Capítulo 5 // ¿Que auto volador?

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El gran salón se fue llenando con todos los alumnos que platicaban animadamente entre ellos, Abril miro la mesa principal donde estaban los profesores, ella repaso los asientos y pudo ver a Gilderoy Lockhart vistiendo una horrorosa túnica color verde. Miro una vez mas la mesa de los Gryffindor pero no encontró a Harry ni a Ron.

—Abril — susurro Lavender que estába sentada aun lado suya.

—¿Que ocurre, Lavender?

—Cédric Diggory no te quita los ojos de encima — comento con algo de envidia.

—Son ideas tuyas, Lavender.

Ella miro de reojo la mesa de Hufflepuff y vio que efectivamente Cédric la estaba observando pero Abril decidió no voltear a verlo.

—Si, claro — contestó Lavender — ¿Cual es tu secreto para atraer a los chicos?

Antes de que Abril pudiera contestar, Hermione preguntó:

—Abril, ¿No has visto a Harry o a Ron?

Ella negó con la cabeza, en ese momento las puertas se abrieron y los de primer año entraron, todos o al menos la gran mayoría tenían miradas nerviosas, Abril pudo reconocer a su prima Helena y a su amiga Ginny con gran facilidad, pues su cabello rojo las delataban.

En la mesa principal el profesor Dumbledore comenzaba su discurso de bienvenida a los nuevos alumnos, al terminar dio paso a la ceremonia de selección. La profesora McGonagall pasó al frente y puso en un taburete, el famoso sombrero seleccionador.

Después del anual canto del sombrero, la profesora McGonagall comenzó a leer los nombres de los nuevos estudiantes. Uno a uno los nuevos pasaban a por el sombrero y este gritaba la casa a la cual se unirían.

—¡Black - Helena! — anunció la profesora McGonagall.

El sombrero tardó un pequeño momento en elegir pero al final anunció;

—¡SLYTHERIN!

La mesa de Slytherin se lleno de aplausos, y Abril pudo ver a Miranda contenta de que su hermana estuviera en su casa, por otro lado Helena se paró con una expresión de terror que supo ocultar bien.

—¡Greengrass - Daphne! —Anunció la profesora McGonagall.

El sombrero se tardo un buen rato en decidir la casa de esta chica, pero finalmente anunció:

—¡SLYTHERIN!

La mesa se volvió a llenar de aplausos y celebraciones, esta chica se sentó junto a Helena.

Después de varios niños y casi hasta el final, el turno de Ginny llegó, tambaleante y completamente roja, Ginny se puso el sombrero y casi al instante dijo:

—¡GRYFFINDOR!

La mesa se llenó de aplausos y Ginny fue recibida por sus hermanos, seguidamente el profesor Dumbledore dio unas palabras antes de dar comienzo al festín. Mientras Abril devoraba unas alitas de pollo pudo ver pasar a el profesor Snape y a la profesara McGonagall, el primero con una media sonrisa en los labios, cosa rara, y a la segunda con una expresión de ira pura.

Abril se preguntó que es lo que habrá pasado para que la profesora se pusiera tan furiosa y el profesor Snape se pusiera a reír, aun que no hubo la necesidad de indagar demasiado, las personas murmuraban que Harry Potter y otro chico habían llegado volando en un auto.

Finalmente el banquete término y pusieron rumbo a la torre de Gryffindor junto con los niños nuevos.

—No te ves nada bien — comento George aun lado de Abril.

—¡Vaya, gracias! — comentó sarcástica — a las chicas nos encanta oír ese tipo de comentarios.

—No me refería a eso te ves algo pálida.

—Creo que comí demasiado, además estoy preocupada por Ron y Harry.

—Venga, hay que esperar a Harry y al tonto de Ron — dijo abrazándola.

Al llegar a la torre, Hermione y Abril esperaron afuera. Estuvieron poco tiempo hasta que vieron a Harry y Ron, ambos intentando entrar a la sala común.

—¡Por fin los encontramos! — exclamó Abril.

—¿Dónde se habían metido? Corren los rumores más absurdos... Alguien decía que os habían expulsado por haber tenido un accidente con un coche volador.

—Por favor, digan que no es cierto — dijo Abril.

—Bueno, no nos han expulsado — garantizó Harry.

—¿Quieres decir que habéis venido hasta aquí volando? —preguntó Hermione, en un tono de voz casi tan duro como el de la profesora McGonagall.

—Ahórrate el sermón —dijo Ron impaciente — y dinos cuál es la nueva contraseña.

—Es «somostontos» —dijo molesta Abril.

Ron dijo la contraseña y la dama gorda se rió.

—Ja Ja, muy graciosa, Abril — dijo sin ánimos Ron —dime la contraseña.

—Es «somormujo» —dijo Hermione deprisa — pero ésa no es la cuestión...

No pudo terminar lo que estaba diciendo, sin embargo, porque el retrato de la señora gorda se abrió y se oyó una repentina salva de aplausos.

Al parecer, en la casa de Gryffindor todos estaban despiertos y abarrotaban la sala circular común, de pie sobre las mesas revueltas y las mullidas butacas, esperando a que ellos llegaran.

Unos cuantos brazos aparecieron por el hueco de la puerta secreta para tirar de Ron y Harry hacia dentro, Hermione y Abril entraron detrás de ellos.

—¡Formidable! —gritó Lee Jordan —. ¡Soberbio! ¡Qué llegada! Habéis volado en un coche hasta el sauce boxeador. ¡La gente hablará de esta proeza durante años!

—¡Bravo! —dijo un estudiante de quinto curso con quien Harry no había hablado nunca.

Alguien le daba palmadas en la espalda como si acabara de ganar una maratón. Fred y George se abrieron camino hasta la primera fila de la multitud y dijeron al mismo tiempo:

—¿Por qué no nos llamaron?

Ron estaba azorado y sonreía sin saber qué decir. Harry se fijó en alguien que no estaba en absoluto contento. Al otro lado de la multitud de emocionados estudiantes de primero, vio a Percy que trataba de acercarse para reñirles.

Harry le dio a Ron con el codo en las costillas y señaló a Percy con la cabeza. Inmediatamente, Ron entendió lo que le quería decir.

—Tenemos que subir..., estamos algo cansados —dijo, y los dos se abrieron paso hacia la puerta que había al otro lado de la estancia.

Hermione inmediatamente intento ir tras ellos pero Abril la detuvo.

—Venga Hermione, no vale la pena regañarlos ahora, mejor vamos a nuestra habitación.

Subieron una escalera de caracol, luego derecho hasta el final, hasta la puerta de su antiguo dormitorio, que ahora lucía un letrero que indicaba «Segundo curso».

Penetraron en la estancia que ya conocían; tenía forma circular, con sus cinco camas adoseladas con terciopelo rojo y sus ventanas grandes.

Les habían subido los baúles y los habían dejado a los pies de sus camas respectivas. Abril sonrió a Hermione con una expresión de culpabilidad.

—Oye Hermione, que te parece si el próximo año nosotras también...

Fue cortada por una almohada que le lanzo Hermione.

—Que ni se te ocurra, Abril — dijo seria.

—Bien, ya lo entendí, aguafiestas — murmuró mientras se acostaba en su cama.






Abril en Hogwarts: La Camara SecretaWhere stories live. Discover now