007

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007: Lluvia, lodo y aire acondicionado

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—Kennedy, ¿acaso no sabes jugar mejor?

Habíamos empezado a jugar hacían ya varios minutos, me estaba ganando por dos puntos. Yo prácticamente ni me movía, después del episodio pasado no entiendo como se mueve tan rápido.

—Cierra la boca, te pateare el trasero.

El comenzó a reír, y mi canal auditivo jamás agradeció algo más. ¿Como puede un chico escucharse así de bien solo riendo? Es una risa tan genuina que mi corazón se detiene con solo escucharla.

En un movimiento, caí de trasero al suelo. El balón pasó por mi lado y seguido de eso tenía un cuerpo pesado sobre mi. Comencé a quejarme y el comenzó a reír nuevamente.

Maldito, moriré ahogada por su culpa.

—¡Fuera! ¡Me asfixias!

Finalmente se puso de pie a medias, pues aún estaba sentado sobre mi. Impidiéndome ponerme de pie, y mirándome con expresión burlona.

—Sabes que gane.

—Pudrete.

El sonrió, acercó su rostro hacia mi. No podía moverme, simplemente no podía. Estaba congelada, todo estaba en cámara lenta.

—¿Ah si? Pues tú te pudrirás conmigo, porque, ¿sabes una cosa?

—¿Que?

Y sucedió.

No.

No me beso.

Me lleno la cara de una sustancia líquida viscosa. Luego se puso de pie y comenzó a reír, me pasé las manos por el rostro para quitarme lo que sea que me haya puesto y mire mis manos.

Lodo, me lleno de lodo.

Maldito, ya valiste.

Comencé a correr detrás de él, y adivinen que, no lo alcance. El me atrapó a mi, me tomó como un saco de papas y me puso en el césped de nuevo.

Pase la mano por el lodo sin que el lo notara, y me acerque. Mis labios estaban a centímetros de los suyos, sentía su respiración demasiado cerca.

Y justo cuando pensó que lo besaría, lo llene de lodo.

La venganza es dulce, y es un plato que se sirve frío. La venganza es helado de chocolate.

Lodo, en este caso.

—¡Ahh!

Me puse de pie y comencé a correr. Pero no lo logré, las gotas de lluvia me nublaron la vista y...

¡Esperen! ¿Lluvia?

Oh mierda, esta lloviendo. Y la maldita está congelada.

—Jen, vámonos. Esta lloviendo muy fuerte.

¿Desde cuando me llama Jenn? Sacudí mi cabeza y lo miré. Ambos comenzamos a correr a la moto.

Sin pensarlo se subió a ella, me hizo una seña con la cabeza para que me subiera también. Me monte en ella y me abrace a él para no caerme.

—¿No quieres el casco?

—¡Arranca de una vez! ¡Se nos pegará una hipotermia o pulmonía!

Three Point Shot | Libro I |  ✓. Where stories live. Discover now