Capítulo tres: Una fiesta.

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Capítulo tres: Una fiesta.

Yacíamos en la casa de los Lohan desde hace unas tres horas, todo estaba medianamente tranquilo, los mellizos recibieron un montón de regalos por parte de sus invitados y aceptaron sin problemas mis disculpas por no haberles traído nada, según ellos, con mi presencia bastaba.

Se suponía que sería una fiesta tranquila y a decir verdad yo pensé que más bien se trataría de un pequeño compartir, pero de pequeño esto no tiene nada, el patio trasero de su inmensa casa, donde además está su piscina se encuentra completamente adornado con cosas festivas.

Los mellizos están cumpliendo dieciséis años y la celebración parece como si fuera de alguien con sus recién dieciocho años, hay varios grupos de chicos reunidos entre sí y en algunas mesas yacían unas cuantas botellas de licor, vino blanco y hasta whiskey, la mayoría de los muchachos están borrachos, bueno, los amigos de los cumpleañeros porque por más extraño que parezca todos los de mi mesa están sobrios, según me dijo Esteban nuestro turno llegará junto a alguien que él asegura que yo no conozco, el punto es que cuando sean las nueve todos ellos se irán y la persona misteriosa llegará.

Al comienzo de todo esto me dio una vergüenza terrible llegar con ropa que no era mía pero para mi suerte, nadie lo notó. Lo que nos tomó por sorpresa a Esteban y a mi fue que la piscina también estaría a nuestra disposición y ninguno podría usarla sin mojar nuestras prendas. Al final sí la usamos, no queriendo pero la usamos, poco después de eso ambos moríamos de frío, gracias a que el clima aún no estaba helado nos secamos al rato.

—Así qué... —habló Jazmine captando mi atención y la de todos. —¿Qué tal que jugamos algo mientras llega la principal? —propuso emocionada, todos negaron y ella insistió unas cuantas veces.

—No es por ofenderte Jazmine pero es que aveces eres medio loca. —dije tan sutil como me pudo salir. Para mi suerte, todos me apoyaron, hasta su novio.

—Cariño, mejor esperemos tranquilos y sigamos conversando. —le dijo meloso, intentando abrazarla por los hombros, ella se alejó indignada y se levantó.

—¡No! —chilló y nosotros nos quejamos por el tono tan agudo que utilizó. —Quiero jugar. —y como si se tratara de una niña de cinco años, en su etapa caprichosa volvió a sentarse y se cruzó de brazos.

—¿Y por que no van a jugar un rato a la habitación de huéspedes? —inquirió una voz femenina detrás de mi, todos burlaron a la pareja y la rubia por segunda vez en el día se sonrojó, su novio la abrazó por un instante, eso hasta que se levantó y pareció venir hacia mi. Oh, me va a matar.

—¡Idiota! —exclamó y sentí como si de verdad se fuera a aventar hacia mi. —¡No sabes cuánto te extrañé! —pero al escuchar eso me tranquilicé, ella me ve todos los días, no hay forma de que sea a mi a quien extrañe.

—Tengo un mínimo de idea. —murmuró aquella chica con dificultad, todos sonrieron con ternura y exclamaron un aww al unísono, como si estuvieran en un coro, Esteban me dijo con la mirada que volteara a mirar y pues, eso hice.

Ambas chicas estaban abrazadas aún, la rubia abrazaba por encima de los hombros a la de la cabellera larga y negra. Mientras parecía que sollozaba y la otra reía, pasando su mano por la espalda de ella. Oh, qué risa tan linda.

—¿En serio te teñiste de nuevo, Jackie? —dijo la rubia al romper el abrazo, sus manos alisaron el cabello de la otra hacia adelante. —¿Luego que color será? ¿Rojo? —la otra negó con la cabeza divertida y le dio otro rápido abrazo.

—Algo de bueno tiene que tener estudiar de interna y que tus padres nunca te vean. —contestó guiñándole uno de sus verdosos ojos, luego giró hacia nuestro círculo y sonrío en grande. —¡Chicos, qué bueno verlos! —enseguida que ella lo dijo mis compañeros se levantaron de sus asientos y se acercaron a saludarla.

El nacer de un deseo.Where stories live. Discover now