Capítulo diez: Un beso.

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Capítulo diez: Un beso.

Jackie le pasó su móvil a burbuja y esta lo tomó asintiendo a las palabras que ella le daba, Eva llegó a mi lado dando leves brincos de lo que parecía ser su emoción y luego de hablarlo con su hermano nos miró con una sonrisa, por su parte Jazmine nos observaba a través de la cámara y Jackie estaba de brazos cruzados, aún furiosa, sabia que tenía que preguntar qué rayos le pasaba y porqué se había puesto así pero sentía que no era mi problema, cuando ella bufó por segunda vez yo le dije para hablar y nos alejamos un poco de los chicos.

-¿Jackie? -dije buscando su mirada, la suya estaba clavada en el suelo. -¿Qué pasa, bellota? -decidí utilizar el apodo con el que la tenía agendada en el móvil, sonrió.

-¿Puedes mientras sólo abrazarme? -dijo con timidez. La miré perplejo, no esperaba eso, mucho menos viniendo de ella. -Por favor.

No dije nada más y estiré mis brazos hacia ella, invitándola a que lo hiciera, no lo pensó mucho cuando ya la tenía pegada junto a mi, enrollé mis brazos alrededor de su cintura y ella se aferró a mi pecho. Podría hasta decir que encajábamos perfectamente, se me erizó la piel cuando ella exhaló con tranquilidad y su aire rozó la piel libre de mi brazo. Su perfume, Dios, el olor de su cabello me impregnó por completo y inconscientemente sonreí por pensar que podría tal escena asimilarse con otra.

-¿Me dirás qué ocurre? -consulté subiendo la palma de mi mano por su espalda hasta coger un mechón de cabello y comenzar a jugar con el. -¿Por que te alteró tanto ese comentario?

Ella suspiró y aún aferrada a mi, comenzó a hablar.

-Es que esa chica, la tal Amanda, no me agrada y Eva la adora, yo tuve el disgusto de conocerla allá en Canadá, en un bar, ni siquiera sé cómo la dejaron entrar. -explicó, luego se alejó de mi y volvió a cruzarse de brazos, apartando la mirada. -Renacuaja, deja que la vea.

Dios mío, ¿por que se veía tan tierna? Ahora mismo provoca ser una de esas ancianas que aprietan tus mejillas sin ningún tipo de compasión hacia ti o hacia ellas mismas, ojalá pudiera hacer algo más que sólo apretarlas.

-Oye pero no tienes que hacer caso a lo que ella o otras personas piensen o digan, lo sabes, ¿verdad? -ella no dijo palabra y mucho menos se movió. -Oh vamos, dame una sonrisita, ¿si?

Ella negó con la cabeza y di un paso más cerca, tanteando el terreno.

-Por favor. -dije adoptando el tono de voz que ella misma utilizó hace minutos, la tomé de la barbilla y utilizando esa delicadeza que suele caracterizarme la obligué a mirarme. -Una sonrisa, vamos.

Su intento de sonrisa acabó en una mueca, reí y la atraje hacia mi pecho, ahí nos abrazamos por unos segundos y luego de manera automática dejé un beso en su frente. Fue entonces que sonrió y me apretó hacia ella un poco más.

Y rayos, ahora yo no me quería separar.

***

-¿Quién demonios escogió esta porquería de película? -Esteban se atrevió a decir lo que seguramente todos pensábamos. -Jazmine, ¿no habías dicho que era súper guay? -reclamó.

-El tráiler era alucinante, lo juro. -contestó ella. Todos ya habían abandonado el lugar y nosotros seguíamos aquí, mirando los créditos.

Luego de varios segundos soltando suspiros frustrados todos decidieron levantarse para salir de la sala, los mellizos, quienes se habían sentado a cada esquina de todos se la pasaron prácticamente toda la hora sacando fotos, fueron ellos los únicos que no se quejaron y quienes ya estaban al final de los escalones, esperando por nosotros.

El nacer de un deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora