Capítulo 16.

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El loft ahora era un lugar decente, se veía mucho mejor todo aseado y con la alacena surtida. Tenían cafetera, una pequeña refrigeradora provisional, vajilla y todo lo que necesitaría Derek para no morir de hambre. Comida preparada solo para calentar (demasiada), lo cuál le sorprendía, Derek con sus super sentidos debía ser capaz de sentir aun más el mal sabor de ese tipo de comida, también tenía muchas frutas que casi lo había forzado a comprar y enlatados. Perfecto para aguantar mientras remodelaban el lugar, o al menos Derek lo haría, después de limpiarlo el lobo admiró el sitio como si fuera la primera vez y declaró que tenía potencial. Empezaría con las refacciones en cuánto tuviera oportunidad, probablemente, se daría tiempo en cuánto acabaran con el alfa.

Derek aun era muy reservado en lo que respectaba a su vida alejado de Beacon, bueno a su vida en general, pero sin necesidad de preguntar si quiera el lobo lo llevó en su auto para realizar las compras de rigor, le pidió su opinión sobre tipos de madera, muebles y todo tipo de artículos para el hogar. Sonrió como bobo al pensar en esa palabra, hogar, ya no un hueco polvoriento en un sitio olvidado y sombrío.

Dejó su teléfono un lado para concentrarse, Derek le había enviado imágenes de modelos de salas de estar, un mensaje seco, sin palabras solo imágenes. El lobo era encantador a su particular manera. Por el momento buscaba cerrar el cerco entorno a la investigación de la identidad del alfa, no había conseguido mucho, pero no se le ocurría cómo más podría hacer tiempo hasta que llegara Danny. Casi se le escapa el corazón por la boca cuando volteó y encontró a Derek Hale, el supuesto asesino en serie y su amante de medio tiempo en su habitación a pocos metros de su padre. No entendía porque no pudo avisarle en cuánto envío los modelos.

Iba a matarlo en definitiva, iba a matarlo.

Tuvieron una "agradable" charla sobre como manejarse en ese nuevo entorno, lejos de la seguridad del loft y su muy delicadamente estructurado ambiente juntos. No importaba la situación, el lugar o momento, que manía con estamparlo contra superficies verticales. Bueno, tampoco se estaba quejando, ahora cada vez que tenían sus pequeños agarrones los disfrutaba mucho más.

Retomó su asiento en la silla mientras le enviaba un par de mensajes a Danny, joder llegaría aún más tarde y entre tanto él trataba de ignorar los sucesos cada vez más recurrentes en su día a día junto al moreno, tanto así que no podía dejar de pensar que tenía a un muy relajado Derek vagando por su habitación, con una cama, un escritorio y otro par de superficies en las que todavía no había sido estampado o besado.

— Ay Dios — murmuró tratando de despejar su mente. El lobo apareció a su espalda momentos después.

— ¿Tus reglas involucran algo específico? Porque tu habitación es aburrida  — declaró mirando los alrededores muy pagado de sí mismo.

— Entonces toma un libro, anda, edúcate — ordenó frotando su frente.

Reglas, claro que podía poner reglas la regla número uno podría decir algo así como: Nada de actividades impúdicas bajo el mismo techo que mi padre. Y la número dos podría ser: No me mires demasiado porque no tengo ningún tipo de autocontrol y si te miró mucho me imagino tu rostro, más de cerca, con esos bellos ojos verdes brillando mientras me besas y... Oh no, Jesús, Jesús, Jesús, la biblia,  ositos cariñositos. Mente sana como manzana.

El lobo sonrió con picardía como si supiera lo que cruzaba por su cabeza, se acercó más al castaño arrinconandolo ligeramente mientras husmeaba entre los textos apilados en su escritorio.

— Un libro, sí, claro. No me digas, tienes el señor de los anillos  — musitó burlón.

— No... — trató de negar mientras discretamente ocultaba el título.

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