t w e l v e

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—Hey, lindas flores las de allí. —le comentó Mingyu con una sonrisa, observando el florero de vidrio que se posaba glorioso en la biblioteca.

Durante el último mes, esas flores no habían parado de llegar y Jungkook al no tener espacio para ellas, no le quedaba de otra salvo que colocarlas en diferentes floreros del castillo.

—Son muy lindas, ¿verdad? —contestó el castañito, parándose de puntitas para dejar los libros donde correspondía.

—Mmh, me pregunto quién será el que las envía. — dijo de vuelta Mingyu con leve coquetería en sus palabras.

El castañito soltó unas risitas y se volteó a ver a su amigo con una dulce sonrisa.

—Muchas gracias por las flores, Mingyu. — agradeció con un brillo en sus tiernos orbes.

El joven pantera balanceó su cola por lo bajo, casi con cautela, guardando silencio por unos segundos mientras observaba fijamente a su amigo ordenar las cosas del castillo, acción que ya la había tomado por costumbre.

—De nada. —se limitó a contestar quedamente.

Jungkook volvió a lo suyo, ordenando la biblioteca después de una intensa investigación por parte el señor Kim y un socio que lo había visitado el día anterior. Por otro lado, Mingyu no apartaba su vista de la puerta principal de la habitación, casi a la expectativa de que algo o más bien alguien llegara, más al no ver la ya tan familiar figura que esperaba, el joven suspiró con pesar, mordiendo sus labios dubitativamente, ya que sabía de antemano que sus palabras probablemente lo meterían en un problema, sin embargo, decidió dar la única pista que podía ayudar a su inocente amigo.

—Jungkookie, ¿puedo hacerte una pregunta? —  habló fuertemente, intentando aparentar la naturalidad de siempre.

El humano se volteó a verlo con una expresión curiosa, asintiendo levemente con su cabeza dándole la señal de que podía hacerlo sin problema alguno.

Mingyu se relamió los labios expectante.

—¿Puedes repetirme las palabras que te dijo la tía Mi-Suk hace cinco años? —preguntó cautelosamente.

Contrario a la reacción que esperaba, Jungkook solo le dirigió una mirada confusa antes de responderle quedamente:

—Me dijo que no volviera a acercarme a Taehyung en sus días de celo. ¿Por qué lo preguntas? —cuestionó el joven humano.

Mingyu le dio una sonrisa altanera. "Bendita sea la inocencia de Jungkook" pensó por unos segundos.

—Jungkookie, ¿acaso sabes lo que son los días de celo?

La habitación se sumió en un silencio, uno que duró unos minutos antes de que la cabecita castaña del humano se moviera suavemente en una negación.

Mingyu intentó reprimir las carcajadas que querían salir de su boca.

—Jungkookie, llevas catorce años viviendo aquí, con una familia entera de cambia formas, ¿y no sabes lo que es un celo? —preguntó en tono de broma el joven pantera.

Jungkook en respuesta se encogió de hombros.

—La señora Kim me brindó una educación completa, más de lo que algunos empleados tienen, pero solo me explicó las cosas que creía que eran útiles saber sobre los cambia formas. Tampoco vi la necesidad de indagar más en ello. ¿Eso está mal? —preguntó inocentemente al final.

"Así que definitivamente él no sabía..."

—Ah~ tan inocente nuestro dulce Jungkookie. —canturreó el rubio mientras despeinaba con cariño la castaña cabellera del humano. —Bien, entonces tu amigo del alma te enseñará lo que es un celo, ahora, ¿dónde era que estaba ese libro?

El rubio comenzó a dar vueltas por la biblioteca con un curioso Jungkook siguiéndolo por detrás, sus finos dedos pasaban a través de las estanterías con precaución y a la vez, admirando la paciencia de Jungkook cuando ordenaba alfabéticamente todos los libros de la biblioteca (que por cierto no era nada pequeña).

—¡Oh! Aquí está. —habló animado Mingyu mientras sacaba el empolvado libro de la estantería.

Las páginas se notaban amarillentas, el libro estaba cubierto en su totalidad por motas de suciedad. Dándose media vuelta, acercó el libro a sus labios y sopló lo suficiente para que la suciedad quedara suspendida en el aire, sin embargo, no se percató de que justo en frente suyo estaba el humano, quien recibió todo el polvo en sus redondos orbes. Jungkook soltó un pequeño grito, llevándose sus manos en puños a sus ojos que ardían fuertemente, las lágrimas no tardando en rodar por sus rosáceas mejillas ahora cubiertas con suciedad. Mingyu reaccionó a los pocos segundos y alarmado, dejó el libro en cualquier lugar para proceder a acercarse a Jungkook.

—¡Dios, Jungkook lo siento mucho! —se disculpó el joven pantera intentando elevar el rostro del humano para poder verlo mejor.

Contrario a él, Jungkook sólo intentaba alejarse, dando pequeños y torpes pasos hacia atrás.

—N-No te acerques. —dijo con la voz ligeramente quebrada.

Mingyu resopló.

—Vamos Jungkook, no puedes llorar por eso. No fue nada. —intentó animar su amigo.

Jungkook puchereó, alejándose más del cuerpo del chico pantera.

—L-Lo dices pero n-no sabes cómo duele. —se quejó el castañito. — P-por favor aléjate.

—Vamos Jungkook... — intentó razonar el rubio.

Por última vez, Mingyu realizó el amago de acercarse a su amigo con la intención de limpiarle el rostro, pero a penas avanzó un paso se vio interrumpido.

—¿Qué parte de la palabra "aléjate" es la que no entiendes?


















—¿Qué parte de la palabra "aléjate" es la que no entiendes?

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꒰ ͜͡➸ •.¸. 𝑻𝒉𝒆 𝑹𝒆𝒅 𝑻𝒊𝒈𝒆𝒓  ᵛᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora