Capítulo 13

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— No toques eso, espera... ¡Espera! Mierda... ¡Tíralo! — gritó Derek espantado mientras de un tirón tomaba la pequeña bomba que el humano había creado inconscientemente y la tiraba tan lejos como pudo. Una vez la bomba estuvo fuera de su alcance, golpeó la cabeza del castaño agresivamente. Gracias al cielo que habían sacado la mesa del cobertizo o Derek ya estaría muerto.

Stiles sonrió tan inocentemente como fue capaz, con los hombros encogidos y las manos en alto, el hombre lobo tuvo una especie de reacción en cadena por la mezcla de resignación, molestia y lo precioso que era el mocoso cuando quería. Lo tomó del rostro para besarlo, pero el castaño con el humor más juguetón que poseía en lugar de dejarse hacer tomó una rama de serval disimuladamente. Dió un salto hacia atrás elevando la rama en alto como si de una espada se tratara creando una barrera entre su cuerpo y el ceño fruncido del lobo.

—  Quieto Fido — ordenó amagando con tocar al lobo con la rama.

Con una mueca incrédula el lobo alzó las manos dando pasitos tentativos hacia él. Esperaba que el humano bajara la rama, pero no lo hizo, en su lugar la uso para guiar al lobo hasta la mesa dónde tenían sus instrumentos de entrenamiento, con un gesto demandó que se sentara, pero el lobo no hizo amago de hacerlo para nada.

— Tengo un brócoli asesino y no dudaré en usarlo — advirtió con una sonrisa arrogante posando entre sus labios.

— Pues a mí me parece más una lechuga — señaló Derek con ambas cejas arqueadas en un gesto burlón. De inmediato y casi por puro instinto la mirada del castaño se dirigió a la rama. Sí, parecía una lechuga.

— El punto es que soy yo quién tiene la ventaja, compláceme y por favor toma asiento — solicitó en un fallido intento de aparentar calma, pues en realidad parecía a punto de brincar. De todas formas el lobo no se hizo más de rogar, se sentó y esperó pacientemente a que el humano se posicionara frente a él con la rama a sus espaldas — Ahora cierra los ojos y quédate quieto.

El lobo bufó negándose, el humano le enseñó su arma y acabó por cerrar los ojos a regañadientes. Sintió el impulso de decir Buen chico pero creyó que eso ya sería demasiado, con discreción de puntitas corrió hacia su mochila, sacó su pequeña travesura y regresó de la misma manera frente al lobo.

— Ya puedes abrir los ojos — autorizó, entonces con pasmosa lentitud el lobo abrió los ojos con una seria mirada de molestia.

No pudo más y se echó a reír a carcajadas, le había hecho una bonita diadema con lo que se suponía eran orejas de lobo, pero viéndolo bien parecía más bien un gato cabreado. En un rápido movimiento el lobo le dió una pequeña palmada en la mano que lo hizo tirar la rama para poder agarrarlo de la sudadera y golpearlo. Frotó sus nudillos en la cabeza del castaño hasta que el chico chilló ordenando que lo soltara

— Eres un tramposo, me quitase mi lechuga — se quejó, o más bien trató de quejarse pues como ya le era costumbre su mente había tomado otro rumbo. Sonrió risueño al ver la mueca de confusión en el rostro de Derek, era gracioso ver cómo sus cejas se movían en contraste de sus ojos curiosos y las orejas le daban el toque final.

Supuso que con lo que había pasado la tarde anterior las cosas entre ellos se pondrían incómodas pero después de pasar un par de minutos junto al lobo todas sus preocupaciones y suposiciones pasaron a segundo plano. Se sentía tan natural estar juntos, como si lo del día anterior no hubiera cambiado nada entre ellos pero aun así algo hubiera mejorado, creado un ambiente especial entre mirada y mirada. Se deshizo del agarre para poder mirarle en condiciones, se posicionó entre sus piernas para besarle antes de si quiera procesar lo que hacía, se detuvo entonces como petrificado.

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