Capitulo 22 // Cuarto ataque

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A al bajar Harry les contó a Abril, Hermione y Ron, que habia averiguado el funcionamiento del diario. Y que Tom Ryddle, le mostró sus recuerdos y le enseño que el qué abrió la Cámara de los Secretos hace cincuenta años fue Hagrid.

Los cuatro siempre habían sabido que Hagrid sentía una desgraciada afición por las criaturas grandes y monstruosas.

Abril estaba segura de que si de niño, Hagrid se enteró de que había un monstruo oculto en algún lugar del castillo, hizo lo imposible por echarle un vistazo.

Seguro que le parecía inhumano haber tenido encerrado al monstruo tanto tiempo y debía de pensar que el pobre tenía derecho a estirar cuanto quisiera sus numerosas piernas.

Podía imaginarse perfectamente a Hagrid, con trece años, intentando ponerle un collar y una correa. Pero también estaba segura de que él nunca había tenido intención de matar a nadie.

—No nos podemos fiar de lo que diga ese libro — dijo Abril, entre dudosa y curiosa.

—A lo mejor Ryddle se equivocó de culpable — apoyó Hermione —. A lo mejor el que atacaba a la gente era otro monstruo...

—¿Cuántos monstruos crees que puede albergar este castillo? —le preguntó Ron, aburrido.

—Ya sabíamos que a Hagrid lo habían expulsado —dijo Harry, apenado—. Y supongo que entonces los ataques cesaron. Si no hubiera sido así, a Ryddle no le habrían dado ningún premio.

Ron intentó verlo de otro modo.

—Ryddle me recuerda a Percy. Pero ¿por qué tuvo que delatar a Hagrid?

—El monstruo había matado a una persona, Ron —contestó Hermione.

Ron se mordió un labio y luego vaciló al decir:

—Tú te encontraste a Hagrid en el callejón Knockturn, ¿verdad, Harry?

—Dijo que había ido a comprar un repelente contra las babosas carnívoras —respondió Harry.

Se quedaron en silencio. Tras una pausa prolongada, Hermione tuvo una idea elemental.

—¿Por qué no vamos y le preguntamos a Hagrid?

—Sería una visita muy cortés —dijo Abril—. Hola, Hagrid, dinos, ¿has estado últimamente dejando en libertad por el castillo a una cosa furiosa y peluda?

Al final, decidieron no decir nada a Hagrid si no había otro ataque, y como los días se pasaron sin siquiera un susurro de la voz que no salía de ningún sitio, albergaban la esperanza de no tener que hablar con él sobre el motivo de su expulsión.

Abril habló con Hermione sobre el sueño que tuvo, aunque Hermione le dijo que no se podía fiar de un sueño, la única información que pudieron sacar del sueño fue que Mike muy posiblemente sabría quien abrió la Cámara hace nueve años.


Ya habían pasado un buen tiempo desde que petrificaron a Justin y a Nick Casi Decapitado, y parecía que todo el mundo creía que él agresor, quienquiera que fuese, se había retirado, afortunadamente.

Ernie Macmillan, un día, en la clase de Herbología, le pidió cortésmente a Harry que le pasara un cubo de hongos saltarines, y en marzo algunas mandrágoras montaron una escandalosa fiesta en el Invernadero 3. Esto puso muy contenta a la profesora Sprout.

—En cuanto empiecen a querer cambiarse unas a las macetas de otras, sabremos que han alcanzado la madurez —dijo a Harry —. Entonces podremos revivir a esos pobrecillos de la enfermería.

Durante las vacaciones de Semana Santa, los de segundo tuvieron algo nuevo en que pensar. Había llegado el momento de elegir optativas para el curso siguiente, decisión que al menos Abril y Hermione se lo tomaron muy en serio.

Abril en Hogwarts: La Camara SecretaWhere stories live. Discover now