Capítulo 8

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Hacía ya un par de días, después del pequeño incidente con el objeto metálico y la cabezota de Derek, habían solucionado toda aquella situación y habían empezado a tratar el tema del control.

Cuando Derek decidió que harían entrenamiento físico solamente por un tiempo, jamás imaginó a que se refería. Ya estando en el suelo, bocarriba, jadeando, con las mejillas brillando perladas por el sudor, entendió a lo que realmente se refería. Ilusamente creyó que el lobo estaría ocupado y que el entrenamiento duraría menos, pero no, ahora pasaba gran parte del entrenamiento peleando contra el enorme y exageradamente fuerte Derek humano, para luego darse de lleno contra un muro; el Derek lobo.

No, esto era un abuso, su pobre cuerpo no lo resistiría más, Derek había insistido en que si no era capaz de defenderse contra un lobo entonces no había punto en su entrenamiento y ahora el sufrimiento se había vuelto un requisito en su día a día.

— Arriba, no seas flojo — demandó el lobo mirándolo desde arriba con superioridad. Le sacó el dedo del medio y  trató de levantarse, pero lo único que consiguió fue despegar su cabeza del suelo lo justo y necesario para fulminarlo con la mirada y echarse para atrás.

— ¿Flojo? Es la quinta vez que me azotas contra el suelo, la próxima vez se me quebrará la espalda y yo no me curo mágicamente, tendrás que hacerte cargo — masculló adolorido.

Al levantarse sus piernas temblaban tanto que parecían echas de gelatina, se apoyó en un árbol para erguirse por completo sintiéndose totalmente irritado, furioso. Y la sonrisa de Derek era una sincera molestia. Sabía que lo estaba disfrutando y eso solo lo hizo peor, ver su pose de chulería y como sin palabras lo dejaba en claro lo débil que era en comparación.

— De nuevo — ordenó.

Lo miro con mala cara y analizó la situación, ¿existían las trampas en una pelea en desventaja? Metió la mano en el bolsillo y enredó la cadena en sus dedos. Corrió de frente contra el lobo sorprendiendole, Derek se cuadró en su posición listo para contrarrestar su ataque, pero cuando Stiles llegó lo suficientemente cerca sacó su cadena de plata y amagó con lanzarsela a la cara, como nunca Derek se hizo para atrás en lugar de simplemente tomarla con la mano.

Vió su oportunidad y tan rápido como pudo, sin importarle el posible dolor que sufriría por el golpe, se lanzó al suelo y con movimiento fluido golpeó la parte posterior de los tobillos de Derek con la pierna tirándolo al suelo en un golpe seco.

— ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! — festejó en el suelo, se tiró de espaldas y alzó los brazos con la mano en puño — ¡Al fin! ¿No que lo de la plata era una leyenda? — se mofo mientras el lobo aún echado en la tierra solo bufaba inconforme.

— Ustedes querían matarme, decirles que lo de la plata era cierto hubiera sido riesgoso — explicó — Y por cierto — mascullo — Eso es jugar sucio.

— Sueltame, estás idiota — gritó cuando el lobo en una actitud que en definitiva le recordó a un husky se lanzó sobre él para hacerle una llave. El castaño trató de zafarse pero una cosa era fingir herir a Derek con plata y la otra era herirlo de verdad, así que su única ventaja ya no era viable. Se dejó hacer mientras soltaba insultos a diestra y siniestra.

— Y he aquí, caperucita se transforma en ogro — lo escuchó burlarse mientras él trataba de escurrirse de sus brazos y librarse y estaba plenamente consciente de que al lobo se le estaba complicando mantener sus brazos en un mismo lugar.

— Es que me asfixias baboso — se quejó, y era cierto, estaba muy agitado y parar tan de golpe para estar atrapado le dejaba sentir el pulso en sus orejas.

Derek lo soltó y quedaron los dos quietos, tirados en el suelo, sin mediar palabra pero perfectamente cómodos, como si la única razón para el silencio fuera su respiración agitada y el cansancio. Stiles se quedó mirando el pecho del lobo porque era lo único en su panorama inmediato, pero de alguna forma el movimiento acompasado del pecho del lobo lo hipnotizo.

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