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Jungkook estaba limpiando el polvo de los cuadros colgados en las paredes, las voces de las nuevas empleadas resonaban en pequeños grititos al fondo del pasillo. El castaño solo apretó sus labios en una fina línea mientras intentaba concentrase en lo suyo, sus piernas temblaron cuando escucho la grave voz que hacía tiempo no escuchaba.

Quería salir corriendo.

Apretó fuertemente el plumero entre sus manos temblorosas, y volteó lo más disimuladamente que pudo, viendo cómo al final del pasillo, el cabello pelirrojo se asomaba entre todas las cabelleras castañas, negras y rubias. En su rostro tenía una sonrisa algo incómoda, pero de todas maneras contestaba cortés a los coqueteos suaves de las chicas.

Taehyung... había crecido.

No era el chiquillo que saltaba de aquí hacia allá, con su cola siempre esponjada y sonrisa permanente en su rostro gritando "¡Kookie!" con una emoción que nadie se la sacaba.

No.

Ahora, era un heredero de una empresa de importancia en Rumania, tenía 20 años, era alguien realmente atractivo y estaba en busca de una... esposa... cambia forma con la cual formar una familia. Taehyung no tenía tiempo de atender banalidades como lo es su relación de amigos desde la infancia, aunque en vista de su ya dañada relación, ni siquiera sabía si podía calificar lo suyo como una "amistad", cuando no se han hablado en más de cinco años.

Además...

Aunque quisiera, Jungkook ya había roto una de sus promesas, sumándole que solo era un humano que servía a la familia de Taehyung, un sirviente, solo eso. Jungkook no tenía nada digno en él para siquiera ser amigo del pelirrojo tigre.

A veces Jungkook deseaba poder viajar al pasado cuando apenas eran unos niños, cuando todo era más fácil y nunca sopesabas las consecuencias de lo que hacías, cuando ellos todavía estaban bien.

Jungkook terminó por soltar un suspiro y volver a lo suyo, refunfuñando entre dientes y con un puchero en sus labios. ¿Esas chicas podían perder el tiempo sin ninguna consecuencia, pero si Jungkook estaba respirando en el lugar equivocado lo castigaban? Eso era un poco más que injusto.

—¡Jungkookie! — gritó una voz que lo sobresaltó y lo hizo pegar un chillido.

Retrocedió unos pasos por inercia y su espalda baja chocó contra el mueble en donde estaba el jarrón que habían los señores Kim habían comprado en su viaje a China. La figura de porcelana se balanceó, tentando su suerte a romperse. Jungkook con nerviosismo, sujetó el objeto hasta que estuvo estabilizado en el pequeño estante, al verlo en perfectas condiciones soltó un suspiro de alivio y se volteó para dirigirle una mirada nada agradable al chico que acababa de llamarlo.

Kim Mingyu era el primo de Taehyung, pero por el contrario de este, Mingyu era una pantera. Jungkook se percató durante esos años que no toda la familia Kim eran unos cambia formas tigre como había pensado, algunos eran ocelotes, osos e incluso Mingyu le contó que había un cambia forma erizo por ahí.

El castaño lo miró con una ceja alzada y sus brazos cruzados, esperando una respuesta ante el repentino susto que había decidió darle el chico. Por otro lado, el rubio solo lo miraba con una sonrisa inocente, balanceándose sus pies mientras silbaba levemente.

—¿Qué haces aquí? Pensé que dijiste que tenías que juntarte con un empresario o algo así esta mañana. — preguntó con desdén mientras volvía a lo suyo, limpiar el castillo.

Mingyu solo le dio una sonrisa mientras lo seguía en sus quehaceres.

—No tenía ánimos así que no fui. —dijo encogiéndose de hombros.

Jungkook lo miró incrédulo, el rubio preparándose para el regaño que estaba seguro que el castañito le daría.

—Mingyu no puedes hacer eso, si te comprometiste a juntarte con ese caballero debiste haber ido. —le reprendió haciendo un ligero puchero.

Jungkook difícilmente podía intimidar a los cambia formas siendo tan adorable como era. Pero que dios los salvara a todos si el chico en verdad llegaba a enojarse.

—Pero...

—No quiero oír tus excusas. — interrumpió Jungkook. —Sé que no quieres ser empresario como el resto de tu familia, pero tienes que demostrar que eres responsable y de fiar para que te suelten luego de todo esto, Mingyu.

El rubio suspiró y sus hombros se encogieron en tristeza, el lo sabía mejor que nadie pero era difícil hacer algo que no te apasionaba.

—Lo sé, gracias por los consejos Jungkookie. —musitó con una suave sonrisa que Jungkook correspondió.

El castañito siguió avanzando por el pasillo, ya que ahora le correspondía ayudar a preparar el almuerzo.

Mingyu en cambio, se quedó mirando con tristeza la espalda del menor, para después voltear a ver a Taehyung quien miraba con pena y melancolía al pequeño castaño que se alejaba cada vez más de él.

—Por más triste que me ponga, esto es por tú bien, Jungkookie. —susurró el joven pantera con tristeza.












 —susurró el joven pantera con tristeza

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꒰ ͜͡➸ •.¸. 𝑻𝒉𝒆 𝑹𝒆𝒅 𝑻𝒊𝒈𝒆𝒓  ᵛᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora