pensaba si era propicio unirse con los realistas.

Mientras tanto en el cuartel realista, Iturbide no dejaba de dar vueltas alrededor de su cabaña, estaba preocupado haciéndose la idea de que el General Guerrero se pudo haber apropiado de su chaqueta y, sobre todo, que haya descubierto las cartas que está contenía , sumando a esto la desesperación por las nulas idea acerca de cuál sería su siguiente movimiento. Decidió tomar una caminata a las orillas del río.

Poco a poco se fue internado en el bosque, al darse cuenta, no llevaba su sable, ni guardia de compañía o por lo menos un caballo, y que, a diferencia gallardo Vicente, no conocía  la región. Prefirió encaminarse de regreso lo más rápido posible, pero, dentro de su abrumada mente,  resbaló en el escabroso terreno, cayendo fuertemente en el interior del bosque. Rápidamente, ya en el suelo y  sintiéndose un poco adolorido, decidió alzar la vista, pero para su desgracia se encontró con un grupo de vigilantes insurgentes.

-Mira, un gachupin ...- dijo uno de los vigilantes. - No trae su chaqueta ¿Será de los nuestros o de los realistas?-.

Iturbide no supo que decir al enterarse de lo peligroso de la situación, se quedó inmóvil pensado.

Sin dejar que el realista dijera una sola palabra,  lo noquearon, puesto que a diferencia del estúpido General, los soldados se dieron cuenta de que trataban con un realista, y sin pensarlo dos veces actuaron , lo cargaron y  lo llevaron ante Guerrero.

Ya en el campamento insurgente, el General Guerrero estaba en su tienda frente a un mapa de la región.

-Mire, General, encontramos un gachupin...- dijeron los soldados mientras le levantaron el rostro a Agustín.

Vicente volteó y para su sorpresa se encontró con Iturbide, gruñendo porque está empezando a despertarse.   El insurgente no pudo evitar sus sentimientos y su rostro enrrojeció. Pero sin perder la postura, le ordenó a sus soldados. 

- Gracias por traerlo, procederé a interrogarlo, pueden retirarse-.

Los soldados se retiraron  sin antes dejar a Iturbide en el suelo.

Iturbide empezaba a volver es sí, y a levantarse con dificultad.

-¿Dónde estoy ?...- susurró.

-En mi cuartel, dónde más ...- respondió Guerrero con voz profunda - Ahora entiendo porque íbamos ganando, vienes sin sable, sin guardia , sin nada... Ahora podría matarte... - hizo una pausa y se levantó, abrió un baúl que se encontraba a sus espaldas e  hizo un sonido metálico, Iturbide vio pasar su vida frente a sus ojos, sentía su muerte próxima... -Pero... leí tu carta ...- continuó Guerrero mientras le aventaba la chaqueta realista  a su dueño. Iturbide quedó sorprendido.

-Y ....¿qué opinas?- dijo Iturbide tímidamente. Esto enterneció al General Guerrero. Dejando de lado los confusos sentimientos que lo abrumaban,  retomó la seriedad que la situación ameritaba y procedió a responder.

-Considero que debo escuchar con sus propias palabras sus intenciones, General, dígame ¿Qué le hace pensar que es preciso dejar las armas y confiarme a usted?-.

Iturbide procedió a levantarse.

-No me sorprende que quiera estar bien enterado, General, yo hubiera hecho lo mismo, y creo que no hay mejor forma de explicárselo que frente a frente, además...tras el último encuentro que tuvimos... con más razón...- contestó a la vez que se ponía su chaqueta y se la acomodaba. -Debe estar confundido por mi violenta actitud hacia usted en nuestra pequeña riña allá en el bosque, y le pido a usted disculpas por ello, pero debo de admitir que las consecuencias que el enfrentamiento trajo son positivas, me ha reforzado lo buen contrincante que tengo y el fuerte aliado que tendría si usted me lo permitiera -.

-Mire General, le sugiero retirar sus refinadas palabras e ir directo al grano, es evidente que usted tiene una gran indecisión , todos estos planes que tiene usted los puede efectuar usted solo y bien pudo haberlos logrado con mayor ventaja si usted me hubiera matado anoche, en si usted no me necesita, al dejarme vivo tendría que obedecer a alguien, la situación no es impersonal, es bastante personal-.

Guerrero se acercó a Iturbide tomándolo de la barbilla. - ¿De que te sirve tener a alguien no educado, Agustín?-.

Guerrero se seguía acercando, a Iturbide solo le quedaba retroceder poniéndose más y más nerviosos.
-M-m-mire, General...- dijo tartamudeando Iturbide mientras apartaba con su brazo a Guerrero.
-Mi intención nunca fue matarlo, sabe perfectamente que usted fue el que se me abalanzó-.

-¿Y cree que no puedo hacerlo de nuevo?- dijo Guerrero con voz firme alzando la ceja. 

-General Guerrero, por favor escuche-.

-Vicente para ti-.

-No se salga del tema, ¡General!, estoy solicitándole con todo respeto que unamos fuerzas contra los españoles, ellos todavía no saben de estos planes y si atacamos juntos podremos ganar y tener una mejor nación para todos- guardo silencio por unos segundos -¿No eran esos los ideales de Morelos?- dijo con voz firme y mirándolo de forma retadora.

-Parece que al final si tiene su carácter- susurro Guerrero para si.

-¿Que dijo?-.

-No, nada- contestó Guerrero -Mire General, necesito pensarlo- miró su reloj -Le sugiero regresar a su cuartel, lo escoltaré hasta el bosque para que mis hombres no lo vean-.

Guerrero abrió la parte de atrás de su tienda tendiendo una mano amistosa hacia Iturbide. Iturbide quedó un poco desconcertado pero seguro la negó.

-No gracias, puedo caminar por mi cuenta- Al comentario recibido Guerrero volcó los ojos, al parecer hacer una alianza con ese sujeto seria difícil, no lo conocía bien, hasta donde lo había visto, era alguien no muy listo, y fiarse de el seria todo un reto...pero tenía carácter para no perder el objetivo de la mira a pesar de que este lo había tratado de seducir, además, su forma de combate lo había impresionado, pocos eran los que podían dejarlo en el suelo...le parecía un hombre interesante.

Se adentraron en el bosque sin decir ninguna palabra, hasta que Guerrero intentó hablar.

-Agustín, no crea que no estoy dispuesto a llegar a un acuerdo con usted-.

-Me alegro- le contestó Iturbide con una leve sonrisa.

-AJAM....- dijo Guerrero algo nerviso. -Bueno, a partir de aquí ya no puedo seguir más, aquí nos separamos, más adelante esta su campamento...ya no podrá perderse-.

-Le enviaré misivas, Vicente, para llegar a un acuerdo, esperaré su respuesta- Iturbide se acercó a Guerrero. -A sido un placer- dijo estrechando la mano de Guerrero.

-El placer a ha sido mio- contestó Vicente sonriente.

Abrazo Entre CaudillosWhere stories live. Discover now