Brandon

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Mi vecino Brandon era el mayor de ocho hermanos todos rubios guapos y simpáticos.
Su padre trabajaba de directivo en las oficinas del concesionario de compraventa de vehículos que pertenecía a la misma empresa en la que trabajaba el mío,
con la gran diferencia que ambos iban al trabajo con indumentaria muy diferente, el suyo siempre en impecable traje y el mío con el típico mono azul, aparte que la diferencia de los ingresos económicos  estaba bastante latente el como subdirector y mi padre formando parte de la plantilla obrera.
Recuerdo como Brando solía continuamente pavonear delante de mi casa cuando salía  con su familia en su gran ranchera al campo o bien al lago Michigan buscando  con ello intentar causarme celos acerca del buen coche que su padre tenía, algo que a mí me traía sin cuidado.

Ciertamente reconocía tenía una casa mucho mejor que la mía un buen coche una gran familia numerosa un cuerpo atlético pues era un crack del baloncesto etcétera pero de todo ello me daba igual lo que profundamente  abatía y azotaba mi pequeño corazón es que él y Juliet eran novios y siempre se les veía como si estuvieran en las nubes porque la chispa del enamoramiento había aprendido fuerte en sus corazones y todo les era perfecto
Tristemente sabía en lo  mas profundo que  nunca tendris ninguna oportunidad de que ella se fijara algo en mí, ya que Brandon tenía todo de lo que yo carecía, y que a una chica de diesiciete años le atraía.
Yo solamente era un tipo empollón que se utilizaba por su cerebro en momentos puntuales.
El y juliet, paseaban y les gustaba mucho montar juntos en biciclets
Brandon tenía una impresionante bicicleta de carrera con velocidades la tenis súper cuidada con bonitas pegatinas y unas llantas
brillantes y perfectas. Juliet también tenía otra bicicleta de color rosa con una cesta de mimbre en la parte delantera por lo que a menudo solían ir los dos a clase en bicicleta ella le esperaba en el porche de su casa y juntos iban.
en perfecta armonía y dado que el Instituto estaba tan solo dos manzanas de nuestras casas solían hacer un recorrido más amplio para pedalear más tiempo y estar juntos más tiempo.

En ocasiones coincidían conmigo por el camino entonces ella me saludaba con una ligera sonrisa mientras él me mostraba una gran mueca de satisfacción.

Yo entonces seguía mi camino a pie el cual me resultaba algo angosto pues la pesada cartera de cuero que había heredado de mi padre me colgaba hasta las rodillas dificultando mis cortos pasos.
La ley del chantaje y del abuso estaba escrita en los anales de la historia de aquella penosa vida y esa especie de mezcla entre miedo y sumisión con respecto a Brando la asumía como parte de ella.
Ello debido a que asumía realizarse los ejercicios de matemáticas y los de física y los de química y que gracias a ese esfuerzo extra que realizaba a su favor el solía
pasar el curso siguiente lo cuál le era necesario para poder seguir perteneciendo como pivot del equipo de baloncesto ya que como repetidor quedaría excluido.
Había aprendido a escribir su propia letra y sus propios números de modo que solo tenía que transcribir les los deberes y en ocasiones hasta los exámenes y las cosas estarían bien para
Entre los dos existía una complicidad egoísta por su parte y sumisa por la mía.

el fabricante de perlasWhere stories live. Discover now