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020: Arruinar
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Aarón Lightwood

Perdimos el partido.

No me pregunten cómo, simplemente sé que cuando estábamos a punto de hacer un empate Blake se puso a discutir con el número catorce del equipo contrario. Ambos empezaron a gritarse en medio de el campus y Blake lo golpeo, al final nos descalificaron por culpa de West y no tengo ni media palabra para describir lo que sentí cuando eso sucedió. Jenna estaba en las gradas mientras todo sucedía, el coach le gritaba a West lo imbécil que era y en un segundo todo cambio.

Los jugadores terminamos en casa de Jenna, con el estómago vacío y el corazón roto por perder el primer partido de la temporada.

—¡West, tráeme una maldita cerveza pedazo de imbécil!

—John, ¿Podrías dejar de insultarlo? Le duele la cabeza por el golpe —regañó Jenna al entrenador.

—Le dolerá más el lunes cuando tenga que recorrer más de catorce manzanas corriendo.

Jenna le estuvo poniendo hielo en el ojo desde que salimos del partido a Blake, todo porque había golpeado a aquel jugador y digamos que no había golpeado a nadie más, en toda su vida.

—Lárgate a hacer el chequeo mensual del equipo y deja al niño en paz John, ambos sabemos que cuando peleabas en la escuela también llorabas como niña... —la voz de la madre de Jenna nos llamó la atención a todos, pero ella continuó curando al jugador como si no le interesara en lo más mínimo.

—No digas cosas que no son, tú y yo no cursábamos los mismos grados y...

—Sal de aquí John.

Y así fue como el entrenador desapareció en menos de dos segundos.

—Desearía poder hacerlo desaparecer de esa manera —el comentario de Blake hizo a la esposa del entrenador reír seguido de esto un quejido salió de sus labios —¡Auch! ¡Jenna!

—Cállate, si te sigues moviendo será peor.

Los demás jugadores siguieron tomando y lanzando algunos comentarios. No había una química de fiesta en toda la casa y el ambiente estaba muy tenso por el partido fallido.

Había un pequeño sonido de una melodía, vagamente se escuchaba y prácticamente estaba apagada. Las caras largas estaban por todo el salón y no faltaban los que insultaban a Blake por su pelea estelar.

Mi mirada se dirigió a la peli negra que estaba sentada en la mesa de centro, sosteniendo una bolsa con hielo y una toalla en donde limpiaba los restos de sangre que desprendía la ceja de el idiota de West.

Y en ese momento, la hijastra de el entrenador se puso de pie, sorprendiéndonos a todos, ya que no estaba en el suelo.

Estaba sobre la mesa...

Jenna Kennedy

Las miradas de los casi treinta jugadores de baloncesto estaban sobre mi y la jersey de el número treinta. Mis pies estaban sobre la mesa de cristal que tanto trabajo le había costado conseguir a mi madre en una subasta de internet, John estaba en su habitación llorando en silencio y mi madre estaba sentada en el sofá mirando instagram como si su vida dependiera de ello.

—¡¿Enserio continuarán así?! ¡Parecen un grupo de niños sin dulces en una estúpida feria infantil!

La mirada de mi madre sobrepasó el celular y termino en mi. Los chicos me miraron enojados, Blake sostuvo su bolsa de hielo con cansancio.

—¿Que pretendes que hagamos? El estúpido de Blake arruino el partido y nos descalificaron por su culpa —el comentario de Jack hizo aclarar que estaba sumamente ebrio y molesto.

—¿Y por eso tienes que embriagarte como un imbécil?

—No, pero al menos me olvido de lo que este hizo por un segundo —apoyó Matt.

—¿Al menos saben el porque lo golpeó? Exacto no lo saben, a ver ¡Pregúntenle!

—Blake West Freeman, alias el estúpido que siempre arruina todo, ¿Por qué demonios golpeaste al defensor principal de los estúpidos Jaguars haciéndonos perder el primer maldito juego de la temporada?

—Son los Tigers —corrigió a Luke, quién estaba un poco menos ebrio que los demás.

—Da igual —respondió el susodicho.

—Ese idiota era el novio de mi hermana y, ¿Saben que? La golpeó.

Todos y cada uno de los jugadores, incluidos mi madre y Lightwood contuvieron el aliento.

—¿Aún les interesa más el partido? —pregunté.

Los insultos al jugador volaban por la sala de estar de mi casa, y no dudaba que esta vez iban dirigidos al ex novio de la hermana de West.

—Vámonos.

Sentí como unas manos me levantaban de la mesa, haciéndome elevar en el aire, sosteniéndome por las caderas y...

—Aarón, ¿Qué demonios haces con mi hija encima como un maldito costal de papas? —el entrenador apareció en la sala de estar con una cerveza en mano.

—Iré a distraerme, Coach.

Y cerró la puerta como si el mandara. Definitivamente se deshidrataría por los kilómetros que tendría que correr por todo el estado gracias a Jonathan cuando regrese a las prácticas, Jonathan jamás le perdonará eso.

[...]

Llevábamos al menos media hora en el auto, Aarón conducía a una velocidad prudente y digamos que la radio no estaba en el volumen mínimo. Mis manos estaban sobre mis muslos, miraba por la ventana y aspiraba el aroma a auto nuevo.

El auto de Aaron es un Mustang azul, tiene un equipo de música increíble y está limpio desde el motor hasta el baúl. Aparentemente el jugador traía algo con la limpieza en su auto y el orden. Además de la música repentinamente alta y retumbante. Algo que sin duda no me molesta para nada.

Aparcó frente a una cafetería, y mi mirada de confusión le hizo saber que ni tenía la más mínima idea de que hacíamos aquí.

—Si sabes qué hay más de una cafetería en el pueblo a las que podíamos a ver ido, ¿Cierto?

—Si, pero necesitaba alejarme de allí un rato. ¿Quieres un muffin?

—De hecho, si.

Ambos bajamos del auto y entramos al local. Aarón fue directo a la caja registradora a pedir nuestra orden, yo me senté en una de las mesas para esperarlo. Mi celular empezó a resonar, al ver el nombre en la pantalla los nervios empezaron a apoderarse de mi. Marilyn me estaba llamando, y no solo eso, tenía ya dos llamadas perdidas suyas.

—¿Dónde te metiste? —fue lo primero que escuche al responder la llamada, se escuchaba música de fondo y varios gritos alrededor.

—Eh... me fui de la fiesta.

—¿Por qué? Todos estamos aquí, Malcom trajo unos amigos y están haciendo una mezcla de bebidas, deberías venir.

—No lo creo, Jonathan está resentido porque perdimos y el equipo no irá a la fiesta. Están todos en casa con cara de burro —respondí mirando a la caja registradora, Lightwood había desaparecido de mi vista, ya no estaba allí.

—¿No dijiste que estabas en tu casa? Si los del equipo están allá, tú dónde estás?

—Eh, bueno...

—¡Dos cafés helados de vainilla con muffins de chocolate! —Aarón apareció en mi vista con el pedido en mano, le hice una seña para que se callara a lo que me miró confundido.

Three Point Shot | Libro I |  ✓. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora