f o u r t e e n

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—Tae... — comenzó a balbucear el humano. — deberíamos volver... ya es muy tarde...

—No.

Taehyung restregó su cabeza contra el vientre del castaño, con su ceño fruncido y su cola balanceándose de un lado a otro con la elegancia que caracterizaba a los felinos. Las mejillas de Jungkook se entintaron de un suave carmín, sus manos que antes acariciaban la pelirroja cabellera ahora se encontraban tirando de ella, logrando que los felinos orbes ajenos lo miraran.

—Tenemos que volver, la noche atrae las heladas y si para entonces seguimos acá vas a conseguir un resfriado. —reprochó suavemente.

Después de derramar las lágrimas y decirse todo lo que acallaron por cinco años, pasaron largas horas en donde Taehyung simplemente se recostó en el regazo de su (ahora sí) dulce humano, mientras que el susodicho le acariciaba por detrás de sus felinas orejas logrando sacarle ronroneos al joven híbrido. Jungkook estaba apoyándose de un gran árbol, que dejaba caer con gentileza los pétalos que ahora bañaban el río tranquilo.

El tigre lo observó con molestia para después incorporarse y en un rápido movimiento dejar al castaño en su regazo, acunándolo como si de un bebé se tratara y su cola rápidamente enroscándose en la cintura ajena.

—Los híbridos tenemos una temperatura corporal más alta, y si es demasiado helado siempre puedo cambiar a mi forma animal. Quien debería decir eso soy yo. — recriminó el morocho pellizcando suavemente los muslos del humano.

Jungkook se removió incómodo.

—¿Tienes que ser tan empalagoso? ¿No puedes, uh, darme un poco de espacio? —Taehyung parecía ofendido con la pregunta, aunque en verdad no era de extrañar con alguien que demostraba su afecto a través del tacto.

—Antes no te molestaba. —se quejó con un puchero.

—Exacto, antes. — aclaró de brazos cruzados, más Jungkook no hacía nada para apartarse.

—¿Dónde está mi Kookie que lloraba si no le daba mimos?

—Taehyung, teníamos seis años.

—¡Pero yo sigo siendo exactamente igual! ¿Por qué Kookie no? — exclamó Taehyung prácticamente en un berrinche.

—Se llama adaptación, no esperabas que siguiera siendo el mismo bebé llorón después de que empezara a trabajar en el castillo, ¿o sí? — contestó el castaño tirando suavemente una de las mejillas de Taehyung.

—Ugh, como me gustaría viajar al pasado y raptar a Kookie bebé para que aceptara mis mimos sin quejarse. — se quejó dramáticamente, suspirando con pesadez y apretando más el cuerpo de Jungkook contra el suyo.

—Hey. — le llamó la atención el castaño al ver el semblante tristón del pelirrojo. — No pongas esa cara, soy el mismo Jungkook con el que jugabas años atrás.

Taehyung lo miró con tristeza.

—¿Y dónde está la evidencia de eso? Porque no parecías ser el mismo Kookie que conocía cuando me abandonaste hace cinco años.

El cuerpo de Jungkook se tensó, recordando la amarga promesa rota que el viento se llevó. Recordó los tristes rugidos de tigre que escuchaba a través de la ventana, y por supuesto, el rostro de profunda tristeza que cargó Taehyung por meses. Su cabeza se agitó en negación, alejando aquellos melancólicos recuerdos para concentrarse en su presente.

Jungkook se presionó más contra Taehyung, escuchando los desbocados latidos del corazón del joven tigre y sintiendo como este afianzaba el agarre a su alrededor. Le tomó unos minutos, pero finalmente levantó la vista para enfrentar aquellos ojos que lo miraban expectantes, con la esperanza de algo que Jungkook desconocía. Sus respiraciones, su rostro, todo distraía al castaño, pero debía mantenerse firme porque era ahora Taehyung quien lo necesitaba. Finalmente, Jungkook se decidió por hablarle con suavidad.

—El hecho de que nunca me fui aunque nadie me habría detenido si lo hubiera decidido. Porque decirte adiós era mucho más horrible a permanecer en donde no podía hablarte. Eso demuestra que sigo siendo el mismo Kookie, porque ahora podemos seguir siendo amigos.

Taehyung lo observó unos minutos, sus ojos se oscurecieron por unos segundos pero después una lenta sonrisa se posó en sus labios. El joven híbrido apretujó a su dulce humano entre sus brazos y escondió su rostro en la curvatura del cuello de Jungkook, inhalando su suave aroma y calmándose con su presencia. Y es que Taehyung no podía culparlo, porque él también hubiera preferido no poder dirigirle palabra alguna a tener que decirle adiós a él y todos los recuerdos de felicidad que en algún momento Jungkook le brindó. Simplemente no podía, nunca sería capaz.

Taehyung estaba feliz de poder volver a tener al castañito a su lado, aunque en verdad, su tigre estaba herido a más no poder por no ser visto como un pretendiente para su dulce humano.




















Perdón por el cap sad, en verdad quería volver con algo fluff como recompensa por haber desaparecido, pero las otras escritoras con sus actualizaciones depresivas que me dejan en una depresión constante no son de mucha ayuda :')

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Perdón por el cap sad, en verdad quería volver con algo fluff como recompensa por haber desaparecido, pero las otras escritoras con sus actualizaciones depresivas que me dejan en una depresión constante no son de mucha ayuda :')

Pero el próximo cap es fluff sí o sí, don't worry

Ahora me enfocaré más en terminar los caps de las historias que no actualizo hace tiempo umu

Eso es todo, se les quiere 💕

꒰ ͜͡➸ •.¸. 𝑻𝒉𝒆 𝑹𝒆𝒅 𝑻𝒊𝒈𝒆𝒓  ᵛᵏᵒᵒᵏWhere stories live. Discover now