Capítulo nueve: Un comentario.

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Capítulo nueve: Un comentario.

Ya estamos a sábado, ayer tampoco asistimos al colegio por otros leves problemas de resaca y ahora mismo estoy considerando que si no nos ponemos al día el lunes, enseguida que lleguemos, podríamos perder el año, todos.

Jackie no presionó más con el tema de mi hermana y después de lo confesado nada fue incómodo, al menos. Se supone que hoy es mi día libre en la cafetería porque según los ancianos no quieren ir a la cárcel por explotación, todo por culpa de Jackie y los chicos, les dijeron que hoy planeábamos salir por ahí a pasear y yo no quería ir, por trabajar. Chismosos esos.

Ahora mismo aunque suene increíble todos están abajo, bueno, no todos, sólo Jackie, Eva, Jazmine, Evan y Aaron. Esteban se encuentra frente a mi, discutiendo porque no quiero aceptar lo que me han comprado. Pero es que, ¡no es mi puto cumpleaños!

Al parecer antes de venir para acá han dado una vuelta al centro comercial y de casualidad, muchísima casualidad, han visto ropa que "quedaría excelente en mi"

Patrañas.

Suspiré por décimo quinta vez y por fin cogí las bolsas, abrí el pequeño armario y las lancé dentro.

—¿Contento? —inquirí de mal humor y él sonrió.

—Mucho. —luego de eso caminó hacia la puerta, giró el pomo y gritó: —¡Chicos, al fin lo aceptó! —abajo se escuchó un estallido de alegría, rodé los ojos y él me habló, diciendo: —Ahora vámonos.

Asentí, cogí mi billetera, el móvil y avancé hacia él para irnos de una vez.

Por favor que quede claro que al final acepto ir con ellos porque no me dejan en paz y no porque Jackie se va mañana, que quede clarísimo, por favor.

Salimos de la casa y caminamos entre risas y burlas hasta la cuadra donde nos espera el chófer de los tres hermanos y el auto de Esteban, todos van contentos y gracias al cielo a medida en que avanzábamos ninguno de los mal vivientes del lugar decidieron salir de sus hogares, por lo menos. Llegamos hasta los autos y por petición de Evan y siendo obligado por su hermana, me tocó ir con ellos, en la parte trasera, en medio de ambos, Jackie fue de copiloto, en el otro vehículo iría la pareja y torturarían con escenas románticas y seguramente no actas para todo público a mi querido amigo.

Unos minutos luego de que Doss arrancara, en la parte de atrás Eva reía por algún chiste que contó su hermano, luego fue él mismo quien sugirió sacarnos una foto para subirla en sus redes sociales, no podía negarme, y mucho menos cuando Eva lo secundó y también sacó su móvil. Primero sacamos fotos con el celular del muchacho y luego con el de ella, haciendo caras raras, tontas y ridículas, otras simplemente sonriendo, le pedí que me las enviaran y aseguraron que lo harían luego de subirlas, Jackie se quejó en todo el camino porque ella no apareció en ninguna y como venganza nos sacó una cuando observábamos distraídos nuestros celulares. Todo un asco.

Cuando llegamos al centro comercial Jackie le sugirió a Doss venir con nosotros o que fuera a dar un paseo, que luego ella lo llamaría. Él decidió hacer lo segundo y de ese modo volvió a abandonar el estacionamiento, luego de que nosotros nos bajáramos. Al menos él podría salvarse.

***

—¡Oh por Dios, oh por Dios! —exclamó emocionada Eva, quien estaba a mi lado y había dejado a mitad de camino la cuchara de helado dirigida a su boca, ella observaba con asombro, emoción e incredulidad la pantalla de su móvil. —¡Martina Deeks está aquí y reaccionó a nuestra foto! —chilló.

—¿Estás burlándote de mi nombre o algo? —consulté observándola, los chicos rieron pero el único que se movió al lado de ella con interés fue su hermano. —¿Quién es Martina Deeks?

El nacer de un deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora