09

914 119 83
                                    

Era casi la hora de salida cuando comencé a caminar por los pasillos de la escuela. Hoy mi hermano llegaría tarde a casa, así que me las ingeniaría para regresar yo sola. Escuché unas risas aproximándose así que elevé la mirada aún con los audífonos puestos. Yangmi y Seungmin, ambos riendo; la chica con un leve rubor en sus mejillas. Bufé, estas últimas dos semanas ellos se habían hecho más cercanos y debido a ello a penas me pude acercar al chico.

Tal como lo dijo, ella no me permitía herirlo.

-Voy al baño, espérame un segundo -dijo la pelinegra corriendo al lugar mencionado.

Ahora o nunca.

-Hey, tú -llamé a Seungmin y él volteó hacia mí señalándose-. Eres el único aquí, ¿quién sino? -suspiré.

-Creí que ya no me querías cerca...

-Adivino, es la niñita esa la que te convenció de alejarte -me crucé de brazos.

Se quedó en silencio. Lo sabía, él jamás se alejaría de mí por su cuenta.

-¿Por qué eres cercana a Hyunjin? -preguntó él y yo abrí mis ojos en sorpresa-. Lo noté hace tiempo, se reúnen al menos una vez a la semana aquí en el colegio temprano. Por si no lo sabías, estoy aquí a penas abren las puertas.

Ay, Seungmin. Solito me das ideas.

-Seungmin, así de simple: tú no eres Hyunjin, eres todo lo contrario. Digo, míralo y mírate... ¿crees que querría acercarme a ti?

Pude ver los ojos del chico aguarse y por alguna extraña razón sentí una punzada de culpa en mi pecho.

¿Pero qué...?

-Hey...

-¡Aléjate!

Retrocedí inevitablemente ante el empuje de Yangmi en mi hombro. La miré atónita, ¿cuándo llegó?

-Olvidé que no tengo papel -su mirada me quemaba-. ¿No entiendes? ¿Tan enferma estás? -suspiró y se acercó aún más a mí-. No sé qué clase de problemas tengas. Jaebum estudia psicología, así que sé que si haces esto es por algo; nada lo justifica, sin embargo.

-Yo le digo que se aleje y él no lo hace, no es mi problema -murmuré.

-¡Me gustas! -dijo él de repente-. ¡Y sé que algo te ocurre, por eso no me alejo! -revolvió sus cabellos frustrados-. Tienes razón, no me parezco en nada a Hyunjin, y jamás lo seré ni un poco, pero Migyeong... déjame ayudarte. Dices que quieres que me aleje, sin embargo, si lo piensas, la mayoría de veces eres tú la que se acerca.

Yangmi nos miró a ambos sorprendida.

-¡Pero Minnie, ¿no ves que solo te hace daño?! Digo, problemas tiene, y está bien que quieras ayudarla. Mas no tienes que involucrarte si te va a herir, o sea, ¡hasta te ha hecho llorar y botar sangre, Dios, Seungmin reacciona!

Él intercaló miradas entre ella y yo.

-Migyeong...

Extrañamente sentí un nudo en mi garganta, mi voz no quería salir. ¿Por qué me picaban los ojos...? Lo que él dijo son puras tonrterías, entonces... ¿por qué quiero llorar? ¡Yo no me acerco, él lo hace! ¡Es él el pesado que no me deja respirar!

Es su culpa...

-La única forma en la que puedes ayudarme es alejándote -espeté con mi voz temblando-. No me mires, no me hables; por mí puedes morirte.

Él bajó la vista y al levantarla de nuevo hallé esa sonrisa triste.

-Está bien, Migyeong, si eso es lo que quieres...

ѕιяєη - kïm sëünġmïn Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ