041

1.3K 67 2
                                    


041: Enamorado hasta el culo
.
.
.
.
.

Había decidido hablar con Ashton de lo qué pasó. Así que para mi no fue sorpresa verle la cara llena de sangre tan pronto entre a los vestidores.

—¡Joder! ¿Estas bien? —pregunté viéndolo. Llevaba una servilleta en la nariz, tenía la nariz súper inflamada y la cara súper roja.

—Si, mejor que nunca.

—Bien —suspire poniéndome de pie frente a él—, ¡Entonces porque demonios hiciste eso! ¡No sabes la que acabas de liar! ¡Me haz metido en un jodido dilema que no tiene solución!

—Detente, detente, detente —pidió moviendo la mano frente a mi repetidas veces—, Con en dolor de cabeza que tengo y tú me gritas. Baja un poquito la voz, Kennedy, que me aturdes.

—Perdón pero es que... ¡Dios! ¿Ashton porque tienes que hacer este tipo de cosas?

—¿Cómo que por qué? —preguntó con incredulidad—, Jenna yo ya te dije todo lo que tenía que decirte. Mis acciones de ahora en adelante no tienen que ser escondidas; me importa un cuerno si el universo entero sabe lo que siento por ti.

—Haber Ashton —tome una bocanada de aire mirando hacia los lados para intentar ver si había alguien escuchando, al ver que estaba vacío, proseguí—, Tienes que entender que aunque tú sientas eso por mi yo no estoy en el mismo rumbo que tú. No siento lo mismo que tú.

—¿No sientes lo mismo que yo? Ay por favor Jenna —río con burla—, Ayer cuando te metía la lengua en la garganta no parecía lo mismo.

Abrí los ojos como platos sintiendo el rubor subir a mis mejillas. Negué viéndolo, sonreía tan burlón que parecía el mismísimo gato de Alicia en el país de las maravillas.

—Joder es que tú no te puedes tomar nada enserio. Ni con la nariz rota entiendes las cosas —puse mi mano derecha en mi sien, la situación me estaba aproximando un dolor de cabeza infinito.

—No, no Jenna. Aquí la que estás mal eres tú.

—¿Yo? ¿Y yo porqué?

Ashton sonrío dejando de lado la servilleta húmeda en sangre y aspirando un poco. Vi como arrugo el ceño por el ardor que eso le causó, pero sin más, dirigió sus manos a mis caderas. No me inmuté, viendo que estaba por hacer.

Sus manos me jalaron hacia el, apegándome a su cuerpo. Estaba en el medio de sus piernas. En ese pequeño espacio que quedaba mientras el me veía a los ojos. No estaba sobre el y tampoco rozaba otras cosas, estaba a una distancia comprometedora pero aceptable. Y eso para mi, significaba respeto.

—¿Cuándo vas a entender que estoy enamorado hasta el culo de ti y tu horrible actitud?

—Bueno, al menos podrías dejarme entenderlo, a penas y me enteré hoy, sabelotodo.

—Olvidaba esa parte —rio bajando las manos un poco pero sin llegar a otros lados. Sus manos estaban ahí, sobre mi cadera, ni más ni menos.

—Bueno, es mejor que la recuerdes bien. Necesitaré terapia después de esto.

—La futura psicóloga necesita terapia, quien lo diría —río con gracia, rodé los ojos empujándolo un poco a modo de broma.

Three Point Shot | Libro I |  ✓. Where stories live. Discover now